Enlaces accesibilidad

Raymond Maufrais, el último explorador

  • El joven periodista desapareció en el Amazonas en 1950
  • Jeremy Banster y Stany Coppet cuentan su historia en 'La Vie Pure'
  • RTVE.es os ofrece un clip, en primicia, de la película

Por
Secuencia exclusiva de 'La Vie Pure'

El 13 de enero de 1950, el joven explorador francés Raymond Maufrais, de 23 años, desaparecía en el río Tamouri, en los confines inexplorados del Amazonas de la Guayana francesa. Lo único que se encontró fue su diario, en el que recogía los sufrimientos que había padecido, y su cámara de fotos. Durante los siguientes 12 años, su padre realizó 18 expediciones para intentar encontrarlo, sin resultado. Un drama que cautivó a los medios de la época y por el que al joven se le acabó reconociendo como el último explorador, ya que pretendía llegar al único territorio donde todavía no había pisado el hombre blanco.

Ese diario se convirtió en un libro, Raymond Maufrais: Aventuras en Brasil y la Guayana, que ha alimentado los sueños de numerosos aventureros desde entonces, entre ellos los del director Jeremy Banster y el actor Stany Coppet (El Príncipe, Águila Roja, la película), que han narrado su aventura en la película La Vie Pure, que han presentado en el Institut français de Madrid.

“Nos interesaba la historia porque es una metáfora de los sueños de los jóvenes -asegura el director- de cómo deben luchar por lo que desean. Hay que darles esperanza para que luchen por esos sueños”.

“Y aunque fuese un sueño fracasado queríamos transmitir el mensaje de que siempre hay que intentarlo –añade Stany- Hay que vivir la vida y hacer todo lo posible por perseguir nuestros sueños”.

Una película que sorpende por su estilo, casi documental, y que todavía no tiene distribuidora en España, pero que viene precedida por su éxito en los festivales de Montreal y de la Réunion (Premio del Jurado Joven)

El último explorador

“Raymond -continúa Banster- era un joven periodista que fue muy activo en la resistencia francesa durante la ocupación alemana. Tras la Segunda Guerra Mundial intentó dar un sentido a su vida. Vivía al lado del puerto, por lo que siempre veía llegar a barcos del todo el mundo y eso hizo crecer en él el gusto por la aventura, los pueblos primitivos y los viajes a territorios inexplorados. Y su padre alimentó ese sueño, desde muy pequeño, con historias del Amazonas. Le inculcó el virus de la exploración”.

“Por eso –afirma el director- su sueño era encontrar "la vie pure" (la vida pura), los últimos territorios vírgenes. Y en esta época, el sur de la Guayana francesa y el norte de Brasil eran la única mancha negra en los mapas, el único lugar que todavía no había pisado el hombre blanco. Era el último desafío para un explorador. Era como ‘El dorado’, para el joven Raymond”.

“Además –continúa Jeremy- el joven tenía un problema con la vida moderna, quería escapar de la civilización y encontrar la pureza, los pueblos indígenas, para conocer lo que era el mundo real, salvaje y primitivo. Desde joven se ponía retos, saltar más alto, nadar más deprisa, y ese fue su mayor reto”.

“Pero no estaba preparado, no tenía medios, no tenía dinero… Lo único que tenía era un fusil y su perro –asegura el director-. Y un contrato con una revista de viajes para narrar su aventura, pero nunca le pagaron. Y a pesar de la ayuda de los indígenas, no pudo evitar un desenlace fatal. Fue un sueño fracasado. Pero la asociación de exploradores le honró como el último explorador”.

Un actor excepcional

Una de las grandes bazas de la película es la estupenda interpretación de Stany Coppet, también coguionista, que nos cuenta cómo se preparó para el papel: “Empezamos a trabajar en el film hace ya seis años. Ambos habíamos estado en la Guayana francesa, buscando inversores, y conocíamos el lugar, pero no la selva. Por eso, un año antes de rodar recorrimos el trayecto que siguió Raymond y poco a poco, entrando en la selva pude tocar la vida de este chico, sus miedos, y lo que tuvo que superar sólo en ese entorno tan hostil”.

