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Un estudio sienta las bases para predecir nevadas extremas en España

  • Un estudio permitirá mejorar las predicciones a corto y medio plazo
  • Se basa en la investigación de la intensa nevada en Madrid en 2011
  • Estas nevadas se producen por la convergencia de masas de aire diferentes

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El temporal de nieve y frio que afecta a toda la península, ha dejado importantes nevadas en la localidad leonesa de Sabero.
El temporal de nieve y frio que afecta a toda la península ha dejado importantes nevadas en la localidad leonesa de Sabero.

El temporal que está afectado a toda España estos días está siendo excepcional en zonas del norte peninsular y en las islas Baleares, donde la cota de nieve ha descendido hasta el nivel del mar y los 200 metros, respectivamente.

Las nevadas previstas hasta el domingo -e incluso hasta el martes 10 de febrero- son unos eventos extremos poco comunes en la mayoría de las áreas no montañosas de la península ibérica, pero pueden ocurrir, según informa Sinc.

Así ocurrió en marzo de 2011, cuando una intensa tormenta de nieve que cayó sobre la provincia de Madrid acumuló en 24 horas hasta 34 centímetros de nieve en la sierra de Guadarrama y hasta 8 centímetros en zonas metropolitanas.

Mejora de las predicciones

Un estudio sobre la nevada de 2011, publicado en la revista Atmospheric Research, ha permitido a los científicos concretar la distribución de esta nevada en el espacio y en el tiempo. Se trata de un análisis “muy importante a la hora de mejorar las predicciones a corto y medio plazo”, ha afirmado la primera autora del estudio, Estíbaliz Gascón.

Según los investigadores, su estudio ayudará a predecir episodios similares en un futuro, pero “es necesario estudiar muchos otros casos de tormentas de nieve para evaluar si los factores que influyen en su formación son los mismos o no”, recalca Gascón.

Una masa húmeda de aire frío del Atlántico provoca nevadas intensas

Fuera de la región de Madrid “es más frecuente encontrar este tipo de nevadas fuertes prácticamente todos los años, debido a las condiciones orográficas en las que se encuentran y muy cercanas al mar. Es el caso de Pirineos y de la cordillera cantábrica, por ejemplo”, explica Gascón.

Una masa de aire frío del noroeste o norte procedente del Atlántico y cargado de humedad son los ‘ingredientes’ para que se produzca en invierno un episodio de nevadas intensas en esas zonas.

Según la investigadora, las nubes no suelen sobrepasar las cadenas montañosas del norte, “por lo que las precipitaciones se quedan retenidas ahí y no llegan a alcanzar otras zonas del interior”. Sin embargo, si se dan las condiciones adecuadas, estas precipitaciones intensas alcanzan el centro peninsular.

El ‘cóctel’ para las nevadas

Una fuerte nevada puede producirse “si una masa de aire muy húmedo y relativamente cálido entra en la península (generalmente con viento oeste y suroeste) y se superpone por encima de una masa de aire muy fría y seca (como una masa de aire seco siberiano), presente durante varios días”, apunta la investigadora.

El estudio de Gascón demuestra mediante modelos numéricos y el análisis de imágenes del satélite Meteosat Segunda Generación que la gran nevada madrileña se produjo por la convergencia de dos masas de aire diferentes en el centro de la península: una más cálida y húmeda a niveles bajos, y otra más fría y seca a niveles medios y altos.

“La masa fría ayuda a enfriar la masa cálida y húmeda, provocando precipitaciones importantes en cotas relativamente bajas”, explica Gascón, quien reitera que esta situación no se da muy frecuentemente en invierno.

Los investigadores, que tomaron datos continuados durante toda la nevada en el embalse de Lozoya (sierra de Guadarrama), determinaron con precisión los lugares más afectados por la precipitación, así como su duración. “Se identificó un período de dos horas en el que la precipitación fue más intensa, y se detectaron desarrollos de nubes convectivas con velocidades verticales importantes”, añade la investigadora.

Mejor predicción, menos caos

En otro trabajo, que publican en Journal of Geophysical Research: Atmospheres, los científicos han medido la evolución de variables como el contenido de agua líquida, temperatura, humedad relativa y vapor de agua “para mejorar las predicciones a corto plazo”.

Aunque hay posibilidades de que la nevada de Madrid de marzo de 2011 vuelva a ocurrir, “estas son bajas”, advierte la experta. De todos modos, Gascón aclara que las predicciones de los modelos numéricos a más de dos o tres días son “poco fiables”. “No podríamos saber si se puede repetir un episodio así hasta los días previos”, admite.