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Premios Oscar 2015: Mejor canción y mejor banda sonora original

Los Oscar que le dieron la espalda a la batería

  • Los solos de batería de Birdman y Whiplash no pasan el corte de la Academia
  • Sí reconoce los paisajes majestuosos de Interstellar o El Gran Hotel Budapest
  • Un rapero, un rockero o un leyenda del country se disputan la Mejor canción

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Adam Levine, cantante de Maroon 5, interpreta la canción original de la película 'Begin Again'
Adam Levine, cantante de Maroon 5, interpreta la canción original de la película 'Begin Again'

Si me preguntan ustedes por el rasgo musical que más me ha llamado la atención en las películas nominadas a los Oscar, yo les diré que aún retumban en mi cabeza los solos de batería. Por un lado, Alejandro G. Iñarritu los utiliza como hilo conductor en la narrativa sucesiva e incansable de Birdman; y por el otro, Whiplash les construye un altar y los convierte en un personaje más de esa batalla dialéctica entre el castigado Miles Teller y el implacable J. K. Simmons.

Ninguna de ellas luce palmito entre las nominaciones musicales de estos premios. La Academia ha preferido en su lugar las ambientaciones mucho más elaboradas, majestuosas, épicas y emotivas que han dado peso a algunas de las historias más reseñables del año. Este recorrido musical hay que iniciarlo por las nominadas a Mejor canción original, que suele ser la categoría más mediática por la participación de conocidos artistas del pop a nivel mundial.

"Lost Stars" es el gran hit radiofónico que corona Begin Again, y que demuestra el tino de John Carney con las historias de amor alrededor de la música. Ya en 2007 el "Falling Slowly" de su Once se hizo con el Oscar, y este año podría volver a repetir. Tiene como baza a un intérprete adorado por el público: un Adam Levine -cantante de Maroon 5- que aporta emotividad y sentimentalismo pop a la canción que, por cierto, fue escrita por Gregg Alexander, líder de aquellos The New Radicals famosos por "You Get What You Give".

"Glory" une a dos de las carreras más estables, elegantes y solventes de la música negra estadounidense. Selma une en su canción principal al veterano rapero Common y al cantante soul John Legend. Ambos unen R&B, Hip Hop y Gospel en una canción que gana emotividad a medida que se escucha, y que ya se hizo con el Globo de Oro a Mejor canción original.

El documental Glen Campbell: I'll Be Me cuenta la historia de uno de los grandes nombres del country estadounidense, que sale de gira mientras lucha contra el Alzheimer que le afecta. Interpretada por el propio Campbell, en la que se anuncia como su última gran visita al estudio de grabación, "I'm Not Gonna Miss You", es una mirada nostálgica y a pesar de todo optimista de una leyenda musical que pelea contra una enfermedad terrible.

Tras la victoria del "Let It Go" de Frozen en la pasada edición, la sorpresa la daría este año una de las pocas nominaciones conseguidas por The Lego Movie. La infecciosa, excesivamente colorida y espídica "Everything Is Awesome", interpretada por Teagan & Sara, es el juego de niños que no debería ser tomado en serio por la Academia de Cine. La broma es divertida, pero no suficiente para ganar un Oscar al lado de nominaciones de muchísimo mayor peso y calidad musical.

Cierra estas nominaciones otra estrella juvenil: la cantante Rita Ora, que interpreta "Grateful" para el drama romanticón Beyond The Lights. Muchos planetas deberían alinearse para que se lleve el Oscar este hit artificioso que une pop y R&B.

Alexandre Desplat domina las nominaciones a Mejor BSO

En la categoría de Mejor Banda Sonora Original encontramos por partida doble a Alexandre Desplat, que ya cuenta las ocho nominaciones a los Oscar sin haber recogido el premio ni una sola vez. La Academia nunca ha recompensado con la estatuilla sus trabajos en películas como El curioso caso de Benjamin Button, El Discurso del Rey, Argo o Philomena. Este año, el compositor francés podría estrenarse como ganador gracias a sendas nominaciones por la música de El Gran Hotel Budapest -con la que ya ha ganado este año un Grammy y un BAFTA- y The Imitation Game.

La música de El Gran Hotel Budapest coincide con el colorido y el bonitismo presente en pantalla en todo momento. Se trata de una suma de piezas evocadoras y con ese fondo melancólico tan propio del folclore ruso. Y es que parece que la historia de esa hilarante República de Zubrowka puede contarse con la ayuda de la balalaika, instrumento que suena a lo largo de toda la BSO sin chirriar ni caer en lo excesivo.

Para The Imitation Game, Desplat creó una banda sonora orquestal en la que el piano y las cuerdas son los grandes protagonistas. Sutil, delicada, elegante y nada revulsiva es una apuesta que embellece y completa el puzzle con el que el director noruego Morten Tyldum cuenta la historia del matemático Alan Turing.

A estas nominaciones el compositor y productor sueco Jóhann Jóhannsson llega con el Globo de Oro bajo el brazo por su excelente dibujo sonoro para La Teoría del Todo. La vida del científico Stephen Hawkins se cuenta con una banda sonora expresiva y esplendorosa, que sabe reivindicar los momentos de luminosidad y mostrar los más oscuros sin caer en lo evidente. Una pequeña caja de música que podría dar la sorpresa en la noche del domingo.

Hace 21 años que Hans Zimmer no recoge el Oscar. En la edición de 1994 lo hizo por El Rey León, y desde entonces la Academia parece haberle guardado en el cajón a pesar de las nominaciones por Gladiator o Inception. Este año, el alemán busca con Interstellar su segundo premio. Ya el año pasado el premio fue para otra historia espacial, Gravity; y en esta ocasión el reconocimiento podría repetirse gracias a una banda sonora envolvente, que parece suspendida en el infinito, sin prisas innecesarias ni abruptas sorpresas. Minimalista y preciosa, la música que acompaña a la historia de Christopher Nolan, está guiada en todo momento por un órgano que exprime el corazón.

Entre estos nombres, el más modesto es el del compositor inglés Gary Yershon que pone música al otro biopic del año. Para ambientar la vida del pintor británico J. M. W. Turner, suena música de cámara, sobria y sin grandes pretensiones. Compuesta por piezas de corta duración -rara vez superan el minuto y medio-, a la banda sonora de Mr Turner le falta ambición y le sobra angustia, desazón y algo de tedio. Es de esas que nunca te pondrías en casa por muy gris que sea el día.