“Desde ese momento supe que tenía que trabajar mucho en el aspecto físico, porque tenía un poco de barriga –añade el actor-. Por eso hice una dieta larga, de ocho meses, para perder peso despacio, sin que fuese perjudicial para mi salud. Prescindiendo del pan, la pasta, el aceite…Y mucho deporte, al menos una hora de Kombat al día. ¡Y adelgacé 17 kilos!”.

“También trabajé con mis profesores de interpretación de Nueva York -continúa-, Y he puesto mucho de mi vida personal, de mis penas. Mi familia me ha ayudado mucho para entender la desesperación de ese chico cuando llega al límite de sus fuerzas”.

“Y por supuesto era fundamental para mí rodar en los lugares donde sucedieron los hechos, en plena selva. No podíamos estar en el lugar exacto porque era imposible llevar hasta el centro del Amazonas a cuarenta personas con tres toneladas de material de rodaje. Y estábamos a una hora del pueblo más cercano, Maripasoula, para poder descansar por lo menos los domingos. Pero estábamos muy aislados”.

Un rodaje imposible

“El rodaje fue muy duro –asegura Jeremy-, con mucho calor (35 grados con un 95% de humedad), lluvia, fiebres, animales peligrosos… y una agenda muy apretada. No podíamos retrasarnos ni medio día. Por eso podemos decir que hemos tenido mucha suerte porque no hubo ningún herido grave. Solo el perro al que le picó una serpiente”.

Incluso se le paró el corazón, pero logramos reanimarlo -añade Stany-. Y la pata se le necrosó. Ahí casi se acabó el rodaje, porque es el coprotagonista de la historia y no teníamos sustituto. Cuando se lo llevaron al pueblo pensábamos que nunca volveríamos a verlo. Pero tres días más tarde estaba de vuelta y pudo terminar la película”

“Stany y yo llegamos a pensar pensábamos que teníamos una protección divina –afirma el director-, porque todo el mundo nos decía que era imposible rodar una película allí y al final lo conseguimos. Al acabar cada día decíamos que era un milagro”.

“A mi no me gusta el agua –confiesa Stany-, soy muy mal nadador y pensaba que, como íbamos a rodar todo el día en el río, necesitaba una protección extra. Por eso me fui a visitar a un chamán con el que pase dos días y realizamos una ceremonia de fuerza, que hemos reproducido en la película. Y cuando me fuí salí corriendo, con una fuerza increíble, y pensando que era capaz de superar todos los retos” (Lo podéis comprobar en este video)

Además de los peligros de la jungla también había traficantes de oro: “Estaban muy cerca de nosotros –asegura Jeremy-. Pero estábamos preparados por la guardia de la selva y por los compañeros locales de trabajo, que conocían ese mundo. Pero teníamos un poco de miedo porque en esta zona el precio de una vida es muy relativo, te pueden matar por un bidón de gasolina porque eso puede hacer funcionar la máquina que permite sacar el oro. Y se esconde el cuerpo y desaparece para siempre, como Raymond”.

“Además –continúa el director- había una epidemia mortal de gripe porcina que se había cobrado muchas vidas en ese campamento de buscadores de oro, que estaba a solo tres horas de nosotros. Y a veces dejaban cadáveres de fallecidos muy cerca de nosotros. Eso fue lo que más miedo nos dio. Pero afortunadamente, todo salió bien”.

“Casi todo el equipo veníamos de París y ninguno estábamos preparado para rodar en la selva -añade Stanis- Por eso, cada día Jeremy tenía que hacer de capitán y psicólogo, porque siempre había alguien llorando. El ambiente de la selva provoca la soledad y la paranoia. Pero creo que todos esos sufrimientos han merecido la pena viendo los planos de la selva que aparecen en la película”.

