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Las limpiadoras de hotel se rebelan contra su sobrecarga laboral

  • Denuncian que cobran y cotizan por media jornada pero la trabajan entera
  • Su carga de trabajo se ha duplicado, ahora limpian 28 habitaciones (antes 13)

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Una camarera de piso arregla la cama en una habitación de hotel
Una camarera de piso arregla la cama en una habitación de hotel.

Cobran y cotizan por media jornada, pero la trabajan completa, encadenan hasta 15 días seguidos, no tienen vacaciones ni festivos y algunas hasta se medican para soportar una faena que se ha hecho mucho más dura con la crisis. Son camareras de piso, unas mujeres que han elegido como acrónimo "las Kellys": las que limpian habitaciones de hotel.

Estas trabajadoras han decidido salir a la luz en toda España para denunciar que, hasta hace solo unos años, hacían un promedio de 13 habitaciones diarias, pero ahora arreglan más del doble, 28, lo que provoca entre otras cosas que, para ellas, conciliar trabajo y vida personal no pase de ser una lejana utopía.

Las que limpian -unas 17.000 trabajadoras solo en Canarias- quieren hacer visibles sus problemas para poner fin a los abusos e injusticias que perciben en el sector turístico.

La salud se resiente por el sobreesfuerzo

Las camareras de piso se sienten unidas por una serie de historias que tienen mucho en común, sean de donde sean y trabajen donde trabajen: problemas de salud derivados de sus condiciones laborales, reducciones de plantilla que les obligan a multiplicar su esfuerzo, imposibilidad de conciliar la vida familiar.

En Canarias, esa es la historia de Sara, de 40 años, que encadena contrato tras contrato; de Kelly, de 52, que se inyecta el urbasón de su marido para poder aguantar el ritmo porque el espirifén ya no le quita los dolores; de Angy, de 42, que apenas tiene tiempo para estar con sus dos hijos; y de otras muchas trabajadoras del sector.

Ahora están empezando a constituirse como asociación, con varios grupos territoriales. Y quieren dar el salto de internet a las calles, expandiéndose de destino en destino, organizando talleres informativos y protestas en las puertas de en aquellos hoteles que ignoren los convenios y no respeten unas condiciones dignas.

En Lanzarote, las Kellys acaban de celebrar un acto público en el que han acusado a la patronal turística de ignorarlas y de padecer lo que denominan el "síndrome de la infanta": no saber nada.

Reclaman eliminar la subcontratación

La presidenta del colectivo en Lanzarote, Miriam Barros, de 37 años, dice que se consideran desamparadas por las instituciones y que, por ello, se han organizando para reclamar que se reduzca su edad de jubilación, que los hoteles dejen de subcontratar con empresas externas la limpieza de pisos y que se revise la Ley de Turismo para vincular la categoría de los hoteles también a la calidad del trabajo ofrecido a su personal.

Exigen, asimismo, una reducción de la carga de trabajo para el departamento de pisos, el reconocimiento de sus enfermedades laborales y el incremento del número de inspectores.

Las "Kellys" surgieron como colectivo en 2014, cuando dos camareras de piso de Lloret de Mar (Gerona) crearon en 2014 una cuenta en Facebook para poner en común los problemas de su oficio. Agrupadas en torno a ese apodo, han ido creciendo, multiplicándose por cada región y sumando apoyos animadas por la unión y la fuerza que les han dado las redes sociales.

Ahora están dispuestas a hacer patente su causa fuera de internet, a dar el salto a las calles. En una sala repleta de gente y representantes políticos de todos los partidos de Lanzarote, acaban de presentarse oficialmente en esta isla, uno de los principales destinos turísticos de Canarias.

En el acto, celebrado en el centro cívico de Arrecife, estuvieron apoyadas por la feminista María Pazos Morán, autora del libro Desiguales por ley, que lanzó al auditorio la siguiente reflexión: "¿Por qué las Kellys son mujeres?".