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Netanyahu desoye a los ultras y "no cambiará" el estatus de la Explanada de las Mezquitas

  • La ultraderecha israelí pide que se permita rezar allí a los judíos
  • Jordania y los palestinos protestan por el cierre de la Explanada
  • La Policía ha impedido la entrada a la explanada a unos 150 extremistas

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Temor israelí a una tercera Intifada tras la oleada de atropellos en Jerusalén

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que no habrá cambios en el statu quo que rige en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, después de los últimos violentos sucesos registrados en el lugar. Y lo ha dicho a pesar de las presiones. Esta tarde los ultraortodoxos han convocado una manifestación para reclamar que puedan rezar en este lugar santo para judíos y musulmanes.

No se espera, por tanto, que la escalada de tensión de las últimas semanas se relaje. Este miércoles dos atropellos intencionados en Jerusalén y Hebrón han vuelto a encender los ánimos en Cisjordania, donde las redadas policiales se han multiplicado. Hasta 188 palestinos han sido detenidos en las últimas dos semanas.

Los incidentes comenzaron tras el intento de asesinato del rabino ultraortodoxo Yehuda Glick, que acabó con el asesinato de su atacante y con el cierre de la Explanada de las Mezquitas por primera vez en años, que provocó violentas protestas en la ciudad vieja.

Jordania, que en virtud del acuerdo de paz con Israel de 1994 administra las actividades religiosas en la explanada, ha llamado a consultas a su embajador en Israel para preguntarle por la situación del tercer lugar sagrado del Islam.

El Gobierno se enfrenta a la ultraderecha

El estatus de la explanada ha estado en el centro del debate, avivado por los ultranacionalistas, pero en un comunicado difundido por su portavoz para medios extranjeros, Mark Reguev, Netanyahu insiste en que Israel no tiene intenciones de modificar el delicado equilibrio de fuerzas en este lugar de culto.

"En las reuniones de seguridad mantenidas anoche [por el miércoles], el primer ministro dejó claro que no habrá ningún cambio en el statu quo en el Monte del Templo y quien exprese opiniones diferentes presenta su visión personal y no la política el Gobierno", ha declarado el portavoz.

El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Avigdor Lieberman, ha criticado en declaraciones a la radio pública israelí que políticos de extrema derecha estén tratando de caldear los ánimos en Jerusalén.

Numerosas fuerzas de seguridad israelíes irrumpieron en el recinto en la mañana del miércoles, y arrojaron granadas de estruendo en la mezquita de Al Aqsa, tercera en la jerarquía del islam, para aplacar las rotestas que se desataron a raíz de la visita de ultranacionalistas judíos.

Estas visitas, autorizadas por el Gobierno israelí son consideradas una provocación por los musulmanes, y una muestra de fuerza para reclamar la soberanía en el lugar por parte de los sectores más radicales en Israel, con el argumento de que el statu quo no les autoriza a rezar allí.

Nuevos choques en el Este

En la noche de este jueves se han registrado nuevos enfrentamientos entre palestinos, que han lanzado cohetes y piedras, y las fuerzas de Seguridad israelíes, que han impedido la entrada de unos 150 extremistas a la Explanada de las Mezquitas.

Paralelamente, la Policía ha anunciado que no permitirá a los hombres musulmanes menores de 35 años la entrada a la explanada para la oración del viernes, en respuesta a las informaciones de que "algunos jóvenes árabes tenían la intención de sembrar el desorden".

"Los propietarios legítimos (del lugar) somos nosotros. Ellos son los usurpadores", ha afirmado este jueves el exdiputado israelí Michael Ben Ari en referencia a los Palestinos, a quienes ha calificado de "terroristas".

Tales declaraciones han sido percibidas como provocaciones por palestinos y musulmanes, lo cual ha dado lugar a las protestas.

Incidentes en Nablus

Pero la tensión no sólo se manifiesta en Jerusalén. Esta mañana cientos de colonos judíos han visitado a "Tumba del patriarca José", localizada en la ciudad cisjordana de Nablus, bajo la protección de numerosos efectivos del Ejército israelí que escoltaron al grupo.

De acuerdo con testimonios recogidos por la agencia de noticias Maan, varios palestinos se concentraron en la zona para protestar la visita, y lanzaron piedras y botellas contra las fuerzas israelíes, que respondieron con el disparo de gas lacrimógeno y bombas de sonido.

La denominada "Tumba del patriarca José" es venerada desde hace siglos por cristianos, judíos y musulmanes. El Ejército israelí se retiró de la Tumba de José al principio de la Segunda Intifada, en septiembre 2000, que desde entonces ha quedado en manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). De hecho, el mausoleo se encuentra en "zona A", donde la ANP tiene pleno control administrativo y de seguridad, de acuerdo a la división territorial establecida en los Acuerdos de Oslo de 1993.

Sin embargo, el Ejército israelí supervisa en coordinación con la ANP el acceso de fieles judíos para rezar en el lugar del cenotafio donde se venera al bíblico patriarca mencionado en el Antiguo Testamento.