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Un menú neandertal a base de setas, piñones y musgo

  • Un trabajo estudia restos de individuos del yacimiento asturiano de El Sidrón
  • El análisis del sarro de sus dientes no evidencia consumo de carne
  • Asimismo, ha hallado pruebas de que estos neandertales se medicaban

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Un menú neandertal a base de setas, piñones y musgo

El estudio de los restos fósiles neandertales encontrados en yacimientos de toda Europa continúa aportando datos sobre su estilo de vida. En los últimos años, el análisis genómico de sus fósiles ha añadido muchos detalles sobre estos individuos. El último trabajo, publicado en la revista Nature, y en el que han colaborado dos investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aporta información sobre la dieta de dos neandertales del yacimiento asturiano de El Sidrón.

En análisis del material genético preservado en el cálculo dental o sarro (placa dental calcificada) de estos neandertales ha permitido saber que la dieta de los individuos de El Sidrón incluía setas, piñones y musgo, pero no se han encontrado pruebas de que comiesen carne. Este hecho contrasta con los resultados obtenidos en el individuo Spy II de Bélgica: en el sarro de sus dientes hay ADN de rinocerontes y muflones, además de que junto a sus restos se han encontrado fósiles de grandes herbívoros.

“Nos ha sorprendido no encontrar restos de carne en los neandertales asturianos, ya que se les considera predominantemente carnívoros. Sin embargo, hemos encontrado pruebas de que tenían una dieta variada que incluía gran variedad de plantas. Además, alguna de esas plantas podrían haber sido cocinadas para su consumo”, señala el investigador del CSIC Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Los análisis genómicos del sarro han descubierto que los neandertales asturianos comieron setas (Schizophyllum commune), piñones (Pinus koraiensis), musgo (Physcomitrella patens) y álamo (Populus trichocarpa).

Mientras que de uno de los individuos sólo sabemos que era una mujer adulta y que era diestra, el otro es un “gran conocido” de los investigadores del proyecto. Este individuo varón, según se apuntaba ya en estudios anteriores, se dedicaba a retocar los filos de las herramientas de piedra con la boca (la usaba como una tercera mano), lo que le produjo desconchones en el esmalte y la dentina en los dientes superiores. Ahora, el estudio del sarro de sus dientes ha aportado información única.

“Tenemos pruebas de que este neandertal se medicaba. Hemos descubierto que el sarro conservado en sus dientes contenía secuencias del patógeno Enterocytozoon bieneusi que, en humanos, causa problemas gastrointestinales, incluidas fuertes diarreas. Además, gracias a un agujero en su mandíbula sabemos que tenía un absceso dental. Ambos problemas debían producirle intensos dolores”, detalla Rosas.

Antibiótico natural y ácido salicílico

Así, el sarro de este neandertal contiene restos de ADN de hongo Penicillium, un antibiótico natural, y álamo, un árbol cuya corteza, raíces y hojas contienen ácido salicílico, el ingrediente activo de un conocido medicamento.

No es la primera referencia en este sentido, ya que los investigadores de El Sidrón ya habían participado en un estudio que ponía de manifiesto que los neandertales conocían las cualidades curativas y nutricionales de algunas plantas, ya que tomaban camomila y aquilea para, probablemente, suavizar las digestiones pesadas.

Los investigadores han comparado los datos de la microbiota bucal de los neandertales con muestras humanas de cazadores-recolectores paleolíticos, pastoralistas africanos, primeros agricultores neolíticos y humanos actuales.

Los neandertales tienen menos bacterias potencialmente patogénicas que los Homo sapiens.

“La microbiota es importante para conocer la salud de su portador. Los neandertales, por ejemplo, tienen menos bacterias potencialmente patogénicas que nosotros. En las poblaciones humanas actuales se ha visto una relación entre la microbiota oral y distintos trastornos, como problemas cardiovasculares, obesidad, psoriasis, asma, colitis y reflujo esofaríngeo”, apunta el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, que trabaja en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra).

Cinco neandertales de El Sidrón degustan setas, piñones y musgo. Abel Grau / CSIC Comunicación

Cinco neandertales de El Sidrón degustan setas, piñones y musgo. Abel Grau / CSIC Comunicación Abel Grau / CSIC Comunicación

Además, el sarro de los individuos de El Sidrón ha permitido también recuperar el genoma completo más antiguo de un microorganismo: la arquea Methanobrevibacter oralis, clasificada ya como subespecie neandertalensis. Las cepas neandertales y humanas modernas parecen haber divergido hace entre 112.000 y 143.000 años, después de la separación de ambos linajes evolutivos.

“Hoy sabemos que los sapiens se cruzaron en dos ocasiones con los neandertales que luego vivieron en la zona de Siberia, pero no con los de Asturias. Si hubo transferencia de microbiota entre los antepasados de los neandertales asturianos y sapiens, tal vez existió un cruce de ambos linajes que aún no hemos identificado”, concluye Lalueza-Fox.