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Pequeña decepción de dos europeos de ida y vuelta en San Sebastián

  • Ni Susanne Bier ni Michaël R. Roskam alcanzan su mejor nivel en el festival
  • La directora vuelve a Dinamarca para dirigir a Nikolaj Coster-Walda
  • Roskam prueba suerte en EE.UU. en la última película de James Gandolfini

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Noomi Rapace bucea en el mundo del crimen organizado en 'La entrega'

Dos grandes esperanzas del cine europeo dejaron resultados descafeinados en la tercera jornada del Festival. El regreso de la oscarizada Susanne Bier al cine danés (y al drama tremebundo), y la aventura americana del belga Michaël R. Roskam con una cinta negra ambientada en Brooklyn, alternan algún gran momento, oficio, y resultados respetables, pero ni redondos ni emocionantes.

Bier vuelve a su terreno: pegar la cámara a los personajes con destellos de su origen Dogma, giros imprevistos de su guionista de cabecera Anders Thomas Jensen, y dramones sobre la necesidad de reemplazar el hueco del duelo con otra persona. Solo que está vez el argumento resulta especialmente sórdido: un policía con un hijo recién nacido pierde a su bebé súbitamente y su mujer, con dificultades para asumir la maternidad, entra en barrena. La continua y sórdida exposición del cadáver del bebé, sin entrar a desvelar nada, deja al espectador encogido. Bier ha declarado que no le importaría seguir alternando entre EE.UU y Dinamarca, pese a que su ambiciosa película Serena, con Jennifer Lawrence y Bradley Cooper, ya terminada y montada, ha retrasado su estreno a 2015 tras desinflarse sus expectativas de acudir a los Oscars.

El danés Nikolaj Coster-Waldau, el ‘matareyes’ de Juego de tronos, ha acompañado a la directora en San Sebastián, robando protagonismo al mismísimo Antonio Banderas. Coster-Waldau, encantado de volver al cine danés (y de trabajar con Bier), muestra en A second chance ser un creíble vehículo para la ira, pero no tanto para el dolor. El desenlace aleja a A second Chance de las grandes obras de Bier: En un mundo mejor, y sobre todo, Después de la boda.

Gandolfini dice adiós con una pieza de cámara del cine negro

El belga Michaël R. Roskam, que fue nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa por Bullhead en 2012, se adentra en EE.UU. con The drop (La entrega), basada en un relato y un guión del especialista Dennis Lehane (Mystic River, Gone Baby Gone y Shutter Island)

Si Bullhead versaba sobre la mafia de las hormonas en Bélgica, Roskam acomete aquí una pieza de cámara sobre la mafia rusa en Brooklyn y los bares-caja, locales normales elegidos sin previo aviso para recolectar en una noche el dinero negro. Una historia de mínimos elementos y personajes que, aún así, comparte con Bullhead un protagonista improbable. Eso sí, justo al revés. Si Matthias Schoenaerts era en Bullhead un animal desnortado, Tom Hardy es calma chicha en The Drop.

Al contrario de la película de Bier, nada falla en The drop aunque tampoco nada destaca, Roskam, todo buen rollo en San Sebastián, ha llegado acompañado de la actriz sueca Noomi Rapace, la Lisbeth Salander de las películas suecas de Millenium.

Pero The Drop (La entrega) estará marcada como la última película de James Gandolfini. El actor fallecido en junio de 2013 interpreta a uno de los dueños de esos bares caja uno de los bares de Brooklyn. Para siempre, el último testimonio de un príncipe del cine, rey de la televisión.