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Fin a 75 días de protestas que cambiaron Hong Kong

  • Los líderes del movimiento esperan una "segunda ola de ocupaciones" en 2015
  • Expertos políticos y legisladores confían en abrir la vía institucional

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Hong Kong trata de recuperar la normalidad tras el desalojo de los acampados

La protesta prodemocracia en Hong Kong finalizó este jueves con el desalojo de su principal campamento, en el distrito de Admiralty, y la detención de 247 personas. La Policía ponía fin así a un movimiento que, durante 75 días, ha paralizado el centro financiero de la ciudad, han tenido en jaque a las autoridades y ha concitado la atención mundial.

La llamada "Revolución de los paraguas" no ha conseguido su objetivo: obtener la garantía de que las elecciones locales de 2017 serán libres e iguales, con sufragio universal y candidaturas libres. Ni el gobierno autónomo ni el central, en Pekín, han variado un milímetro su posición, que consiste en limitar las candidaturas a tres y pasarlas por la criba del Comité Electoral.

Sin embargo, está por ver si la ola de protestas tendrá consecuencias profundas para la nueva generación de hongkongneses que se ha lanzado a la calle.

"Segunda ola" en 2015

"No voy a decir que el movimiento haya acabado con victoria, pero tampoco creo que hayamos fracasado". Así se expresaba, poco antes de ser detenido, el secretario general de la Federación de Estudiantes, Alex Chow Yong-kang, en declaraciones recogidas por el diario South China Morning Post. La edición digital del diario (en inglés) ha seguido día a día lo que ocurría en las sentadas de Mong Kok, Causeway y Admiralty, los centros de la protesta.

Chow se mostró convencido de que habrá una "segunda ola de ocupación" a comienzos de 2015, cuando se celebre la segunda fase de consulta pública para la reforma política.

Lester Shum, compañero de Chow, asegura que el desmantelamiento de la acampada no significa el final de la lucha. "Creo que el Gobierno ha perdido no solo el apoyo de la juventud, sino de los hongkoneses", ha declarado.

Estos más de dos meses han sido un despertar social

Manifestante evacuado por la Policía en Admiralty, en Hong Kong. Foto: REUTERS/Athit Perawongmetha Manifestante evacuado por la Policía en Admiralty, en Hong Kong. Foto: REUTERS/Athit Perawongmetha 

"Estos más de dos meses han sido un despertar social", ha asegurado a Efe Albert Li Sau-Sang, presidente de la confederación Sindical de Institutos Terciarios, quien cree que los jóvenes activistas se están preparando para ser los futuros líderes políticos del enclave.

Teng Biago, prestigioso abogado de derechos humanos, insiste en la idea, citado por la misma agencia. "Pekín está ganando la batalla, pero está perdiendo la guerra en Hong Kong", afirma.

El Gobierno chino llamaba este jueves a "aprender de la experiencia" y a limitar sus expectativas a los límites marcados desde Pekín.

Los activistas están convencidos de que la lección debe ser la contraria. Así lo explicaba Ken Chong, uno de los activistas que quedaban este jueves en Cause Way, a la agencia Reuters: "Espero que a través de la educación, el público entenderá lo importante que es la democracia para sus vidas No es solo elegir al jefe del Gobierno, también afecta a su vida diaria, como los precios del suelo, del transporte y de la comida, todo está relacionado. Espero que con nuestra acción comprendan todos los derechos de los que están privados, y así se nos unan la próxima vez".

Vía institucional

"El movimiento está dividido y puede que hoy hecho trizas. Tiene que tomar otras formas si quiere sobrevivir", opina Jean-Pierre Cabestan, profesor de la Universidad Baptista de Hong Kong, en declaraciones a la agencia Efe.

La división se hizo evidente hace una semana, cuando los fundadores de Occupy Central, el foro que convocó las primeras manifestaciones prodemocracia, pidieron a la gente que se fuera a casa, por temor a la violencia. Los estudiantes, agrupados en la Federación y en la asociación Schoralism, apostaron por continuar el movimiento e incluso radicalizar sus métodos con el bloqueo de las oficinas gubernamentales.

Para Cabestan, se abre ahora una nueva fase que debe ser más institucional. "Los legisladores democráticos deben estar más unidos que nunca", subraya el profesor.

El Gobierno tiene en sus manos la posibilidad de suavizar esa polémica reforma electoral

"El guante está ahora en la arena política. El Gobierno tiene en sus manos la posibilidad de suavizar esa polémica reforma electoral (...) Ver, por ejempo, quiénes pueden formar parte de ese exclusivo comité de 1.200 miembros que elegirán a los candidatos", explica a Efe Mike Rowse, de la Universidad China de Hong Kong.

"Tenemos que formar un frente común, dentro y fuera del Parlamento, es nuestro momento", ha declarado a la misma agencia Fernando Cheung, vicepresidente del Partido Laborista.

El Parlamento hongkonés deberá debatir y, en su caso, aprobar la reforma electoral la próxima primavera.

Bajo la fórmula de "un país, dos sistemas", Hong Kong disfruta de un sistema legal propio, libertades civiles y libertad de prensa. El acuerdo, sin embargo, solo se mantendrá hasta 2047.

A partir de entonces Pekín marcará las reglas del juego. El Gobierno chino ya ha advertido que si la reforma electoral no sale adelante en los términos establecidos, los hongkoneses podrían perder el derecho al voto y tener los mismos derechos que el resto de sus ciudadanos.