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Festival de Málaga

Álex de la Iglesia: "En la vida ganan los malos constantemente y lo vemos en el telediario"

  • El bar inaugura la Sección Oficial del XX Festival de Málaga fuera de concurso
  • RTVE.es entrevista al director y Mario Casas, Blanca Suárez y Carmen Machi
  • Mario Casas: "En las situaciones a vida o muerte al final sale tu verdadero yo"

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ALEX DE LA IGLESIA PRESENTA "EL BAR" EN EL FESTIVAL DE CINE DE MÿLAGA
El director Álex de la Iglesia y los actores de 'El bar' en el Festival de Málaga: Jaime Ordóñez, Secun de la Rosa (2i), Blanca Suárez, Carmen Machi (2d) y Mario Casas (d).

Tras estrenarse en la Sección Oficial de la Berlinale fuera de concurso, El bar de Álex de la Iglesia abre este viernes sus puertas en la XX edición del Festival de Málaga, que inaugura en Sección Oficial, también fuera de concurso, antes de estrenarse el próximo viernes 24 en los cines.

Se trata de una película "difícil de definir", pues es un thriller de misterio con toques de comedia y terror pues la cinta se va "oscureciendo" al descubrir los personajes que "el miedo está instalado en su personalidad", según explica De la Iglesia en una entrevista con RTVE.es en Málaga.

El del cineasta bilbaíno es un bar castizo del centro de Madrid, regentado por Amparo (Terele Pávez), en cuya barra clientes de toda la vida y desconocidos comparten cafés, churros y porras. Esa mañana se congregan allí un hipster (Mario Casas), entretenido con su portátil mientras Trini (Carmen Machi) se va gastando todas las monedas del dinero de la compra en la máquina tragaperras y el resto de oficinistas que toman café aguantan las gracias de Israel (Jaime Ordóñez), el vagabundo alcohólico que desayuna cada día en el bar gracias a la generosidad de la dueña del local. El camarero, Satur (Secun de la Rosa), se alegra la vista con la llegada de Elena (Blanca Suárez), una joven que acude a una cita y que ha tenido que hacer escala en el bar para recargar su teléfono. Uno de los oficinistas tiene prisa y, al salir por la puerta, recibe un disparo en la cabeza, y la persona que sale a la calle a socorrerlo también. El resto quedan atrapados dentro del bar y no saben si se trata de un loco que dispara desde un tejado o si es que los disparos tratan de evitar que alguien salga del local.

Personajes encerrados que se revelan

Aunque niega ser un director de "obsesiones", en su decimocuarto film, el director y guionista bilbaíno vuelve a recurrir al encierro de sus personajes en un espacio único, como ya hiciera su admirado Buñuel magistralmente en El ángel exterminador (1962), y en situaciones límite en las que cada uno muestra su verdadero ser.

"Se trata solo de una constatación de una realidad: todos estamos encerrados, sin necesidad de barreras ni límites. Todos estamos encerrados en un personaje y estamos acostumbrados a hacer una serie cosas y conocer una serie de gente y te cuesta muchísimo salir de ahí; tu vida de alguna manera está prisionera en un personaje, en una situación en la que no hay salida. Es más; en el momento que nos encontramos parece como que no hay solución a los problemas y no la va a haber porque no hay un argumento, como en las películas, no hay ideologías, no hay una herramienta que nos sirva para abrir la puerta de una situación de crisis que de alguna manera nos angustia", reflexiona el cineasta de 51 años.

Coincide con esta tesis Mario Casas, que rueda por tercera vez con De la Iglesia tras Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche, y que considera que la sociedad en la que vivimos nos fuerza a "crear personajes para evitar que nos hagan daño como seres humanos y que nos afecten las cosas". "Parece que vamos creando como capas y uno no se muestra como es, pero en estas situaciones a vida o muerte al final tal vez sale tu verdadero yo", dice a RTVE.es el actor gallego, cuyo personaje en El bar es un hipster "que se esconde tras una barba" y que "parece cobarde al principio, pero se va transformando conforme va tomando una serie de decisiones".

