Enlaces accesibilidad

Un cuento sobre una cocinera del más allá, a la conquista de los más pequeños

  • El libro Escarlatina, a cociñeira defunta aborda el duelo y la muerte
  • Su autora, Ledicia Costas, es Premio de Literatura Infantil y Juvenil 2015
  • El cuento se ha presentado en el Salón del Libro para niños de Conde Duque

Por
Portada de la edición en gallego de  'Escarlatina, a cociñeira defunta'
Portada de la edición en gallego de 'Escarlatina, a cociñeira defunta'

Escarlatina es una gran cocinera. Hasta ahí nada chirría, sino fuera por un pequeño detalle: es una chef del inframundo que dejó de existir en el siglo XIX, y se encarga de cocinar “recetas de vivos y muertos” a un niño llamado Román, empeñado en ser un as entre fogones.

Estos apetecibles ingredientes sazonados con “un humor terrorífico” y una “fácil lectura” son los que bullen en el cuento Escarlatina, a cociñeira defunta (Escarlatina, la cocinera cadáver) de la escritora gallega Ledicia Costas (Vigo, 1979), que ha sido galardonada por esta historia rompedora con el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2015, la máxima distinción de las letras dirigidas a los más pequeños.

Escarlatina ha seducido al jurado por su “habilidad para desmitificar el mundo de la muerte”, y ya atesora un rosario de reconocimientos: Premio Merlín de Literatura Infantil, Premio Fervenzas Literarias y el Premio Xosé Neira Vilas de la Asociación Galega de Editores.

El libro está lleno de humor y misterio.

El libro, ilustrado por Víctor Rivas y escrito originalmente en gallego, está dirigido a niños de entre seis y once años y parte del deseo de Costas de hablarle a sus lectores sobre el duelo y sus consecuencias.

La autora viguesa ha buscado la inspiración en Tim Burton y en la tradición gallega de la muerte; el cuento aporta un recetario del miedo que pueden abordar los niños con propuestas sencillas y “divertidas”. Una fábula que también homenajea a las madres y abuelas “que siempre están en la cocina”.

Libros que se pueden oler, oir y tocar

El cuento de misterio y humor de la cocinera del más allá también ha conquistado en la 39 edición del Salón del Libro Infantil y Juvenil de Madrid (Centro Cultural Conde Duque, hasta el 3 de enero), que Ledicia Costas ha inaugurado esta semana.

La cita madrileña se celebra este año bajo el lema “Libros sin barreras”, con el que quieren borrar diferencias y llamar la atención sobre la necesidad de buscar nuevos formatos que adapten los libros a los pequeños con algún tipo de discapacidad.

Una sensibilidad captada por la autora, defensora de la difusión de la literatura infantil en gallego, en su obra Recuadro Gris (2014), incluida en la Lista de obras recomendadas para personas con discapacidades del Centro IBBY (International Board on Books for Young People)

En el libro la protagonista es Nube, una niña con el síndrome de Asperger.

“Esta historia puede ayudarnos a comprender que no todas las personas percibimos la realidad del mismo modo. Que los afectos y las emociones se gestionan de maneras diferentes. Que la diversidad es riqueza. Pero, sobre todo, que merece la pena el esfuerzo de comprender a aquellas personas que no encajan en el canon de “normalidad” establecido por la sociedad”, explica vía mail la escritora.

La escritora gallega Ledicia Costas adora el humor de Tim Burton. noticias

Los libros favoritos de Ledicia Costas para niños y jóvenes

La narradora viguesa, que ya ha preparado la precuela Esmeraldina, a pequeña defunta, ha escogido para RTVE.es su particular selección de libros imprescindibles de todos los tiempos para niños y adolescentes. Estas son sus sugerencias. Pasen y lean:

- La historia interminable, de Michael Ende. Para mí, su mejor obra. Por el modo magistral de entrelazar realidad y ficción dentro del relato literario, por el mundo de fantasía tan elaborado que desenvuelve, por la construcción de unos personajes de los que no consigues deshacerte jamás. Permanecen dentro de ti para siempre. “¡Lo que allí se contaba era su propia historia! Y estaba en la Historia Interminable. Él, Bastián, aparecía como un personaje en el libro cuyo lector se había considerado hasta ahora. ¡Y quién sabe qué otro lector lo leía ahora precisamente, creyendo ser también solo un lector… y así de forma interminable!”.

- Luces del norte, de Philip Pullman. “Quiero ver las Luces Boreales, los icebergs, todo… Quiero saber qué polvo es ése… y esa ciudad suspendida en el aire. ¿Es otro mundo”. Este libro es la primera parte de la trilogía “La materia oscura”. De los imprescindibles, por su ritmo imparable, por su modo de tejer la fantasía e introducir temas metafísicos de gran calado.

Mujercitas, de Louisa May Alcot. Un libro que marcó el final de mi infancia. Valoro mucho de esta obra el inconformismo que manifiestan los personajes femeninos, su rechazo al canon impuesto. Me parece una novela valiente y revolucionaria para la época en la que fue escrita.

Rebeldes, de Susan E. Hinton. Recuerdo que el lomo de este libro acabó por romperse, de abrirlo y cerrarlo tantas veces. De adolescente, volvía a él una y otra vez. La historia me parecía fascinante. Me resultaba muy atractivo el tema de las peleas de bandas y las diferencias sociales por razón de clase. Cómo se comportaban los personajes en función de la clase social a la que pertenecían.

- Matilda, de Roald Dahl. Es un relato extraordinario, con personajes fantásticos, algunos incluso exagerados, de una potencia que te deja sin aliento. Divertido, rotundo y transgresor. “No me gusta la gente pequeña –dijo ésta-. Nadie debería ser pequeño. Deberían ocultarlos de la vista y guardarlos en cajas, como las pinzas del pelo y los botones. Nunca pude explicarme por qué tardan tanto los niños en crecer. Creo que lo hacen a propósito”.

- Los escarabajos vuelan al atardecer, de María Gripe. Leí este libro con 13 años, una tarde de verano. Desde ese momento sólo podía pensar en tilos y escarabajos. María Gripe consiguió meterme en su universo literario de tal forma que no quería salir de él por nada del mundo.

La cocina de noche, Maurice Sendak. Una narración onírica que cuenta una historia atrevida y rompedora con las palabras exactas. Las ilustraciones son maravillosas. Una joya de libro.

El señor de las moscas, de William Golding. Otra de mis imprescincibles. Ofrece varios niveles de lectura. Desmitifica la concepción de que la infancia es el territorio de la inocencia, ofreciendo una visión rompedora de esta etapa. Este libro me hizo cuestionarme temas de gran trascendencia cuando solo era una adolescente.