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Amaya Arzuaga reinventa el romanticismo

  • La burgalesa introduce nuevos colores y apuesta por el largo midi.
  • Ángel Schlesser mezcla a Vermeer con Courrèges
  • Ulises Mérida combina prendas estructuradas con otras más envolventes
  • Entrevista a Roberto Verino: "Tenemos que unirnos para hacernos fuertes"

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Desfile de Amaya Arzuaga.
Desfile de Amaya Arzuaga.

De las colecciones de Amaya Arzuaga hemos dicho de todo menos que tienen un estilo romántico. Y sorprende oírselo decir a ella. Cuenta, para describir ese romanticismo, que introduce nuevos colores- más vivos, nuevos materiales y vestidos en largo midi, cortados por debajo de la rodilla.

Juega como pocas con los volúmenes para inventar siluetas y abre un extenso abanico de texturas que proyectan falsos estampados. Se nota el corte del láser en el neopreno para lograr piezas que luego, de forma artesanal, une para dar forma a inquietantes estructuras.

Esa arquitectura urbana, aparentemente fría, forma parte de un escenario intenso, de contrastes, en el que se vive una nueva feminidad. Esa que se acaricia como se acaricia el punto de cashmere con el que hace irresistibles vestidos, un tanto retro.

La espalda es, otra vez, foco de atención y se aprecia en las chaquetas un bello trabajo de origami -en plano- que contrasta con los vestidos en tres dimensiones que se moldean con superposiones y maridajes de tejidos.

Negro -por supuesto-, vainilla, granate, azul cobalto y verde jade imprimen un plus de coquetería y sensualidad a la colección combinada con unas potentes estructuras que cubren los pies. ¡Son tan especiales que no se les puede llamar zapatos!

Schlesser: Visitando a los clásicos

Ángel Schlesser navega por aguas tranquilas con una propuesta de elegancia urbana, feminidad contenida y detalles arty. Códigos que arrastra de una colección a otra pero que siempre presenta renovados, ya sea por los tejidos, las formas o el color.

“Pues yo creo que siempre me salen las mismas cosas”, dice. Esas ‘mismas cosas’ ahora se inspiran en el estilo navy, en Courrèges y en Vermeer. Del primero rescata siluetas y patrones geométricos y líneas sencillas.

Del pintor holandés atrapa colores como el amarillo, verde y granate, siempre al servicio de las prendas y los tejidos. Schlesser contrapone la sencillez del patrón a la rica bandera de texturas que van desde el paño de lana, la franela y el tweed hasta los flecos de lúrex, la piel de cordero afgano o los detalles de metal.

Vemos distintos cuadros, a veces deconstruidos en un vestido asimétrico- que curiosamente el modisto llama esmoquin- y otras invadiendo un abrigo. Tan elegantes, tan discretos, tan Schlesser.

Merida se sienta a la mesa

Ulises Mérida vuelve a esta pasarela con una propuesta de sensaciones, las que aportan sus colores y texturas. Sigue trabajando sobre maniquí y logra hacer, con maestría, vestidos que envuelven el cuerpo y que tan solo llevan una costura.

Vemos diseños cortados al bies y otros con cascadas de seda de aspecto orgánico, lo mismo que los boleros barrocos en otomán con moiré. En contrate, salen versiones del LBD (Little Black Dress) realizados en neopreno cortado a la tijera.

No es el único guiño a los grandes de la costura, en este caso a Chanel, porque Mérida reinterpreta el abrigo de Balenciaga, los vesidos de Sybilla y la arquitectura salvaje de Jesús del Pozo.

Junto a las prendas envolventes vemos, también en contraste, piezas más estructuradas, realizadas a las órdenes del patrón y trabajadas en la mesa. Destacan las prendas en piel, delicadas y fuertes a la vez. Y las versiones del esmoquin, frasquitos con esencia de mujer.

A por Mr.Marshall

Esther Noriega se estrenaba en esta pasarela y lo ha hecho con una colección en la que confluyen varios estilos, siempre de gusto sofisticado. Topos y encajes, femeninos, se contonean en la pasarela con copos de nieve que caen sobre brocados de fiesta.

Una colección de presentación con la que quiere llamar la atención del cliente extranjero. “Prefiero irme fuera, internacionalizar; ese es mi objetivo. Fuera se valora más”. Lo tiene claro.

Y en eso están todos. Yo no se espera dar la bienvenida a Mr. Marsall, ahora se viaja y, se reza, para que sea él quien abra la puerta. Teresa Helbig, Etxeberría y Juan Vidal son tres ejemplos.

Vidal ha presentado Aurora, un trabajo centrado en el mundo del ballet, con prendas suaves tenidas de rosa empolvado, imponentes abrigos de corte oriental y vestidos, con devorés, que trasmiten una feminidad exultante.

Ion Fiz cerró la jornada con una colección mixta, inspirada en la montaña y construida con esa filosofía sofisticada de la casa.