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Mobile World Congress 2015

El Mobile World Congress hace un hueco a lo peculiar

  • Aparte de las grandes presentaciones hay tecnologías peculiares
  • Se ha presentado un 'antismartphone' redondo y de madera
  • También joyería inteligente que interactúa con el teléfono

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El dispositivo de Project Ara, un móvil modular.
El dispositivo de Project Ara, un móvil modular.

El Mobile World Congress (MWC) es también un lugar donde luchan por despegar innovaciones peculiares, como el teléfono circular Runcible o Project Ara, en el que el usuario se construye su propio teléfono con módulos.

En los 100.000 metros cuadrados donde se despliega la feria no solo hay sitio para vender las bondades de un futuro 5G, mostrar brillantes smartphones curvados y relojes inteligentes, oír a Zuckerberg, ir de procesión con traje de chaqueta oscuro y sufrir un aire acondicionado que transmuta el dulce clima mediterráneo en temperaturas de invierno nórdico.

Buceando más allá de los flashes y los anuncios amplificados a bombo y platillo, se puede acceder a propuestas curiosas, ambiciosas, extrañas e incluso emocionantes que permiten al visitante mirar este MWC con otros ojos.

El 'antismartphone'

La más llamativa es Runcible, un teléfono circular que se inspira en brújulas y relojes de bolsillo y aspira a ser el 'antismartphone' porque no agobiará al usuario con notificaciones o vibraciones.

Runcible aspira a ser el antismartphone, sin notificaciones ni vibraciones

"El teléfono se ha convertido casi en una droga, queremos parar eso. Este es un teléfono para pasar el tiempo con la gente que quieres, un gran dispositivo para momentos de más desconexión", ha indicado el responsable de la empresa Monohm, George Arriola.

Equipado con Firefox OS, su pantalla tiene un diámetro de 78 milímetros y una densidad de 244 píxeles por pulgada, su parte trasera es de madera y cuenta con una cámara en el centro.

Teléfono modular

Un concepto diferente de telefonía móvil es también Project Ara, la iniciativa de teléfonos modulares de Google. La firma Yezz ha acudido a Barcelona con los prototipos -aún no funcionales- que está preparando para la puesta en marcha del piloto en Puerto Rico.

El concepto consiste en que el usuario se arme su propio teléfono con distintos módulos -Yezz ha diseñado más de cien-: la pantalla que desee, la antena que le convenga, la cámara que prefiera, etcétera.

La nostalgia de otros tiempos hace reparar en la presencia de Kodak en el MWC, adonde ha enseñado el IM5, su entrada en la telefonía inteligente. La emoción se disipa pronto para dar paso a la decepción al comprobar que se trata de un terminal diseñado sin cariño que pasará por el mundo sin pena ni gloria.

Tecnología de los sentidos

La vista empieza a ser tendencia en esta industria. Fujitsu ha creado una tecnología de reconocimiento del iris que permite desbloquear el teléfono o acceder a una cuenta con la mirada.

Cómoda de utilizar y aplicada en una cámara infrarroja, la compañía japonesa afirma que es diez veces más precisa que la detección de la huella dactilar.

Lo que la compañía Metaio quiere es poder convertir cualquier superficie en una pantalla táctil, de manera que la interacción del usuario de gafas inteligentes con el mundo sea más sencilla. Y lo consigue con sensores de calor que detectan adónde apuntan las manos.

También curiosa es su iniciativa que permite, mediante realidad aumentada, ver cómo quedarían los muebles del catálogo de Ikea en tu casa.

Dispositivos vestibles

Otra tendencia clara del MWC es la tecnología vestible. La empresa Lövepac diseña joyería inteligente: Miagii es un collar de material cerámico que se conecta al teléfono (iOS y Android) vía bluetooth y alerta mediante vibraciones de las notificaciones.

Acercando la mano al dispositivo -que incluye en su interior un auricular para las llamadas-, este proyecta sobre la palma los mensajes, quién llama y las notificaciones de Facebook y Twitter.

Destaca por ser una alternativa diseñada para la mujer, ya que hasta ahora los relojes inteligentes que hay en el mercado son demasiado grandes y masculinos. Eso sí, quien lo quiera tendrá que rascarse el bolsillo porque cuesta 399 dólares (361 euros).

Por su parte, la peculiaridad de la pulsera para niños Miiya es que utiliza la gamificación para lograr que los pequeños hagan deporte. Si los niños de entre 5 y 17 años hacen una hora de ejercicio al día, el muñequito virtual de la pantalla se convierte en superhéroe.

Conectada al teléfono de los padres (iOS, Android), permite saber la localización de los pequeños en un radio de 150 metros.

Quizá estas tecnologías no ocupen portadas de periódicos, puede que ni siquiera tengan éxito de ventas, pero destacan por ser diferentes y por intentar cambiar los patrones. Esto, en una industria con tanta fotocopia como la que se da cita en el MWC, es todo un logro.