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El FMI mejora una décima la previsión de crecimiento de la economía mundial hasta el 3,5% en 2017

  • Señala la mejoría a partir del alza del precio de las materias primas
  • El proteccionismo y una veloz subida de los tipos en EE.UU., entre los riesgos
  • Insiste en el reparto desigual del crecimiento y las dudas sobre los emergentes

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Imagen de archivo de Donald Trump
Imagen de archivo de Donald Trump

El Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que la aceleración de la economía mundial comienza a dar señales positivas y en la edición de abril de sus Perspectivas de la Economía Mundial (informe WEO, en inglés) eleva las proyecciones de crecimiento revisadas en enero en una décima hasta el 3,5% en 2017 y mantiene en el 3,6% las de 2018.

Los impulsos a este crecimiento tienen que ver con el robustecimiento de la demanda mundial, según el FMI, sumadas a las restricciones de la oferta de petróleo, que ha contribuido a subir el precio de las materias primas y dejar atrás los mínimos de principios de 2016. En el lado contrario, asegura el Fondo, es probable que los problemas estructurales -débil crecimiento de la productividad y la aguda desigualdad del ingreso- persistan.

"El impulso en la economía global ha estado aumentando desde la mitad del pasado año, lo que nos ha permitido reafirmar nuestros pronósticos de mayor crecimiento este año y el próximo", ha explicado durante la presentación del informe el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld.

A pesar del optimismo, la institución que dirige la francesa Christine Lagarde apunta que el crecimiento sigue siendo débil en muchas economías avanzadas y destaca las dificultades de los exportadores de materias primas.

Señala el FMI que, aunque existe la posibilidad de que el crecimiento supere las expectativas a corto plazo, hay significativos riesgos que sigue "opacando" la proyección a medio y largo plazo, y que tienen que ver con giros como de Estados Unidos y las políticas de Donald Trump hacia el proteccionismo y el ritmo al que incrementen los tipos de interés, que podría provocar una "fuerte apreciación del dólar".

La proyección para la primera economía del mundo no cambia con respecto a enero, con un crecimiento del 2,3% para este año. Son seis décimas más que las de la zona euro, en el 1,7% -una décima más que enero- y, solo por debajo de España entre las principales economías, que crecería un 2,6% en este ejercicio, tres décimas por encima de la última previsión, y un 2,1% en 2018.

El Reino Unido no acusa el Brexit

Mientras Alemania, Francia e Italia tienen una previsión de una décima más y crecerían un 1,6%, un 1,4% y un 0,8%, respectivamente. Sí aumenta significativamente la de Reino Unido, en medio punto hasta el 2% y, que como constata el FMI, no ha sufrido las consecuencias del Brexit, votado el pasado mes de junio.

Entre las economías avanzadas, se revisarán al alza las proyecciones de crecimiento de Estados Unidos con respecto a octubre, porque se presume que se pondrá en marcha una distensión de la política fiscal y por el "ligero aumento de la confianza tras las elecciones" de noviembre. También han mejorado las perspectivas de Europa y Japón gracias a la recuperación del segundo semestre de 2016, según los economistas del Fondo.

China, tampoco ha perdido vigor, gracias a las políticas de estímulo en marcha, aunque el Fondo Monetario observa una excesiva dependencia de la expansión del crédito que debe reducir. Esto podría incurrir en otro de los riegos, el endurecimiento de las condiciones de crédito en países emergentes.

No obstante, mejoran las previsiones de China -del 6,6% al 6,7% en 2017-, amparada en políticas de respaldo más fuertes de lo previsto.

India, que prevé el mayor crecimiento mundial en este año hasta al 7,2%, es sin embargo corregida en cuatro décimas menos respecto a la proyección de octubre.

Brasil, el motor latinoamericano en recesión

Las revisiones a la baja de los pronósticos de crecimiento de las economías de mercados emergentes y en desarrollo son resultado del deterioro de las perspectivas de varias economías grandes, según el FMI, especialmente de América Latina y Oriente Medio.

Brasil, por ejemplo, venía de estar sumido en una profunda recesión y crecería el 0,2% en 2017, pero es tres décimas inferior a la previsión de octubre. La mejora de la situación de Brasil es fruto de "una menor incertidumbre política, la distensión de la política monetaria y el avance del programa de reforma", señala el Fondo en su informe. Argentina, con una expansión prevista en 2017 del 2,2%, frente a la caída del 2,3% de 2016, dejará atrás también la recesión, Ecuador y Venezuela seguirán en crisis.

De hecho, la situación de Venezuela seguirá siendo el punto negro de la economía latinoamericana, ya que, según el FMI, el gigante petrolero seguirá sufriendo "graves distorsiones económicas y severas restricciones en la importación de bienes intermedios y un aumento de la inflación". Y, según sus estimaciones, su PIB retrocederá un 7,4% en 2017 y un 4,1% en 2018.

La previsión de México cae, como ya se avanzó en enero, en seis décimas (1,7%), "la corrección a la baja del crecimiento, un total de 1,2 puntos porcentuales en el curso de dos años, se debe al empañamiento de las perspectivas de inversión y consumo" en el país tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, según el Fondo Monetario.

India, que prevé el mayor crecimiento mundial en este año hasta al 7,2%, es cuatro décimas inferior a la proyección de octubre.

En las economías ricas una proporción sustancial de los frutos del crecimiento no llega a manos de los grupos que tuvieron menos acceso a los ingresos, según el Fondo Monetario. La desigualdad sigue siendo sustancial en los países más pobres, señala, "pero estos tienen un margen mayor de convergencia" hacia la prosperidad, y han podido incrementar sustancialmente los ingresos. En su opinión, el comercio internacional ha sido clave del éxito.

Defensa del libre comercio

Por eso, el FMI vuelve a resistirse a las limitaciones del comercio mundial. "El sistema de relaciones económicas internacionales que nació después de la Segunda Guerra Mundial se encuentra sometido a graves tensiones, a pesar de los beneficios globales que ha generado", asegura.

Lo que deben hacer las autoridades según el FMI además es la "dura labor" de invertir en sus propias economías, y especialmente en la población, para poder hacer frente mejor a un sin número de cambios estructurales actuales y posibles, tales como las "cambiantes modalidades de la globalización".

Las reformas pueden centrarse en políticas laborales activas, mayor progresividad laboral tributaria, una inversión en educación más eficaz y cambios en los mercados de vivienda y crédito que faciliten la movilidad de los trabajadores.