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Grecia vota en un referéndum que abrirá más preguntas de las que contesta

  • Gane el 'sí' o el 'no' en la consulta, el país estará en una situación complicada
  • Los acreedores y las autoridades griegas difieren en lo que está en juego
  • La UE insiste en que se decide la permanencia del país en la eurozona
  • Atenas asegura que se vota sobre la continuidad de la austeridad
  • Las consecuencias de ambos resultados pueden ser múltiples

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Dos hombres conversan en Atenas, delante de un graffiti que muestra un hombre que sujeta un símbolo del euro ensangrentado
Dos hombres conversan en Atenas, delante de un graffiti que muestra un hombre que sujeta un símbolo del euro ensangrentado. EFE/Yannis Kolesidis

Los referenda suelen servir para zanjar las cuestiones sobre las que se pregunta a la población. Pero el resultado del referéndum de este domingo en Grecia –sea cual sea, gane el ‘sí’ o gane el ‘no’ a las exigencias de los acreedores para seguir prestando ayuda al país-- abrirá muchas más preguntas sobre el futuro de Grecia y de Europa de las que en realidad contesta.

La consulta --la primera realizada en el país desde la que decidió abolir la monarquía en 1974-- ha estado rodeada de polémica por las dudas sobre la legitimidad de una convocatoria realizada con sólo una semana de margen (el Consejo de Europa considera que debe haber al menos dos semanas entre la convocatoria y la votación), y por las críticas a una pregunta enrevesada que remite a un texto técnico de 10 páginas.

Sin embargo, lo más confuso es entender qué se decide en este referéndum y qué sucederá el día después en Grecia y Europa.

Atenas: se vota ‘sí’ o ‘no’ a la austeridad

El Gobierno griego liderado por la coalición izquierdista Syriza insiste en que los ciudadanos deben decidir si aceptan la exigencia de los acreedores de unas reformas y ajustes fiscales impuesta a Grecia en los últimos cinco años, una receta que no ha solucionado los problemas griegos y ha hundido aún más al país en una profunda recesión.

Para Atenas, el referéndum forma parte de la negociación: el triunfo del ‘no’ reforzaría su posición ante los acreedores y se conseguiría un acuerdo mejor, con una reestructuración de la deuda incluida.

Además, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y sus partidarios subrayan que no se vota la permanencia de Grecia en el euro, sino si los ciudadanos están dispuestos a sufrir más austeridad.

El ministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis, ha asegurado que la permanencia de Grecia en el euro y en la Unión Europea no es negociable. Considera que la asfixia de liquidez impuesta a los bancos griegos es parte del “chantaje” de la antigua troika para hacer ceder al país, y que el BCE, como banco central de la eurozona, no puede abandonar al sistema financiero heleno.

UE: se decide sobre la permanencia en el euro

La percepción de los socios y las instituciones europeas es totalmente opuesta: reiteran que lo que está en juego es la salida del país del euro, aunque ésa no sea la pregunta en el referéndum.

En esa línea, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, recordó el jueves en el Parlamento holandés que las encuestas muestran que una gran mayoría de griegos quiere seguir dentro del euro, por lo que el referéndum mostrará -a su juicio- si los griegos están dispuestos a aceptar la austeridad necesaria para permanecer en la moneda única.

"Nosotros estamos dispuestos a ayudar a Grecia, si Grecia, sus políticos y su pueblo están dispuestos a aceptar medidas desagradables", añadió Dijsselbloem, quien advirtió: "Si ellos no quieren, no existe ninguna base para un nuevo programa de ayuda, y la cuestión será saber si existe una base para que Grecia esté en la eurozona".

Por otro lado, desmienten la idea transmitida por Atenas de que la victoria del ‘no’ mejore la posición negociadora griega.

La eurozona y los acreedores argumentan, primero, que las propuestas sobre las que pregunta el referéndum ya no están sobre la mesa porque el rescate en el que se enmarcaban expiró el pasado martes.

En segundo lugar explican que, al cerrarse el anterior programa de forma brusca y sin cumplir todos los compromisos, cualquier negociación que comience ahora arrancará de cero y con mayores dificultades, por la desconfianza surgida hacia Grecia y por la complicada situación financiera generada en el país (congelación de las reformas durante el período de negociación, declarado en mora con el FMI por el impago de 1.500 millones y con un corralito en vigor que está paralizando los flujos financieros y económicos).

Respecto al papel del BCE -que puede tener en sus manos la decisión clave de desconectar la respiración asistida de la liquidez proporcionada hasta ahora a los bancos del país-, hay que recordar que su mandato es mucho más corto que el de entidades similares, como la Reserva Federal de EE.UU., y que su única tarea explícita es mantener la inflación de la eurozona bajo control para garantizar la estabilidad.

Posibles escenarios

Lo que sí parece fuera de toda duda es que este referéndum ha abierto en canal a la sociedad griega -dividida casi a partes iguales entre el ‘sí’ y el ‘no’, según los sondeos- y que las instituciones acreedoras han perdido totalmente la confianza en el actual Gobierno heleno, lo que también condicionará las posibles salidas al estancamiento actual.

Con esos mimbres políticos y económicos, es complicado aventurar qué puede pasar tras el referéndum, aunque se perfilan algunos posibles escenarios.

