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El turismo espacial que no acaba de despegar

  • Se cumplen diez años del primer vuelo de una nave espacial tripulada privada
  • Apenas ha habido avances desde entonces y el coste sigue siendo prohibitivo
  • Hasta la NASA carece de recursos propios para enviar astronautas al espacio

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SpaceShipOne colgando del avion nodriza que lo lanza
SpaceShipOne colgando del avion nodriza que lo lanza.

El 4 de octubre de 2004 el SpaceShipOne volaba por encima de los 100 kilómetros de altitud por segunda vez en menos de dos semanas, en esta ocasión con el piloto Brian Binnie a los mandos.

Esto permitía a Scaled Composites, la empresa que lo fabricó, hacerse con los diez millones de dólares del Ansari X Prize, un premio establecido en 1996 para la primera empresa que con financiación privada fuera capaz de construir una nave espacial reutilizable capaz de llevar al menos a tres personas al espacio dos veces en el plazo de dos semanas.

Poco después se anunciaba la creación de Virgin Galactic, una empresa que utilizando una flota de naves basadas en el SpaceShipOne pretendía empezar a vender vuelos al espacio a quien se los pudiera pagar.

La idea de Virgin Galactic es llevar a sus pasajeros en una de sus naves a unos cuantos kilómetros por encima la Línea de Kármán, la que por convenio marca el límite del espacio, para que experimenten durante unos minutos lo que es estar en caída libre, y traerlos de vuelta planeando.

Pero si en un primer momento se habló de que los primeros vuelos podían tener lugar en 2007, siete años después aún estamos esperando y no tiene trazas de que este primer vuelo se vaya a producir tan siquiera en 2015.

Y es que ir al espacio es complicado; más aún si se pretende entrar en órbita, algo que Virgin Galactic y sus competidores por otra parte ni se plantean.

De hecho ya no se habla prácticamente de ninguna de las otras empresas que en su momento dijeron estar preparando iniciativas similares a la de Virgin Galactic. Muchas terminaron por cerrar, otras sobreviven a duras penas.

Ni la NASA

Claro que tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que la propia NASA se quedó sin ninguna nave tripulada propia después de retirar del servicio los transbordadores espaciales en 2011 y solo hace unas semanas que anunció sendos contratos con Boeing y SpaceX para que estas empresas lleven astronautas de la agencia a la Estación Espacial Internacional.

Así que parece que toca esperar, a ver si Virgin Galactic consigue de una vez solucionar los problemas de potencia del motor del SpaceShipTwo, que están demostrando ser un escollo difícil de superar, para empezar a llevar turistas al espacio y que empiecen a bajar los precios de los billetes, que por ahora rondan unos módicos 120.000 dólares.

Y eso por no hablar de los muchos millones que algunas personas como Dennis Tito, Anousheh Ansari y Mark Shuttleworth, por citar algunos ejemplos, han pagado por pasar unos días en la Estación Espacial Internacional.