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Nueve de cada diez niños que llegan a Europa por el Mediterráneo central hacen el viaje solos

  • Unicef estima que unos 7.000 menores cruzaron solos de enero a mayo
  • Son el doble que en el mismo período del año pasado y se teme que aumente
  • Alerta de que están expuestos a mayores riesgos de abusos y explotaciones

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Dos menores de Gambia en el centro de acogida de Caltagirone, en Sicilia
Dos menores de Gambia en el centro de acogida de Caltagirone, en Sicilia.

Nueve de cada diez niños refugiados o inmigrantes, es decir, desde las costas del norte de África hasta Italia, hicieron el viaje solos, según la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que alerta de que eso supone un riesgo mayor de que sean víctimas de abusos, explotación y asesinato.

Según los datos que Unicef recoge en un informe titulado Peligro a cada paso del camino, unos 7.000 menores cruzaron el mar por esa ruta solos, sin ningún familiar ni conocido, durante los cinco primeros meses de 2016, el doble que en mismo período de 2015; la mayoría son subsaharianos de entre 15 y 17 años,

Unas 28.000 personas han llegado en total al territorio europeo a través de esa ruta entre las costas libias e Italia en esos cinco meses, aunque Unicef señala que no es la preferida por las familias por los riesgos que implica la travesía; de hecho, el 70% de los inmigrantes y refugiados que la utilizan son hombres adultos.

Sin embargo, el cierre de la ruta de los Balcanes y el acuerdo de devolución de inmigrantes entre la Unión Europea y Turquía prácticamente ha sellado la ruta del mediterráneo oriental, por lo que la afluencia se está incrementando en el Mediterráneo central, elevando el riesgo de muertes.

Los menores, más vulnerables

Así, Unicef explica que muchos de los aproximadamente 2.800 muertos registrados en el Mediterráneo desde que empezó el año son niños, aunque las dificultades para recuperar los cadáveres, especialmente en la ruta central, hace difícil generar datos precisos.

Más de 700 inmigrantes podrían haber muerto en el Mediterráneo en la última semana

La organización de Naciones Unidas vaticina, además, que con la llegada del invierno los cruces por el Mediterráneo aumentarán aún más en los siguientes meses. El informe señala que hay unos 235.000 refugiados e inmigrantes en Libia que esperan su oportunidad para intentar cruzar a Europa, mientras que otros 956.000 están en alguno de los países de la región del Sahel (Senegal, Mauritania, Malí, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Eritrea) con el mismo objetivo.

Al margen de las dificultades del trayecto, Unicef también alerta en el informe sobre la situación de los niños que finalmente logran alcanzar Europa: durante 2015, cuando estalló la crisis de refugiados, 96.000 niños que viajaban solos pidieron asilo en Europa, de 406.000 que entraron al continente y de un total de 1,4 solicitantes (adultos incluidos).

En este sentido, la organización avisa de que se desconoce la situación de muchos de esos menores y señala que se teme que una parte pueda haber caído en manos de bandas criminales.

Al menos 60.000 muertos en rutas migratorias en 20 años

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estimado este martes que al menos 60.000 migrantes han muerto o desaparecido en sus travesías marítimas o terrestres hacia algún país desarrollado en los últimos 20 años, de los que 10.000 han fallecido intentando cruzar el Mediterráneo hacia Europa desde octubre de 2013.

La tendencia general es a un aumento de la mortalidad en las rutas migratorias, con 5.400 inmigrantes y refugiados fallecidos en el mundo en 2015 y 3.400 sólo en la primera mitad de 2016, de los cuales el 80 % corresponde al Mediterráneo.

Sin embargo, la OIM considera que todos esos datos están subestimados, ya que muchas víctimas desaparecen en el mar o en zonas remotas y sus restos nunca son recuperados, por lo que no entran en las estadísticas.

Los datos de la OIM revelan que las rutas migratorias que pasan por el Mediterráneo central son las más peligrosas y donde se multiplican los naufragios, con una gran parte de cadáveres de víctimas que nunca son recuperados; incluso cuando los restos son rescatados, su identificación suele ser muy difícil. Según la OIM, en 2015 se recuperaron los restos de menos de la mitad de los que murieron en el Mediterráneo.