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Cyril Pedrosa, el dibujante de sentimientos

  • El premiado autor de Portugal ha presentado en Barcelona su última obra, Los equinoccios
  • Un cómic en el que vuelve a explorar los sentimientos más profundos, como la soledad

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Cyril Pedrosa y una viñeta de 'Los Equinoccios'
Cyril Pedrosa y una viñeta de 'Los Equinoccios'

Cyril Pedrosa (Poitiers, 1972) es una de las actuales estrellas del cómic europeo gracias a títulos como Portugal (Mejor Obra Extranjera publicada en España en el Salón del Cómic de Barcelona de 2013), Tres sombras o Corazones solitarios, en las que narra historias intimistas y casi poéticas en las que los sentimientos, la familia y la soledad suelen ser temas recurrentes. La soledad también está muy presente en su última obra, Los Equinoccios (Norma) de la que nos ha hablado en el Salón del Cómic de Barcelona.

Un catálogo de sentimientos sería una buena definición para Los Equinoccios –asegura Pedrosa-. Pero es muy difícil reducir este libro a un par de frases nada más. Cuando lo preparaba traté de mantener siempre como tema principal la contradicción entre la soledad interior y la necesidad absoluta que tenemos los seres humanos de estar en contacto unos con otros. Quería explorar esos dos temas y ver la relación que hay entre ellos”.

Este no es el primer libro en el que trata el tema de la soledad, que ya era el centro de su obra más premiada, Portugal. “Creo que todos nos sentimos solos en algún momento. Tenemos momentos que son imposibles de compartir. Y al acabar Portugal, sentía con mucha fuerza esa sensación de soledad”.

“Estaba en Italia, donde se imprimía el álbum –continúa- y como siempre llevo cuadernos en los que voy tomando notas, me puse a escribir una serie de monólogos, uno tras otro y me dije “que raro es todo esto” porque eran una serie de pensamientos y reflexiones muy personales que eran muy difíciles de compartir. Al final, lo que hice fue alejarme de mis propias preocupaciones para acercarme al ser humano en general, e intentar averiguar qué sentimos en esos momentos de soledad, de desconcierto. De ahí surgió Los Equinoccios”.

Fragmento de la portada de 'Los equinoccios'
Fragmento de la portada de 'Los equinoccios'

Fragmento de la portada de 'Los equinoccios'

Los sentimientos más profundos

“Todos esos monólogos interiores que pueden ser de alegría o de tristeza –continúa el autor- cuentan muchas cosas sobre nosotros, nos definen. Y los demás nunca tienen acceso a ellos. Y eso es lo que me parecía muy extraño, porque tenemos una relación muy estrecha con la gente que nos rodea pero, a la vez, ignoramos las cosas que nos preocupan a cada uno. Y eso me parecía un tema interesante”.

Cyril Pedrosa es un autor que cuida mucho el equilibrio entre la imagen y el texto, aunque su obra siempre es muy visual, pero en Los equinoccios acaba cada capítulo con varias páginas de texto. “Decidí separar el diálogo y el texto y el texto porque me pareció la mejor forma de transmitir ese debate interior que todos tenemos. Es la manera que he elegido para presentar la subjetividad de cada uno”.

“Hay momentos en que pensamientos íntimos ocupan por completo nuestra mente pero luego, de repente, desparecen –continúa-. Tenía la sensación de que con el dibujo no podía transmitir esos sentimientos, que la imagen se me quedaba corta. Porque eran cosas demasiado pequeñas, demasiado subjetivas, demasiado sensibles… y pensé que la única forma de transmitir esas sensaciones era escribirlas. Por eso hice estos textos tan sobrios, para que no se pudiera quitar ni una palabra sin correr el riesgo de perder algo importante. Sin ningún tipo de énfasis, sólo lo más concreto posible para que cada palabra sirviese para describir de una manera clínica y concisa lo que ocurría en cada instante en concreto en la mente de los protagonistas”.

“Resumiendo, la parte de cómic me ha permitido contar la interacción entre los personajes; y los textos serían el momento en el que podemos entrar en el interior de cada personaje, meternos en su cabeza para ver qué es lo que están pensando realmente”.

“Hay una frontera entre lo que pasa dentro de nuestras cabezas y lo que pasa fuera de nuestro cuerpo y el paso del texto al dibujo representa esa frontera” –concluye-.

Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'
Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'

Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'

“No soy un gran fabulador”

En cuanto a por qué sus obras parecen tan autobiográficas, Cyril asegura que: “Por desgracia no soy un gran fabulador. Admiro a la gente que es capaz de inventarse las historias de la nada y en algunas de mis obras como Los Equinoccios o entre sombras, hay elementos inventados. Pero creo que necesito que el tema central del libro me toque muy de cerca. Ese es el motor que necesito para realizar los libros. Si no es algo que me resulte muy próximo no llego a involucrarme en el libro como debería y me aburro. Incluso hasta el punto de abandonarlo”.

“Cuando puedo vincular el tema del álbum con algo que me preocupa, que me interesa realmente, es cuando las cosas funcionan. No tiene por qué ser algo necesariamente autobiográfico, pero sí algo que casi te diría, que me obsesione”.

En cuanto al ritmo pausado de la narración que es casi otra de sus señas de identidad, Pedrosa asegura que: “Cada álbum necesita su propio ritmo. Pero me gusta comenzar las historias con calma, con un plano largo, panorámico, que nos permite conocer a los protagonistas y al escenario en que van a moverse. Es como me gusta trabajar. No tengo nada en contra de las historias de acción, me encantan, pero no ahora mismo no me interesan”.