SI GANA EL SÍ

- Se reabrirían las negociaciones para un tercer rescate. Según el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Federico Steinberg, se reanudarían “con unas condiciones similares” a las de la última propuesta de los acreedores. Pero otros analistas, como el editor financiero del diario The Guardian, no están convencidos de que no se impongan condiciones más duras.

- En cualquier caso, parece difícil que la reestructuración de la deuda -prometida por Juncker en el tiempo de descuento- sea aceptada fácilmente por los socios más duros del euro, que –pese a la insistencia del FMI, confirmada de nuevo en su último informe- se han opuesto a ella desde el principio, tanto en 2010 como ahora, cuando el Gobierno de Syriza la convirtió en condición indispensable para cualquier acuerdo.

- El Gobierno de Syriza tendría que dimitir (Tsipras lo ha insinuado, su ministro Varufakis lo ha confirmado y los acreedores no se fiarían de que un Gobierno que rechaza de forma tan ostentosa un programa de reformas sea el encargado de aplicarlo). Se convocarían elecciones (que podría volver a ganar Syriza), se formaría un gobierno de unidad nacional o se nombraría un gabinete de tecnócratas al estilo del establecido con Mario Monti en Italia.

- El nuevo gobierno trataría de llegar a un acuerdo antes del próximo 20 de julio, cuando debe abonar 3.500 millones de euros al BCE, y evitar así un impago que le conduciría fuera del euro. Si se lograse el pacto, según Steinberg, “el problema griego” seguiría dentro de la eurozona “muchos años más, pero con menos probabilidad de salida del país del euro”.

- Según un manifiesto firmado por 246 profesores griegos de Economía, si las medidas impuestas en ese acuerdo son parecidas a la propuesta votada en el referéndum, tendrán “las menores consecuencias recesionarias y el mayor nivel de protección social posibles” en la actual situación del país. Por el contrario, otros economistas -como los Premios Nobel Stiglitz y Krugman- y el propio FMI, advierten de que Grecia entraría en una recesión profunda “casi sin fin”, incluso aunque se le aplicase un fuerte recorte en su deuda.

SI GANA EL NO

- Syriza seguiría gobernando y el acuerdo sería muy complicado, ya que los acreedores, previsiblemente, no ofrecerán condiciones más favorables a Atenas.

- Esa situación llevaría, casi irremediablemente, al impago al BCE el próximo 20 de julio, con lo que el banco central cortaría la liquidez con la que hasta ahora ha mantenido a flote la banca griega. De esta forma, se alargaría el actual corralito y Atenas se vería empujado a emitir una nueva moneda para recapitalizar sus bancos y pagar salarios y pensiones.

- La emisión de una moneda diferente al euro podría conducir a salida de Grecia de la eurozona, según Steinberg, quien considera que “el contagio sería mayor (aunque todavía controlable por el activismo del BCE), y los restantes países del euro harían bien en dar pasos acelerados hacia la unión fiscal y económica para dejar claro que el proceso de integración sigue adelante”. Para el director de Inversiones de Robeco Investments Solutions, Lukas Daalder, la salida griega sentaría “un precedente muy significativo”, ya que, “si es factible abandonar la zona euro, los inversores responderían más agresivamente a resultados electorales desfavorables”. Esa reacción “agresiva” de los mercados podría reproducirse cada vez que se abriese una brecha significativa en cuestiones económicas, financieras e, incluso, políticas entre los distintos países del euro, lo que pondría en riesgo a los miembros más débiles.

- En el mismo momento en que la nueva divisa empezase a circular, es más que previsible que su cotización se hundiera frente al euro y el dólar. Esa fuerte depreciación se traduciría de inmediato en la multiplicación del coste para los griegos de todo tipo de deudas, compras y contratos. La inflación se dispararía y el paro aumentaría aún más. Según la teoría económica, tras ese primer y dramático impacto, la devaluación de la nueva moneda podría jugar a favor de Grecia, haciéndola más competitiva de cara al exterior. Aunque es difícil saber cuánto tiempo tardaría en salir de la tremenda crisis social, Stiglitz asegura que tendrían “su destino en sus propias manos” y un futuro “más esperanzador que la inadmisible tortura actual”.

- La salida de Grecia del euro podría ser recurrida por Atenas ante el Tribunal de Justicia de la UE, ya que ningún tratado europeo determina que un país pueda abandonar la moneda única.

- La salida del euro no tiene por qué ser algo automático, tal y como defienden algunos expertos, como el vicepresidente del BCE, Vítor Constancio. Apuntan que la suspensión de pagos de Grecia podría gestionarse desde dentro de la eurozona. Una vía sería, precisamente, a través de una reestructuración de la deuda. Otro camino podría ser la creación de una moneda paralela, que conviviera con el euro y sirviera para realizar pagos corrientes, como salarios y pensiones.

- Dada la posición geoestratégica de Grecia, entre Balcanes y Turquía, entre los territorios de la antigua URSS y Europa, no es descartable cierta presión de EE.UU. sobre sus socios europeos para que encuentren una solución, sobre todo, después de los gestos de acercamiento de Atenas hacia Moscú.

Pregunta íntegra del referéndum del 5 de julio

¿Debería ser aceptado el plan de acuerdo presentado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en el Eurogrupo del 25/06/2015 que consta de dos partes que constituyen su propuesta unificada?

El primer documento se titula "Reformas para el cumplimiento del actual programa y posteriores" y el segundo "Análisis preliminar de la sostenibilidad de la deuda".

NO ACEPTADO / NO

SÍ ACEPTADO / SÍ