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Una década después del 7J, la amenaza yihadista sigue presente en Londres

  • Víctimas y héroes se reencuentran diez años después de la masacre
  • Los ataques dejaron a los británicos una sensación de vulnerabilidad ante el terrorismo
  • David Cameron: "La amenaza terrorista continúa siendo real y mortal"
  • El aniversario coincide con la muerte de 30 británico en el atentado de Túnez
  • Ultima hora sobre el atentado en Londres

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Se cumplen diez años de los atentados de Londres en los que murieron 52 personas

Una década después, un emocionado abrazo les lleva inmediatamente a un túnel lleno de humo en el metro de Londres. Gill Hicks vuelve a dar las gracias al policía que le salvó la vida. Andrew Maxwell la rescató el 7J de 2005, cuando varios atentados simultáneos sembraron el terror en la capital británica. Murieron 52 personas y más de 700 resultaron heridas. El pueblo británico les rinde homenaje en este aniversario en el que la amenaza yihadista sigue aún muy presente.

Hicks perdió ambas piernas, pero el terrorismo no le ha robado la sonrisa ni las ganas de vivir.

Fueron tres explosiones en los trenes del metro y otra en un autobús en la plaza Tavistock, cerca del Museo Británico, en plena hora punta. Los atentados no sólo han marcado la vida de las víctimas sino que dejaron al pueblo británico una sensación de vulnerabilidad ante el terrorismo islamista que permanece hasta hoy. El aniversario ha coincidido con la muerte de 30 británicos turistas británicos en un ataque efectuado por un terrorista vinculado a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en la playa de un hotel en Susa, en Túnez.

Homenajes en la capital británica

La primera ceremonia que recuerda el décimo aniversario de la tragedia ha estado presidida por el primer ministro británico, David Cameron, y el alcalde de Londres, Boris Johnson. Ambos han depositado ofrendas florales ante el monumento construido en el céntrico Hyde Park para homenajear a los fallecidos en los ataques. Este monumento consiste en 52 sencillos pilares de acero que representan a cada una de las víctimas mortales y en ellos están grabados sus nombres y la hora en que se produjo la explosión en la que perdieron la vida el 7 de julio de 2005.

El primer ministro británico, David Cameron, y el al alcalde de Londres, Boris Johnson, depositan sendas coronas de flores ante el monumento a las víctimas del 7-J en Hyde Park, Londres.

El primer ministro británico, David Cameron, y el al alcalde de Londres, Boris Johnson, depositan sendas coronas de flores ante el monumento a las víctimas del 7-J en Hyde Park, Londres. AFP PHOTO / ANTHONY DEVLIN/POOL AFP PHOTO / ANTHONY DEVLIN/POOL

Los dos políticos conservadores, vestidos de luto, han caminado entre estos pilares antes de depositar las flores sobre la placa construida junto a este monumento que da cuenta de los acontecimientos que tuvieron lugar hace diez años, cuando estaba en el poder el laborista Tony Blair (1997-2007).

El acto central se ha celebrado en la catedral de San Pablo, en Londres, donde ha tenido lugar un solemne servicio religioso al que han acudido los familiares de las víctimas, así como el primer ministro británico y el duque de York, en representación de la reina Isabel II.

"La mayoría de las víctimas eran jóvenes. Procedían de todas partes del Reino Unido y del mundo", ha dicho el obispo de Londres, Richard Chartres, en este servicio especial, en el se lanzaron pétalos de flores y las campanas de la catedral repicaron tras la ceremonia. "Estamos unidos en nuestra determinación de resistir y superar el mal del terrorismo", ha añadido al referirse a personas de distintas religiones unidas en contra del terrorismo.

Los primeros suicidas en el Reino Unido

En la hora punta de la mañana, tres bombas estallaron de forma casi simultánea en otros tantos trenes del metro de Londres, justo cuando Blair se reunía con el entonces presidente de EEUU, George W. Bush, en Gleneagles (Escocia), durante la cumbre del entonces Grupo de los Ocho (G8, los siete países más ricos y Rusia). Una hora después, otro artefacto estalló en un autobús de la línea 30 en Tavistock.

En la hora punta de la mañana, tres bombas estallaron de forma casi simultánea en la capital de Londres.

En la hora punta de la mañana, tres bombas estallaron de forma casi simultánea en la capital de Londres. AFP PHOTO / CARL DE SOUZA / Archivo

Los cuatro terroristas suicidas del 7-J -Mohammed Sidique Khan, de 30 años; Shehzad Tanweer, de 22; Hasib Hussain, de 18, y Germaine Lindsay, de 19- hicieron detonar las bombas que llevaban escondidas en sus mochilas en las estaciones de metro de King's Cross, Liverpool Street y Edgware Road, y en el autobús. Esto obligó a suspender momentáneamente toda la red del metro y a cerrar el acceso al centro de la capital británica.

Se hacía realidad el temor británico de que, tras los ataques contra EE. UU. de 2001 y los de Madrid de 2004, el Reino Unido también fuese castigado por los terroristas de la red Al Qaeda. El ataque puso además a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de seguridad y los de emergencia.

"La amenaza terrorista continúa siendo real y mortal"

Boris Johnson ha dicho que los terroristas del 7-J "fracasaron en su objetivo y no pudieron de ninguna manera cambiar lo fundamental de Londres y lo que hace que esta ciudad sea magnífica". "Creo que mucha gente diría que Londres se ha vuelto más cosmopolita", ha afirmado Johnson a los medios locales.

Con motivo de los actos en el Reino Unido, David Cameron ha reconocido que después de los atentados del 7-J "la amenaza terrorista continúa siendo real y mortal", como ha ocurrido en el atentado de hace unos días en Túnez o el asesinato a machetazos de un soldado por dos hermanos nigerianos en 2013.

Reino Unido bombardea desde septiembre de 2014 al autodenominado Estado Islámico en Irak. El grupo terrorista ha decapitado a varios ciudadanos británicos.