Enlaces accesibilidad

El papa denuncia tras el Via Crucis las lacras del mundo actual, presentes en el calvario de Cristo

  • Critica la corrupción y la indiferencia de las personas ante quienes sufren
  • Recuerda a los cristianos "perseguidos, decapitados ante nuestros ojos"

Por
El papa Francisco preside el Vía Crucis
El papa Francisco preside el Vía Crucis.

El papa Francisco ha presidido el Vía Crucis en el Coliseo de Roma y, a su término, ha denunciado con firmeza las lacras que afligen al mundo en la actualidad, representadas todas ellas en "la crueldad" del calvario de Cristo.

El pontífice ha seguido este acto desde la colina del Palatino y a sus pies se han congregado miles de personas para rememorar el camino de Jesús de Nazaret hacia su ejecución y muerte.

En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia

Al término, Bergoglio ha pronunciado una breve alocución en la que ha denunciado la "crueldad" de algunas situaciones actuales que se corresponden, a su juicio, con el calvario de Cristo, como la corrupción o la indiferencia de las personas ante quienes sufren.

"En la crueldad de tu Pasión, Señor, vemos la crueldad de nuestras acciones y a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad. En tu cuerpo herido vemos a aquellos desfigurados por nuestra indiferencia", ha lamentado.

También ha recordado a "nuestros hermanos cristianos" que "son perseguidos, decapitados y crucificados ante nuestros propios ojos y, a menudo, con nuestro silencio cómplice".

Durante el Vía Crucis, de más de una hora de duración, el papa ha permanecido sumido en un profundo recogimiento. Mientras, la cruz ha pasado de unas personas a otras hasta completar su recorrido desde el Coliseo hasta el Palatino, pasando por cada una de las catorce estaciones que componen su tránsito.

En cada una de estas etapas se ha leído una de las catorce meditaciones redactadas por Renato Corti, obispo emérito de la ciudad septentrional italiana de Novara, y que han hecho referencia a problemas actuales.

Los encargados de portar la cruz han sido representantes de diferentes circunstancias sociales, de tal modo que han participado en el acto enfermos, familias y personas procedentes de zonas en conflicto como Irak, Siria, Nigeria o Tierra Santa.

La institución de la familia, muy presente en el Via Crucis

El cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, ha inaugurado y clausurado el Via Crucis, que ha comenzado con la recomendación de fortalecer la fe mediante "la oración, la vigilancia, la sinceridad y la verdad".

En el año en el que la Santa Sede celebrará el Sínodo de la Familia -entre el 4 y el 25 de octubre-, esta institución ha estado muy presente. Así, durante tres estaciones sucesivas han portado la cruz dos familias numerosas italianas y otra con hijos adoptivos naturales de Brasil.

En este sentido, Corti ha reseñado "los dramas familiares presentes en el mundo" que, a su juicio, "son fáciles de juzgar pero es más importante ponerse en el lugar de los otros y ayudarles en la medida de los posible".

En este recorrido también han estado representados los enfermos como Marzia De Michele, que ha portado la cruz acompañada por su hermana y su asistente.

También se ha abordado la presencia femenina en el mundo y, en esta ocasión, las mujeres han estado representadas por sor Sundus Qasmusa y sor Susan Sulaima, dos monjas dominicanas de Santa Catalina de Siena procedentes de Irak.

Dos hombres de nacionalidad siria portan la cruz

También han portado la cruz dos hombres de nacionalidad siria, durante una estación en la que se ha meditado sobre fenómenos como la soledad, el abandono, la indiferencia o la pérdida de seres queridos.

"Inconmensurable es el sufrimiento de aquellos que se ven involucrados en acontecimientos crueles, en palabras de odio o de falsedad. Que se topan con corazones de piedra que provocan lágrimas y conducen a la desesperación", ha recordado Corti en su texto.

También han participado personas procedentes de Nigeria, Egipto o China, un país, este último, con el que el Vaticano no mantiene relaciones diplomáticas desde 1951 y con el que en la actualidad se estaría produciendo un acercamiento.

De hecho, dos ciudadanos chinos han portado la cruz durante una estación en la que se ha recapacitado sobre "los acontecimientos que violan la dignidad del hombre" como el tráfico de personas, los niños soldado o "el trabajo que se convierte en esclavitud".

En este momento el obispo ha denunciado la situación de "los muchachos y los adolescentes que son ultrajados, vulnerados en su intimidad, bárbaramente profanados", en alusión a los jóvenes que padecen abusos sexuales.