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León Felipe, intimidades y textos inéditos

  • La Fundación Banco de Santander publica una antología con inéditos del poeta
  • El libro Castillo interior se presenta este martes en el Instituto Cervantes
  • Contiene cartas inéditas de la correspondencia en el exilio de León Felipe

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El poeta León Felipe
El poeta León Felipe

"León Felipe sería hoy en día una de esas figuras que, sin duda, denunciaría el abuso de poder y la desigualdad, y lo haría con una rotundidad tremenda. Personajes como esos, independientes, inclasificables y humanistas son los que necesitamos". Es el trazo de actitud que define al hombre y al poeta, León Felipe (Tábara 1884 -México DF 1968), y así lo traslada a RTVE.es Javier Expósito Lorenzo, antólogo y prologuista de Castillo interior.

Presentado este martes por la Fundación Banco de Santander, Castillo interior ofrece como un acontecimiento los últimos textos inéditos del autor, hallados en el Archivo Histórico Provincial de Zamora. Se rompe así un silencio editorial de más de 40 años sin publicaciones originales. Inspiración para cantautores, soporte del exilio, la obra recupera el aliento de un hombre, hijo de un notario, que rompió con una vida asegurada para lanzarse al azar del camino como un bohemio, antes de asentar una carrera literaria.

Una vocación que marca su estreno poético en 1919 "con 37 años", recuerda Expósito, con la obra Versos y oraciones del caminante. "Para entonces ya -continúa- él dice que hace su camino: 'Romero, romero solo'". Comparado frecuentemente con Walt Whitman, los textos de León Felipe arraigaron en la música contestataria, "llegó al imaginario de los españoles a finales de los años 60 con cantautores como Serrat, Paco Ibáñez, o Paco Rabal, por ejemplo, recitando el poema Qué lástima", explica el antólogo.

Repertorios que fueron vestimenta de su figura en la imaginación, y que caídos en cierto desuso también fueron su lastre al fondo de la memoria. Sin embargo el creador pervive, como su obra, y su protagonismo es el de su discurso, ahora reeditado.

La España que solo pudo ser fuera de España

Defensor de la España que despertaba antes del apagón franquista, sus inquietudes y su carácter animaron su marcha, "se va con lo puesto en el año 23 a México, donde es mucho más conocido que aquí en nuestro país", dice Expósito. Luego la guerra convirtió el retorno al país en un imposible. La vuelta se transfiguró en soporte al exilio. "La guerra civil es importante para él, todo lo que ocurre. Se echa en las espaldas el exilio español, como un profeta, como un Job, y se convierte en bandera de ese exilio, pero León Felipe es mucho más que eso. Además, lleva un camino ajeno a las modas, absolutamente solitario".

Así el poeta da a luz su obra. Se casa con la mexicana Berta Gamboa, "su soporte vital", y construye una vida cuyo eco también se ha incluido en Castillo interior bajo la forma de un epistolario también inédito, correspondencia que el escritor mantenía con otros autores con los que le unía una estrecha relación de amistad. "Sobre todo con Juan Larrea, que es otro de los grandes de la generación del 27. Es un epistolario único, un tesoro de 19 cartas, de dos personajes de esa importancia poética, abiertos de entrañas y de espíritu", apunta Expósito.

Conversaciones que viajaron en papel dando armazón a "una amistad tan intensa durante 30 años y una conexión tanto en lo espiritual como en lo humano entre los dos profetas del exilio que eran León Felipe y Juan Larrea".

La academia, el hogar del verbo

En estas cartas, los escritores no solo reflexionan sobre las menudencias del devenir cotidiano. También las impregna una escala de valores y principios que rigen sus decisiones, comentarios sobre oportunidades, expresión de esperanzas y frustraciones, como las que confesaba desde México León Felipe a Larrea en 1951, tras el I Congreso de academias de habla española:

"Vinieron los académicos… pero no los de España. El congreso se hizo sin las normas y sin los jóvenes académicos aperturistas hispánicos del momento. Franco no les dejó venir. Y estuvo a punto de suceder que España perdiese su hegemonía y autoridad en la lengua. Me acordé de ti, porque lo único que tiene que perder ya España —y lo perderá— es el verbo. En realidad este congreso fue un anticipo de la desintegración del verbo. Quiero decir que su fuerza nuclear no estará —ya no está— en España. Y si no hubiese sido por pícaros como Rubén Romero y por fantoches como Quijano (Alejandro Quijano, lingüista), la Academia central habría pasado a Bogotá, a México o a otra ciudad de Hispanoamérica. Todo se andará y sería muy significativo que Franco, que ha originado la desintegración material, histórica y física de España, se apuntase este tanto en su haber de la desintegración verbal, que para nosotros es la desintegración del espíritu."

"Para él, el hispanismo y el castellano en América va a ser mucho más importante en todas las academias que el español de la península, que el peso de América va a ser fundamental, y esto lo dice hace 70 años", recuerda Expósito.

Aposentos y Moradas

"Es uno de los pocos escritores que han estado por encima de sus circunstancias. León Felipe buscaba la vida por encima de la muerte. Buscaba la luz para poder transmitirla”, explica Gonzalo Santonja, corresponsable junto con Expósito del volumen.

Castillo Interior llega al público este año marcado por la efemérides de Santa Teresa de Jesús, "ambos tienen algo en común, y es que enaltecen la espiritualidad el hombre desde lo cotidiano. León Felipe siempre busca la luz de la espiritualidad y Teresa también".

Inspirados en esta coincidencia, los autores de la obra la han estructurado en lo que denominan "Aposentos" y "Moradas". Los primeros acogen los textos literarios, y las segundas muestran la correspondencia epistolar. "Aposentos, que es como el obrador, la fragua, los fogones de Santa Teresa, y las moradas es el alma, el centro vital de León Felipe, en los diversos epistolarios", aclara Javier Expósito.

Lo inédito y lo consolidado en el imaginario, filamentos del corazón y ecos del sentido común, años agitados para un bohemio coherente y un poeta serio al que la guerra obligó a construir su castillo en otras tierras, pero cuyo aliento volvió, inspirando compases como himnos.