Enlaces accesibilidad

Fernando Cayo es 'El príncipe', una radiografía del poder a través de la vida y obra de Maquiavelo

  • El texto recorre el pensamiento político y la tragedia personal de Maquiavelo
  • Es un apasionado monólogo de Fernando Cayo, solo sobre las tablas
  • Tras visitar los festivales de Almagro, Olmedo y Olite, llegará a Madrid en octubre

Por
Fernando Cayo interpreta a 'El Príncipe de Maquiavelo' en el Festival de Almagro
Fernando Cayo interpreta a 'El PrFernando Cayo interpreta a 'El Príncipe de Maquiavelo' en el Festival de Almagro

Las reglas del poder, pase el tiempo que pase, siempre son las mismas. El Príncipe de Maquiavelo, al igual que la obra original, es una reflexión atemporal sobre la política y quienes la ejercen. Pero en esta ocasión, el texto se transforma en un apasionado monólogo pronunciado por Fernando Cayo, que consigue que el público, desde su butaca, se sorprenda de lo actual que resulta el discurso.

La corrupción, la responsabilidad del gobernante a la hora de elegir sus ministros, la figura de los aduladores, la utilización de la política por parte de los poderosos para alcanzar sus intereses, son algunos de los temas que aborda el texto. "Casi todo de lo que habló Maquiavelo en el siglo XVI se puede leer en el marco político actual", explica a RTVE.es, Juan Carlos Rubio, director de la obra.

"El poder y sus mecanismos son así desde hace 500 años y desde mucho antes: el hombre es el hombre desde que existimos", asegura y añade que un año electoral es un momento “fabuloso” para recapacitar sobre estos asuntos.

De momento, la obra, estrenada en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, ha visitado los festivales de teatro clásico de Almagro, Olmedo y Olite, donde ha ido colgando el cartel de "entradas agotadas". Ahora, sigue de gira: Sevilla y Almería en otoño y a partir del 16 de octubre estará durante tres semanas en los Teatros del Canal, en Madrid.

De su pensamiento político a su tragedia personal

Pero que el discurso del autor renacentista italiano es aplicable a muchas y distintas épocas no es algo nuevo. Lo sorprendente de esta propuesta es que es el propio Maquiavelo -interpretado por un soberbio Cayo, solo sobre las tablas- quien presenta y mezcla su visión del sistema político con su historia personal.

La obra está compuesta mayoritariamente a partir de El Príncipe, pero también incluye pasajes de La mandrágora, Del arte de la guerra y Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Además, Rubio ha buceado en los papeles privados de Maquiavelo y ha incorporado al texto cartas que el autor escribió cuando se encontraba desterrado de Florencia.

El espectador, poco a poco, irá descubriendo la desgracia del protagonista, que no es otro que Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, “condenado por su talento” y apartado de la vida pública. La evolución del personaje, que se va sincerando con el público, habilita un nuevo ángulo desde el que digerir sus reflexiones. Es un “viaje emocional”, explica Rubio: desde su pensamiento político a su tragedia personal.

Fernando Cayo en el Corral de Comedias de Almagro.

Fernando Cayo en el Corral de Comedias de Almagro. Guillermo Casas/Festival de Teatro Clásico de Almagro

¿Para los gobernantes o para el pueblo?

Desde que arranca el espectáculo, el público observa a un hombre trajeado en su despacho. No hay referencias históricas, aunque por la escenografía podríamos situar la acción en los años sesenta. Habla solo y prepara una especie de "manual de gobierno": cómo lograr el poder y cómo conservarlo. Se dirige los gobernantes y a través de ejemplos -de Teseo a Fernando el Católico-, les explica cómo actuar.

En determinados momentos parece que Maquiavelo valora el poder por encima de cualquier otra consideración (muchas veces se ha puesto en cuestión la "moralidad" del autor italiano y su famoso "el fin justifica los medios" -frase que en realidad, como explica Rubio, nunca llegó a escribir-). Pero en cambio, en otras ocasiones, habla con el público para hacerlo cómplice y desenmascarar las artimañas que se producen en las altas esferas.

Pero si todo este discurso funciona y convence, sin desmerecer el trabajo de adaptación de Rubio, es gracias a la actuación de Cayo. A ratos trascendente, a ratos desgarrado y también divertido e irónico. Todo un despliegue de fuerza.