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La lluvia de Leónidas llegará a su máximo en la noche del martes, pero será de poca intensidad

  • Se espera una baja frecuencia de meteoros: 30 por hora
  • La fase lunar creciente ayudará a una buena observación
  • Esta lluvia de bolas de fuego no se repetirá hasta 2031

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Las Leónidas son restos dejados a su paso por el cometa periódico 55P Tempel-Tuttle.
Las Leónidas son restos dejados a su paso por el cometa periódico 55P Tempel-Tuttle.

La popular lluvia de meteoros conocida como las Leónidas alcanzará su apogeo en la noche del martes 17 al miércoles 18 de noviembre. Aunque se espera una baja frecuencia de bolas de fuego, la fase lunar ayudará a una buena observación.

Las Leónidas prometen este año una frecuencia máxima de 30 meteoros por hora. Es una cifra discreta si se compara con la habitual para esta lluvia de estrellas. Además, no se volverá a poder observar hasta 2031. La buena noticia para este año es que el pico se producirá con la Luna en fase creciente.

Las Leónidas son medianamente activas del 6 de noviembre al 30 de noviembre. Se trata de los restos polvorientos dejados a su paso por el cometa periódico 55P Tempel-Tuttle en su trayectoria de 33 años a través del sistema solar interior.

A menudo de color azulado, las Leónidas golpean la atmósfera de la Tierra a más de 70 kilómetros por segundo, casi la velocidad teórica más rápida posible, según informa la International Meteor Organization.

Descritas en 902 c.C. por primera vez

Las Leónidas tienen una historia ilustre, que se remonta al 902 d.C. con un informe en los anales árabes del 'Año de las Estrellas'. La gran tormenta de meteoros de 1833 deslumbró a los residentes de la costa este de los Estados Unidos, y el espectáculo no sólo inspiró al astrónomo Denison Olmsted a estudios pioneros en el campo incipiente de la ciencia de la lluvia de meteoros, sino que se atribuyó al creciente fervor hacia muchos de los movimientos renovadores religiosos que surgieron en la década de 1830 en los Estados Unidos.

El último estallido de las Leónidas, que alcanzó una escala tan intensa fue en 1966, cuando los observadores en todo el suroeste de Estados Unidos informaron de tasas de 144.000 avistamientos por hora. Los testigos que recuerdan este espectáculo dicen que produjo una ilusión que recuerda al efecto de salto a la velocidad de la luz en la saga Star Trek, ya que la Tierra chocó de cabeza en la densa corriente de meteoros.