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La segunda huelga general contra los despidos del sector público paraliza el transporte en Grecia

  • Los dos principales sindicatos griegos han protestado contra el despido libre
  • Son medidas que impone la troika para liberar un nuevo tramo del rescate

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Una de las cabeceras de la manifestación celebrada en Atenas durante la segunda huelga general de 2014
Una de las cabeceras de la manifestación convocada este jueves en Atenas.

La segunda huelga general de este año ha paralizado el transporte en Grecia. Los dos principales sindicatos han protestado contra las políticas de austeridad del Gobierno heleno, que suponen la eliminación de puestos de trabajo en el sector público y una reforma de la legislación laboral que permita el despido libre. Ambas son imposiciones de la troika, con la que Atenas negocia la entrega de un nuevo tramo del rescate.

La Confederación de Sindicatos de funcionarios (ADEDY) y la Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE), han denunciado con el paro "las medidas gubernamentales que devuelven el país a la Edad Media social, llevan el paro a un nivel de pesadilla y convierten a los trabajadores en la variable de ajuste de la crisis y el déficit".

El mayor clamor escuchado en la manifestación celebrada a mediodía en el centro de Atenas -a la que acudieron entre 25.000 y 30.000 personas, según la Policía, y entre 35.000 y 40.000, de acuerdo con los organizadores- ha sido el rechazo a los recortes que han provocado el empobrecimiento de las clases trabajadoras.

"Contra la pobreza y el desempleo" o "La única ley vigente es el derecho del obrero" fueron algunos de los lemas más coreados, junto al rechazo a las políticas de la Unión Europea y a las medidas que exigen la liberalización del despido. Así, se podía leer en las pancartas, por ejemplo, "No al medievo laboral" o "Contrato colectivo ya".

Amplio seguimiento en el sector público

El paro fue secundado de manera muy amplia, según ADEDY, cuyos trabajadores fueron los más implicados en la protesta. Según la confederación sindical del ramo privado, la participación fue un 20% mayor que en la anterior convocatoria del pasado 18 de octubre, pues se adhirieron el transporte marítimo y el aéreo, que canceló todos los vuelos de las aerolíneas que operan en Grecia.

Los ferrocarriles no circularon y el metro, el tranvía y los autobuses lo hicieron solo en ciertas franjas horarias, para facilitar el acceso de personas a las manifestaciones de protesta convocadas.

También se sumaron a la huelga los funcionarios de las instituciones locales, los maestros y profesores y los trabajadores de las delegaciones de Hacienda y Justicia, así como los hospitales que funcionaron con servicios mínimos.

Sin embargo, el paro prácticamente no se notó en el pequeño comercio, que, como la librería de Emilio, abrió la persiana. "Las razones de la huelga son justas, pero cerrar las tiendas no sirve para nada, ni siquiera para protestar. Debemos buscar otras formas de reivindicación en un momento como este", ha afirmado el joven librero a Efe.

Tampoco Panagiotis cerró su tienda de lámparas y menaje del hogar en el centro de Atenas, pues -como ha asegurado a la agencia de noticias española- aunque se opone a la política económica del Gobierno, no puede permitirse un día sin trabajar.

Mejoran los datos, pero no la realidad social

Según los datos macreoeconómicos oficiales, el país ha registrado un avance de su PIB que debería continuar con más fuerza en 2015, después de seis años de grave crisis económica con la que Grecia ha perdido un cuarto de su riqueza.

Además, los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) muestran que ha desaparecido un 25% de los empleos que había antes de la recesión, con lo que el organismo advierte del riesgo de "una crisis social prolongada".

La tasa de paro se situó en agosto pasado en un 25,9% de la población activa, a lo que se une una bajada media de los salarios del 23,8% desde el inicio de 2010.

Las presiones de la troika

El próximo día 7, el Parlamento griego votará el presupuesto para el año que viene, con el que se continúa la política de recortes, sobre todo, en los sectores de sanidad y educación.

Al mismo tiempo, el Gobierno heleno está bajo presión de la troika -Comisión Europea, Banco Central Europeo y FMI- para endurecer aún más los términos de ese presupuesto, con la amenaza de que no alcanzar un acuerdo significaría perder definitivamente un tramo del rescate de 1.800 millones de euros que expira el 31 de diciembre.

De hecho, Atenas ha anunciado este jueves la posibilidad de que se prolongue el actual programa de rescate -que debía cerrarse a finales de este año-, lo que puede interpretarse como un intento de darse un respiro en las complicadas negociaciones con la troika.

Las negociaciones con los organismos acreedores concluyeron este miércoles sin acuerdo, ya que la troika considera insuficientes las medidas propuestas por la parte griega para hacer frente a la brecha financiera de 2015, que los acreedores estiman estará entre 2.600 millones y 3.600 millones de euros.

El Ministerio de Finanzas griego asegura que esa brecha no se producirá, ya que los ingresos adicionales del Estado bastarán para equilibrar los presupuestos. Ese aumento de los recursos provendran -según Atenas- del crecimiento, que alcanzará un 2,9% del PIB el año que viene.

Sin embargo, los representantes de la troika consideran que esas previsiones del Gobierno son demasiado ambiciosas y estiman que la mejora del PIB no superará el 2,3%.

Por eso, la Comisión, el BCE y el FMI exigen el despido de 5.500 funcionarios griegos para cumplir con el objetivo de 14.000 despidos hasta el final de 2014 y la aprobación de una reforma de la legislación laboral que liberalice completamente los despidos colectivos y restringir el derecho de huelga.