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Asia-Pacífico ralentiza su crecimiento, pero sigue aportando un tercio del incremento global

  • El Banco Mundial estima que la región crecerá un 6,7% en 2015
  • China frenará su alza al 7% en 2016 en busca de la sostenibilidad
  • Mejorar la política fiscal, clave para afrontar el encarecimiento de préstamos

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Trabajadores de una planta de refrescos de Cikedokan, en Java.
Trabajadores de una planta de refrescos de Cikedokan, en Java.

El Banco Mundial ha recortado ligeramente sus previsiones de crecimiento para Asia y Pacífico en 2015, aunque sostiene que con las nuevas cifras se mantendrá la fortaleza de la región durante este año, según recoge el último informe de Actualización Económica de Asia Oriental y Pacífico que la institución ha publicado este lunes.

"A pesar de un crecimiento más lento en Asia, la región seguirá contando con un tercio del crecimiento global, el doble de lo aportado por la suma del resto de regiones en desarrollo", ha explicado el vicepresidente del Banco Mundial para las Regiones de Asia-Pacífico, Axel van Trotsenburg en una rueda de prensa.

Sin embargo, advierte de un riesgo "significativo" debido a una serie de incertidumbres a nivel global entre las que se incluye el impacto potencial de un dólar cada vez más fuerte y el previsible aumento de las tasas de Interés en Estados Unidos.

El organismo, asentado en Washington, espera que las economías en desarrollo de la región de Asia-Pacífico, entre las que se encuentra China, crezcan un 6,7% en 2015 y otro tanto en 2016, lo que supone, respectivamente, 0,2 y 0,1 puntos porcentuales menos que en la última previsión de octubre de 2014.

Las economías asiáticas crecieron un 6,9% en 2014, según los últimos datos del Banco Mundial.

China crecerá menos en busca de la sostenibilidad

El Banco Mundial cree que la economía de China podría frenar su crecimiento para situarlo en un 7,1% en 2015 y un 7% en 2016, reduciendo un poco las últimas previsiones de 7,2% y 7,1%, que ya procedía de otra rebaja previa.

El organismo considera que el crecimiento de China podría ralentizarse debido a las últimas medidas políticas, encaminadas a redirigir la economía a una senda más sostenible para evitar sus vulnerabilidades.

Aun así, el Banco Central de China ha recortado los tipos de interés en dos ocasiones desde noviembre,  en un intento por estimular una economía que crece a su ritmo más lento en décadas.

El crecimiento en el resto de países de la región será de un 5,1% en 2015 y del 5,4% en 2016,  en gran parte, impulsado por la demanda interna, gracias a la confianza del consumidor y la caída de los precios del petróleo.

Algunas economías más pequeñas y exportadoras de materias primas, como Mongolia, verán un menor crecimiento.

Un tiempo de riesgos y oportunidades

Por otra parte, aunque el impacto de la bajada del precio del petróleo varía de país en país, el Banco Mundial prevé un periodo sostenido de precios bajos de los carburantes, que sustentará el crecimiento en la región y provocará una previsible mejora de las grandes economías de la zona.

Sin embargo, debido a la imprevisibilidad de la economía global, existen algunos riesgos "significativos" en la región.

"Unos tipos de interés más altos en Estados Unidos y la apreciación del dólar, asociada a una política monetaria divergente en las economías avanzadas, podrían elevar los costes de los préstamos, generar volatilidad financiera y reducir la entrada de capitales de una manera más brusca de lo previsto", explica el informe. Asimismo, una recesión en Japón o en la eurozona podría afectar a las exportaciones de la región.

Por eso, "la mejora de la política fiscal" es clave para esta zona y debe apoyarse en la situación del petróleo, ha defendido la jefa de los economistas para Asia-Pacífico del Banco Mundial, Sudhir Shetty. "Con los bajos precios del crudo, los países - da igual que sean exportadores o importadores - deberían reformar sus tarifas energéticas para llegar a políticas fiscales más sostenibles y equitativas", ha matizado.

Como ya ha señalado en otras ocasiones, el Banco Mundial apunta que la bajada de los precios del petróleo supone una oportunidad para reducir los subsidios del fuel y elevar los impuestos energéticos.