Las cuatro estaciones

Los equinoccios es un relato en cuatro estampas, cuatro estaciones atravesadas por personajes de todos los horizontes geográficos y de toda procedencia social y que, sin embargo, están destinadas a cruzarse.

“”La división en estaciones –asegura Pedrosa, es porque quería que fuese un retrato muy estructurado. Además, dentro de cada estación presento el mismo esquema: comienzo con la prehistoria, que narro en viñetas sin texto; sigo con el desarrollo de la historia, en el que uso viñetas con diálogos; y termino cada capítulo con esos textos sin imágenes”.

“Todo está muy estructurado, muy planificado –asegura Pedrosa-, porque al no ser una historia de suspense, y centrarse tanto en los detalles, tenía miedo de perder al lector, de que se despistase. Por eso tenerlo todo tan estructurado, podía hacer las cosas más fáciles al lector, entendería el mecanismo que yo había puesto en marcha y le resultaría más fácil seguir la trama”.

Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'
Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'

Fragmento de una viñeta de 'Los equinoccios'

El impacto que tenemos los unos en los otros

“En cuanto al niño prehistórico con el que comienza cada estación, para mí es el ejemplo extremo de lo que nos une, de los que nos vincula a unos con otros –continúa-. Porque la historia también trata del impacto que tenemos los unos en los otros. A veces ese impacto casi no es apreciable pero en otras ocasiones puede cambiarnos la vida. Hoy tu y yo nos hemos conocido, pero quizá dentro de un tiempo esta conversación puede tener algún impacto en tu vida o en la mía. Y ahora mismo no sabemos ni cómo ni por qué”.

“El caso de ese niño prehistórico es similar, aunque algo extremo –asegura el dibujante-. Él entró en una gruta hace 30 mil años y dejo sus huellas. Y 30 mil años después un hombre las descubre, lo que obliga a paralizar el proyecto de un aeropuerto, impide que se construya una fábrica, un hombre y una mujer se enamoran al descubrir esas huellas… y todo simplemente porque ese niño decidió dejar su huella en la pared porque le pareció divertido”.

“Es un ejemplo extremo del tema del libro y creo que hay algo muy poético en esta idea. Un vestigio de los humanos del pasado que sigue muy presente en nuestros días. Nuestros ancestros todavía nos construyen, crecemos a partir de los que nos han precedido”.

Viñetas de 'Los equinoccios'
Viñetas de 'Los equinoccios'

Viñetas de 'Los equinoccios'

¿Un gran colorista?

Otra de las señas de identidad de Pedrosa es su excepcional uso del color. O eso pensábamos nosotros. “Para mí el color es una dificultad añadida –confiesa- Es un ámbito de investigación permanente porque no domino la técnica”.

“Lo bonito –continúa- es que al aplicar el color suelen suceder muchos accidentes, a veces con resultados maravillosos, aunque otras ocasiones me encuentro cosas que no me esperaba en absoluto. Trato de ir aprendiendo porque es un proceso muy experimental, muy vivo. A lo que aspiro es a que el dibujo, el color, ayuden a crear el tono del relato, pero es algo muy complicado, muy difícil”.

“Cuando pienso una situación, eso me genera una emoción. Y mi mayor desafío es lograr transmitir esa emoción al lector a través del dibujo y del color. Pero cómo es la mejor forma. Y encima la situación se complica cuando me planteo cómo responderá el lector a mi propuesta. Es un proceso muy complicado. Son experimentos”.

“Lo que me resulta increíble es cuando el lector está de acuerdo con la situación que le planteo, cuando acepta mis propuestas. Me parece muy curioso y muy abierto. Así que el color yo lo vivo como algo que no controlo, que escapa completamente a mi control”.

Un autor que se reinventa contínuamente

Pedrosa también se define porqeu está buscando nuevos desafíos constantemente. “Cuando acabé Portugal tuve un momento en el que me plantee una serie de cuestiones porque tenía la sensación de que había pasado página. Y esas insatisfacciones me plantearon nuevas preguntas, así que traté de pensar conmigo mismo y me dije: “¿Y ahora qué? Entonces entendí que tenía ganas de escribir más, que quería ir un poco más allá en mi dibujo y, no es que fuera un cambio radical, pero sí quería plantearme nuevos horizontes”.

“Quizá por eso no pude terminar la obra que empecé después de Portugal -confiesa-. Volví a meterme en un proyecto con el guionista de mis primeros álbumes, porque creí que era un buen momento para volver a colaborar juntos. Pero después de diez páginas me angustié porque no sabía si iba a ser capaz de contar lo que él quería. Y consideré que lo mejor era dejarlo, porque me di cuenta que quería seguir trabajando en solitario para así poder llegar al fondo de los temas que me interesaban”.

En cuanto a sus proyectos, Cyril nos comenta que está trabajando en un cómic: “La edad de oro, que cuenta la historia de una joven princesa a la que apartan del poder. Y después de una larga una epopeya conseguirá recuperarlo. Una historia sencilla que me sirve para hablar de la utopía. Tratar de describir que el mundo no es cómo es sino como lo imaginamos cada uno. Llevaba unas treinta páginas y las he tirado todas y he vuelto a empezar desde el principio, porque creo que hay que dibujarlo de una forma muy distinta al estilo que había elegido”.

Viñetas de 'Los equinoccios'
Viñetas de 'Los equinoccios'

Viñetas de 'Los equinoccios'