Herzog y Coppola

Tratándose de un rodaje en el Amazonas es inevitable hablar de Werner Herzog (Aguirre, la cólera de dios, Fizcarraldo). “Herzog es un maestro de la Amazonia, una inspiración constante –confiesa Jeremy-. Y es la inspiración del cine de verdad, no de un cine superficial. El también tuvo muchas dificultades para rodar, pero a la vez consiguió convertir esas dificultades en virtudes. Por eso esas películas mantienen toda su fuerza hoy en día. Parece que fueron rodadas ayer, no hace treinta años. Y yo también buscaba eso, una historia universal e intemporal, sin fecha de caducidad”.

“También nos han inspirado historias de jóvenes que buscan su camino, como Into the Wild (Sean Penn, 2007) –confiesa Stanis- que nos ha empujaron a escribir este guion. Y 27 horas, por ese afán de sobrevivir. También es una historia auténtica”.

“Sin olvidar Apocalipse now –añade Jeremy-. Hay una escena en la que Stanis baila, de una forma un poco mística, que está inspirada en la primera escena de la película de Francis F.Coppola en la que Martin Sheen baila desnudo. De hecho fue una escena casi improvisada, y tiene una gran fuerza. Es una secuencia fundamental en la que podemos comparar como ha cambiado el cuerpo de Raymond, desde que comenza la aventura hasta que la acaba. No es la misma persona ni física ni espiritualmente. Por eso me gusta mucho esa escena”.

El amor de padres e hijos

El otro tema fundamental de la película es el de esos padres que buscan a su hijo durante años sin encontrarlo. “En los seis años que hemos tardado en rodar la película, he tenido dos niños –confiesa Jeremy- y Stanis acaba de ser padre. Por eso pienso que todo tiene un sentido. El tema universal de la película es el amor entre padres e hijos y la transmisión de la herencia, del legado; un tema que nos toca a todos”.

“También es una historia casi mitológica –añade Stanis- con ese padre embarcado en una búsqueda durante 18 años mientras la madre espera en casa volviéndose loca sin su hijo. El padre se va al infierno a buscar a su hijo. Y todo por amor. Al final los padres también mueren con esta situación. De hecho, el padre murió poco después de su última expedición, por agotamiento y por unas fiebres”.

Sus proyectos

En cuanto a sus proyectos, Jeremy nos comenta que: “estoy trabajando en mi segunda película como director, terminando el guion. Para mi es importante no repetirme, no hacer las mismas películas, pero me interesan las historias reales. Por eso escribo otra tragedia, otra historia sobre un padre y un hijo pero en un mundo muy distinto, el de los gángsters. Es muy diferente pero tiene el mismo tipo de mensaje sobre la vida”.

Por su parte Stany asegura que: “estoy desarrollando un documental sobre las raíces gitanas de Charlie Chaplin junto a mi suegro, que es uno de los hijos del actor. Revisitamos todo su trabajo bajo la perspectiva de que Charlot era un gipsy, un gitano. De ahí que siempre apareciese como un paria, fuera del mundo, sin papeles, en la carretera... No sabemos de donde viene pero siempre está sonriendo y mantiene su elegancia, aunque lo único que tenga sea un traje destrozado. Estamos repasando toda su filmografía y complementándola con los documentos que tenemos en la familia. Llevamos trabajando dos años”.

“Además -continúa Stany- también me gustan las historias reales y hay un personaje que siempre me ha inspirado en mi carrera como actor, el Chevalier de Saint-George, un mestizo del siglo XVIII con un padre blanco y una madre de las islas caribeñas, que triunfó en la corte de Luis XVI, destacando como atleta, espadachín y músico. De hecho el inventó la sinfonía concertante e inspiró a Mozart. El famoso compositor lo conoció en una etapa complicada de su vida, cuando tenía 20 años y ya no era tan famoso como cuando era un niño. Y tras su encuentro, Mozart volvió a Viena y empezó a componer ese tipo de sinfonías. Quiero interpretar a este personaje, desde hace años, en una obra de teatro o una película, pero escribir es muy difícil. Así que, de momento intento encontrar la ayuda de un guionista”.

¿Quedará alguna distribuidora española aventurera que se atreva a estrenar esta interesante película?. Esperemos que sí.