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El Parlamento francés otorga su confianza al nuevo Gobierno de Valls

  • Una treintena de diputados de su grupo socialista se ha abstenido
  • Pide a la UE y Berlín flexibilicen la austeridad, pero defiende recortes

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Manuel Valls antes de someterse a la moción de confianza este martes.
Manuel Valls antes de someterse a la moción de confianza este martes.

El Parlamento francés ha otorgado su confianza al nuevo Gobierno de Manuel Valls con 269 votos a favor, 244 en contra y 53 abstenciones, de las cuales una treintena procedió de las filas socialistas.

El resultado contrasta con los 306 votos a favor que recibió en abril. Ahora solo ha obtenido mayoría relativa, lo que en palabras del líder de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), Christian Jacob, supone "más que una advertencia", la supuesta constatación de que "sus días están contados".

De los 566 diputados presentes, han votado 513 y se han pronunciado en contra, además de la UMP, la Unión de Demócratas e Independientes (UDI), mientras que los ecologistas se han abstenido en su mayoría y el grupo Radical, Republicano, Demócrata y Progresista (RRDP) le ha dado su respaldo.

Los diputados socialistas rebeldes se integran dentro de una corriente crítica con las reformas económicas gubernamentales, que consideran que han tomado un giro liberal que no respeta el programa electoral.

Defiende sus recortes de impuestos

El primer ministro socialista no estaba obligado a someterse a la moción, pero con ella busca legitimidad en un intento de recuperar la fuerza tras una rentrée (inicio de curso) marcada por una situación económica delicada y la crisis gubernamental de finales de agosto por las discrepancias de los ministros del área económica con Valls.

En su discurso a la Asamblea, de marcado carácter económico, ha dejado claro que su programa no ha variado respecto al presentado el pasado abril, cuando accedió al cargo tras la derrota socialista en las elecciones municipales.

Se trata de una comprometida rebaja de 40.000 millones de euros en las cotizaciones sociales de las empresas para disminuir el costo de la mano de obra y aumentar la competitividad, cifra que choca con la de 5.000 millones destinados a los hogares.

La disminución de cotizaciones va de la mano de un recorte del gasto público en 50.000 millones de euros en los próximos años, empezando por 21.000 millones que deben precisarse por partidas en el presupuesto que se presentará en las próximas semanas.

Críticas cruzadas

"Pretendéis encarnar una izquierda moderna, socialdemócrata, que ayuda y ama a las empresas. (...) Vuestros anuncios no son más que reformitas ante las necesidades de Francia", le ha reprochado el conservador Jacob.

El representante de la oposición había dejado claro el rechazo de su grupo alegando que en estos cinco meses de Gobierno "el país ha continuado su descenso al infierno en un plano económico pero también político e institucional".

El primer ministro ha asegurado no esquivar sus propias responsabilidades, pero ha instado a cada parte a asumir las suyas, y ha incluido en esa petición a la propia Unión Europea (UE) y a Alemania.

"El acuerdo entre nuestros dos países es indispensable para relanzar el crecimiento y volver a dar al proyecto europeo su verdadera ambición", ha sostenido Valls, no sin recalcar que "Francia decide por sí misma lo que debe hacer" en materia económica.

El Ejecutivo francés confiaba en cumplir el próximo año el objetivo de situar el déficit público por debajo del 3 % del PIB que marca Bruselas, pero ha tenido que posponerlo hasta 2017.