"Creo que nos podemos convertir en verdaderos monstruos en según qué situaciones, y esta película es el mejor ejemplo porque hay un gran catálogo de monstruosidades y formas de comportamiento quizás no moralmente correctas, pero esta es la realidad. Yo no pondría la mano en el fuego por mi propio comportamiento en una situación así", reconoce por su parte Blanca Suárez, cuyo personaje, Elena, es una "chica bien" que no tiene nada en común con el resto de clientes del bar y jamás habría entrado en un local como ese si no la hubiese forzado el destino.

Para De la Iglesia, el personaje de Elena, en apariencia el más débil, es "el mayor manipulador y estratega". "En la vida no ganan los buenos, sino los que mejor se lo montan. Probablemente ganen los malos constantemente en la vida y lo comprobamos día a día en el telediario; lo que pasa es que son tan inteligentes, tan manipuladores y tan estrategas que parecen los buenos y se lo montan de tal manera que los problemas los resuelva otro, así que nunca se ven implicados directamente, sino que utilizan a otros para que lo solucionen y, en el caso de que las cosas vayan mal, son los demás los que se responsabilizan de unas acciones que de alguna manera ellos han provocado", afirma el director.

De cualquier manera, el director de El bar cree que cualquier persona, incluido él mismo, reaccionaría mal en una situación límite como la de la cinta: "Creo que el hombre esencialmente es enemigo del hombre y en un momento de crisis o supervivencia uno es capaz de olvidar hasta la familia. Es terrorífico, pero es así, y yo creo que no es malo reconocerlo, al contrario, es humano reconocerlo. Esta especie de personaje encantador, bienhechor y políticamente correcto que nos generamos para andar por la calle no es más que una fachada y el reconocer que no somos así es el primer paso para mejorar como persona".

También acaban revelando su verdadero yo los personajes de Trini, Carmen Machi, y Satur, Secun de la Rosa, que apunta que todos tienen "una cara A y una cara B más oscura", todos menos el indigente alcohólico que interpreta Jaime Ordóñez y que carece de ese "filtro de sociabilidad" que tienen el resto.

Un rodaje muy duro

Y límite también fue el rodaje de la cinta, que transcurre en gran parte bajo agua, con las complicaciones técnicas y exigencias para los actores que eso conlleva, hasta el punto de ser "francamente duro", como admite el director de 800 balas, que, sin embargo, disfruta con "resolver los problemas físicamente" y con la idea de que los personajes tengan que desnudarse metafóricamente para encontrarse a sí mismos pero también "se desnuden físicamente para pasar por un agujero".

"Ha sido muy duro. A Álex le gusta que en sus películas haya violencia y algo físico y si no se lo cree te exige más hasta llegar a veces a límites controlados, pero límites. La película está manchada de eso y es bueno que se transmita porque al final nosotros dentro de los personajes hemos sufrido, hemos pasado frío, hemos estado mojados durante muchos días... ha sido complicado de rodar", admite Mario Casas, que cree que eso también tiene con que los guiones de De la Iglesia son "muy potentes" y las limitaciones de dinero y tiempo en el cine español obligan a "hacer encaje de bolillos y, o casi te peleas de verdad y te ahogas de verdad, o no queda bien".

"Yo pensaba que Mario Casas había hecho todas las películas de acción y dice que es la mas dura que ha hecho nunca, así que me tranquilizo con eso", dice entre risas Carmen Machi, que repite también con De la Iglesia tras Mi gran noche.

Precisamente en esa complejidad de los rodajes del cineasta bilbaíno se explica otra de las características de su cine, su tendencia a repetir equipo artístico y técnico en sus películas. "Yo necesito una gran implicación de la gente y, si no tuviera su complicidad, películas como esta serían imposibles de hacer. Necesito rodar todos los días una cantidad de planos muy superior a lo que se rueda habitualmente en España. Mis películas probablemente técnicamente son de las más complicadas de realizar porque en muy poco tiempo conseguimos un alto nivel de calidad y una alta respuesta tanto de los actores como de cámara, y si no tienes gente en la que confías, no puedes", resume el director, que espera con ansias abrir las puertas de El bar este viernes en la gala inaugural del XX Festival de Málaga por primera vez en España y con público.