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Duterte presume de haber matado a drogadictos cuando era alcalde y se expone a la inhabilitación

  • El presidente de Filipinas reconoce que asesinó "personalmente" a drogadictos
  • Los crímenes se remontan a cuando era alcalde de la ciudad sureña de Davao
  • En los cinco meses que lleva como presidente ya han muerto 6.000 personas

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El presidente filipino, Rodrigo Duterte, brinda durante una ceremonia en Camboya este miércoles.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, brinda durante una ceremonia en Camboya este miércoles.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha reconocido que él asesinó personalmente a supuestos drogadictos cuando era alcalde de Davao. Es la primera vez que lo admite desde que llegó a la Presidencia en junio, aunque ya hizo comentarios similares en 2015.

Duterte dirigió la ciudad filipina durante dos décadas durante las que se ganó reputación de haber reducido drásticamente la criminalidad pero también críticas por apoyar a escuadrones de la muerte.

En un discurso ante empresarios filipinas el pasado lunes antes de viajar a Camboya, Duterte afirmó que había matado a supuestos drogadictos y traficantes de drogas mientras era el alcalde de la sureña Davao.

Buscaba una confrontación para poder matar

"En Davao solía hacerlo personalmente [matar]. Quería enseñar a los policías que si lo hago yo, ¿por qué no van a poder hacerlo ellos?", afirmó el político de 71 años. "Iba por Davao con una moto y patrullaba las calles. En realidad buscaba una confrontación para poder matar", añadió.

Posible inhabilitación

El senador filipino Richard Gordon ha advertido este martes del inicio de un posible proceso de inhabilitación contra Duterte por estas declaraciones. "Cuando dices algo como eso, te estás exponiendo, ¿verdad? Él lo dijo, así que legalmente puede enfrentarse a un proceso de inhabilitación", ha comentado el senador.

"En todo caso, estoy seguro de que (el presidente) sabría defenderse", ha agregado Gordon, un político independiente que suele apoyar las políticas del presidente filipino.

No es la primera vez que el presidente filipino acapara la atención internacional con declaraciones como esta o como cuando amenazó con retirar a Filipinas de la ONU o cuando dijo que Dios le había hablado y le había ordenado que dejase de jurar.

Aunque las encuestas revelan un apoyo abrumador de los filipinos a su presidente, las críticas de sus colegas de la arena política crecen con sus comentarios y decisiones polémicas, como la de permitir el entierro del dictador Ferdinand Marcos en el Cementerio de los Héroes.

La senadora Leila de Lima dijo la semana pasada que Duterte se había puesto "al borde de un proceso de destitución" por decir que no permitirá que acaben en la cárcel los policías acusados por la Oficina Nacional de Investigación de Filipinas de asesinar al destacado narcotraficante Rolando Espinosa en su celda.

Asesinatos extrajudiciales durante décadas

Esta tampoco es la primera vez que Duterte admite públicamente haber matado delincuentes.

"Debo confesar que he matado, sí. Hace unos... tres meses, maté a unas... tres personas", dijo el mandatario en una entrevista con el medio local Rappler que se publicó en octubre de 2015.

En otras declaraciones a finales de ese año, cuando anunció su candidatura a la presidencia de Filipinas, afirmó haber matado a otras tres personas durante el secuestro de una niña en Davao. "Estaban cometiendo un delito en mi presencia, y yo era la persona que tenía autoridad bajo la ley", explicó Duterte entonces.

Una guerra sucia con 6.000 muertos

Desde que Duterte fue elegido presidente en mayo, la guerra contra las drogas que desarrolla su administración ha dejado cerca de 6.000 muertos, de los que más de 2.000 han fallecido en operaciones policiales y el resto en ejecuciones extrajudiciales. El presidente ha llamado en repetidas ocasiones tanto a policías como a ciudadanos a matar a los drogadictos y traficantes que conocieran.

"Si conocéis a adictos, matadles vosotros mismos, porque pedírselo a sus padres sería demasiado doloroso", dijo el mandatario poco después de la investidura.

La campaña del presidente filipino Duterte contra las drogas arroja un saldo de más de 5.000 muertos

Esa violenta campaña contra el narcotráfico ha sido fuertemente criticada por grupos de defensa de los derechos humanos y organismos internacionales y continentales como la ONU y la Unión Europea.

Duterte también ha sido acusado durante años por organizaciones, entre ellas Human Rights Watch, de dirigir los "Escuadrones de la Muerte" de Davao, bandas de sicarios formadas por antiguos policías y soldados que habrían "eliminado" a más de 1.000 criminales para limpiar la ciudad.

El filipino Edgar Matobato, quien el pasado septiembre declaró ante el Senado que formó parte de estos escuadrones, acusó a Duterte ante el defensor del pueblo, el pasado día 9, de ordenar asesinatos, secuestros y torturas como jefe de los "Escuadrones de la Muerte".