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La participación en las elecciones de Irlanda del Norte alcanza su máximo en casi 20 años

  • Ha votado el 64,78% del electorado para configurar la Asamblea regional
  • Es la segunda vez en diez meses que se celebran elecciones
  • Reino Unido convocó en enero los comicios tras la dimisión del primer ministro

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Los vocales proceden al recuenteo de votos en Ballymena, en Irlanda del Norte.
Los vocales proceden al recuenteo de votos en Ballymena, en Irlanda del Norte.

La participación en las elecciones autonómicas anticipadas de Irlanda del Norte celebradas el jueves ha aumentado casi diez puntos porcentuales respecto a las del año pasado, con un 64,7% de votantes, lo que supone la segunda más alta desde la firma en 1998 del acuerdo de paz del Viernes Santo, según han informado las autoridades.

Los líderes norirlandeses habían advertido de que estos eran los comicios más importantes en casi dos décadas de exitoso proceso de paz, después del colapso el pasado enero del Gobierno de poder compartido entre protestantes y católicos.

El electorado norirlandés, de poco más de 1,2 millones de habitantes, respondió al llamamiento de sus dirigentes y un total de 812.783 personas ejercieron ayer su derecho al voto, frente al 54,9% que acudió a las urnas hace once meses.

En las primeras elecciones celebradas en la provincia británica tras la firma del acuerdo del Viernes Santo, que puso fin a más de tres décadas de sangriento conflicto, la participación alcanzó en junio de 1998 el 69,88%, pero en las siguientes de 2003, 2007 y 2011 cayó al 63%, 62,3% y 55,7%, respectivamente.

El recuento de los sufragios de los comicios ha comenzado este viernes a las 08.00 GMT y, aunque avanza despacio debido al complejo sistema electoral, el sábado podrían conocerse los resultados definitivos.

Unionistas y nacionalistas encabezan las encuestas

Las encuestas señalan que el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) y el Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), volverán a ser los más votados y que se afianzarán como los principales representantes de sus respectivas comunidades.

Si se cumplen los pronósticos, la líder unionista, Arlene Foster, y la nacionalista, Michelle O'Neill,  estarán obligadas a negociar durante las próximas tres semanas la formación de un Ejecutivo de poder compartido, a pesar de las profundas divisiones que mantienen.

La dirigente del DUP perdió su puesto de ministra principal después de que su adjunto en el Ejecutivo, el republicano Martin McGuinness, dimitiera de su cargo el pasado 9 de enero en protesta por un caso de corrupción en la política de energías renovables.

Tras dejar el Gobierno, McGuinness también anunció que abandonaba definitivamente la política por una grave enfermedad y el partido eligió para sustituirle a O'Neill, la primera mujer que dirige la formación en el norte de Irlanda y que, además, no tiene conexión con la lucha armada del pasado.

Los Ejecutivos británico e irlandés han advertido de que si las dos formaciones mayoritarias no llegan a un pacto de gobernabilidad en ese plazo, la autonomía norirlandesa podría ser suspendida y controlada directamente desde Londres.