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'El Público', la honestidad artística y personal de Lorca

  • El texto, no lineal, misterioso y simbólico, nos adentra en la cabeza del poeta
  • Es una obra compleja que reivindica el amor, la verdad y la homosexualidad
  • Escrita en 1930, estará en el Teatro de La Abadía hasta el 29 de noviembre

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David Boceta y David Luque durante una escena de 'El Público' en el Teatro de La Abadía
David Boceta y David Luque durante una escena de 'El Público' en el Teatro de La Abadía

El Público ofrece la posibilidad de adentrarse en la cabeza de Federico García Lorca. Sin trascurso lineal, misteriosa y simbólica, la obra, adaptada por Àlex Rigola, nos sumerge en un viaje por las pulsiones, sentimientos y contradicciones del poeta. El texto plantea una incesante búsqueda de la verdad, tanto en el plano artístico -¿qué debe ser el teatro?- como en el personal, donde se reivindica el amor más allá del género o la voluntad.

"Creo que es mi mejor poema", decía Lorca en una carta a su amigo Rafael Martínez Nadal, quien custodió la obra durante casi 50 años. El Público, que estará en el Teatro de La Abadía de Madrid hasta el 29 de noviembre y en el Teatre Nacional de Catalunya desde el 17 de diciembre, fue escrita en 1930, pero permaneció guardada en un cajón hasta 1976.

Lorca era consciente de su complejidad, era un "teatro imposible". El escritor, antes de su muerte, ordenó a su amigo Martínez Nadal "destruirlo si le pasaba algo". Un mes después, fue asesinado y su amigo, desobediente, guardó el manuscrito.

En El Público, se suceden las escenas, que mezclan la realidad dramática y el plano onírico, sin que el espectador llegue en muchas veces a descifrar qué esta ocurriendo sobre las tablas. Pero no importa. Las impactantes imágenes visuales y las palabras, cercanas al verso, sobrecogen y emocionan.

"¿Y si yo quiero enamorarme de ti?"

"¿Y si yo quiero enamorarme de un cocodrilo? Te enamoras". "¿Y si quiero enamorarme de ti?", le dice un joven a otro, "te enamoras también, yo te dejo". El amor sin complejos es uno de los temas sobre los que gira la representación y la homosexualidad es el subtexto.

Jaime Lorente y Jorge Varandela durante una escena de El Público en el Teatro de La Abadía.

Jaime Lorente y Jorge Varandela durante una escena de El Público en el Teatro de La Abadía. Teatro de La Abadía

Durante toda la obra, hay una lucha entre la verdad de los protagonistas -dos hombres que se aman o se han amado- y la máscara, un símbolo que Lorca utiliza para hablar de la represión, del rechazo social: "Yo vi una vez a un hombre devorado por la máscara", dice Enrique, el director de teatro, el protagonista.

"¿Es que Romeo y Julieta tienen que ser necesariamente un hombre y una mujer?"

El poeta habla del amor homosexual, la opresión y la moral. Y lo ejemplifica con una versión de Romeo y Julieta, los amantes por excelencia, en la que el público al descubrir que Julieta es un chico de 15 años, enfurece y asesina a los actores. Pero la reflexión queda: "Romeo puede ser un ave y Julieta puede ser una piedra. Romeo puede ser un grano de sal y Julieta puede ser un mapa". "¿O es que Romeo y Julieta tienen que ser necesariamente un hombre y una mujer para que la escena del sepulcro se produzca de manera viva y desgarradora?"

"Ahí está el público"

También están presentes los deseos y las obsesiones, representadas por los "caballos blancos", tres figuras desnudas. Y enfrente, está el público, concepto que da título a la obra. Lorca busca la verdad en su trabajo y se pregunta para qué sirve el teatro y qué espera de él.

Este es el drama artístico que plantea el texto, en el que el protagonista Enrique, director teatral, se balancea entre el "teatro al aire libre" -la representación más convencional, que agrada a los espectadores- y el "teatro bajo la arena" -el auténtico, aquel que enfrenta al público a la verdad-.

Destaca, finalmente, el montaje y la esceneografía que logran sumergir al espectador en el complejo y apasionado universo lorquiano, donde parece no haber límites.

El Público, es un texto difícil y cercano al surrealismo, una mirada al mundo con verdad, una mirada valiente. En palabras de Rigola, la obra es seguramente la "más moderna, mágica y honesta" del poeta granadino.