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La justicia alemana admite el recurso de Uber y levanta la prohibición de no actuar en Alemania

  • Da la razón a la empresa frente a la cooperativa de taxistas que la demandó

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El logo de Uber en un teléfono móvil
El logo de Uber en un teléfono móvil.

La Audiencia provincial de Fráncfort ha anulado la resolución provisional que dictó a principios de septiembre y que prohibía a Uber actuar en todo el territorio alemán.

El tribunal ha celebrado una vista oral para estudiar el recurso presentado por Uber -compañía que conecta a vehículos con conductor con potenciales pasajeros- y ha dado la razón a la empresa frente a la cooperativa de taxistas que la demandó.

Según la Audiencia, la resolución provisional fue correcta, pero se ha comprobado que no hay motivos para aplicar un procedimiento de urgencia en este caso.

En su primer auto, el tribunal dio la razón a la cooperativa de taxistas al considerar que Uber y Uberpop no podían conectar viajeros sin contar con la licencia que exige la ley alemana de transporte de personas.

Estableció además una multa de 250.000 euros para el caso de que se incumpliera la resolución provisional, que la empresa recurrió de inmediato.

Los taxistas apelarán ante la Audiencia territorial

Tras conocer la última decisión judicial, los taxistas avanzaron en un comunicado su intención de apelar ante la Audiencia territorial, la instancia superior para los procedimientos de urgencia.

El sector del taxi acepta la competencia que cumpla la ley. Uber no lo hace

La cooperativa que decidió llevar a Uber a los tribunales denuncia que la empresa gane dinero sin investir y sin asumir responsabilidad alguna, ya que los conductores no son controlados y no están asegurados, con lo que los pasajeros, advierten, tampoco están protegidos.

"El sector del taxi acepta la competencia que cumpla la ley. Uber no lo hace", han dicho los taxistas.

Por su parte, Uber ha señalado que cortar sus servicios supone "restringir la posibilidad de elección" de los ciudadanos.

El pasado junio miles de taxistas de grandes ciudades europeas, como Barcelona, Madrid, Berlín, París o Milán, se movilizaron contra el intrusismo que, a su juicio, favorecían aplicaciones como Uber.