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Numerosas organizaciones y partidos protestan en Alemania contra la islamofobia

  • Las manifestaciones son una respuesta al auge de una movilización xenófoba
  • En varias ciudades apagan los monumentos en señal de protesta

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Numerosas organizaciones y partidos protestan en Alemania contra la islamofobia

Una decena de ciudades alemanas han sido escenario de protestas convocadas por numerosas organizaciones sociales, económicas, religiosas y políticas en rechazo al racismo y al movimiento islamófobo Patriotas Europeos contra la Islamización de Europa (Pegida), que ha vuelto a hacer una demostración de fuerza en Dresde.

Un lunes más, Pegida había convocado a sus seguidores en Dresde (este) y esta vez pretendía extender su protesta a otras ciudades, por ejemplo ante la catedral de Colonia (oeste), cuyo deán, Norbert Feldhoff, decidió apagar las luces de este monumento en señal de desacuerdo, un gesto que han imitado en varias ciudades.

"Apaguemos la luz a Pegida", han secundado a través de su cuenta en la red social Twitter los socialdemócratas, integrantes de la coalición gubernamental, animando a participar en las contramanifestaciones convocadas en Dresde, Berlín, Colonia, Stuttgart, Rostock, Würzburg, Münster, Kassel y Marburg.

En la de la capital alemana ha estado el ministro de Justicia, Heiko Maas, del SPD. "Juntos debemos demostrar que Pegida no es el pueblo. La mayoría piensa de otra manera", ha dicho en Twitter Maas, después de que su partido se sumara a las contramanifestaciones que pusieron en marcha en anteriores ocasiones grupos antifascitas, movimientos sociales y otros partidos progresistas.

Un 'muro' contra la intolerancia

En Berlín también se ha apagado la Puerta de Brandenburgo, entre otros monumentos, y un grupo de manifestantes ha impedido una marcha de los islamófobos al grito de "Nosotros somos el muro" y pancartas contra la intolerancia.

La alusión al "muro" por parte de estos activistas sociales tenía un doble sentido: las marchas islamófobas comenzaron hace diez semanas en Dresde a imagen de las que en 1989 discurrieron por todo el este de Alemania, durante la llamada “Revolución Pacífica” de la disidencia germanooriental que precipitó la caída del Muro de Berlín.

Este lunes 18.000 personas han vuelto a secundar bajo la lluvia la protesta de Pegida en esa ciudad frente a cientos de contramanifestantes, según un segundo balance la Policía. En su última marcha, antes de Navidad, Pegida consiguió un récord al reunir allí a 17.000 personas que reclamaron una ley de asilo más restrictiva y alertaron contra la, a su juicio, creciente islamización del país.

Los "Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente" se manifiestan en Dresde

No obstante, en el resto del país la correlación de fuerzas ha sido inversa con manifestaciones mucho más numerosas de las organizaciones favorables a la diversidad social. Según Efe, los islamófobos apenas han reunido a unos cientos de personas en el conjunto de Alemania.

En Dresde, cuya ópera ya apagó la luz en la última manifestación de Pegida, Voklswagen también ha anunciado la desconexión de la iluminación de su factoría en la ciudad en apoyo a una sociedad "abierta, libre y democrática", según Efe.

Desafío a la CSU/CDU

La agencia explica que en Colonia también los conservadores de la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel se han unido a la decisión de mantener en penumbra el centro de la ciudad.

Las marchas de Pegida y otras organizaciones hermanas son un desafío para Merkel, quien en su mensaje de fin de año condenó esas concentraciones y valoró la inmigración como un beneficio para toda Alemania. "No sigan a quienes convocan estas manifestaciones, ya que a menudo sus corazones albergan prejuicios o incluso odio", dijo la canciller alemana.

Las declaraciones de la canciller recibieron algunas críticas por la facción más derechista de su partido (y especialmente de su formación hermana bávara CDU) que dice “comprender” los motivos de los manifestantes y temen la competencia de la formación derechista AfD en ascenso (obtuvo el 7% en las elecciones europeas de mayo). No obstante, la argumentación de Merkel se sustentaba en recientes estudios económicos según los cuales las contribuciones (cotizaciones, impuestos) de los inmigrantes superan claramente las prestaciones que reciben; y en la situación del mercado laboral alemán, con bajos índices de desempleo y necesitado de inmigrantes.

Precisamente esta polémica llega también cuando, en plena campaña para las elecciones griegas, se vuelve a mirar a Alemania por la firme posición respecto a la disciplina financiera exigida en la Unión Europea por su Gobierno. Una política comúnmente conocida como de “austeridad” que se ha traducido en grandes recortes de gasto público en estos Estados endeudados, lo que han repercutido en el empobrecimiento de las poblaciones del sur de Europa y en un gran aumento de la migración hacia países ricos del centro y norte del continente (como Alemania) y acreedores en gran parte de sus deudas.

A esa creciente inmigración por motivos económicos se suman también el récord de movimiento de internacional de refugiados. Solo este año, Alemania ha recibido 230.000 nuevos solicitantes, más que el resto de la UE, lo que ha colocado algunos municipios al borde de sus capacidades y salpicado el país de ataques xenófobos contra centros de acogida.