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La izquierda sueca, favorita en unas legislativas en las que aspira a volver al poder

  • Más de siete millones de suecos eligen a los 349 integrantes del Riksdagen
  • Los sondeos dan ventaja al bloque opositor frente al centroderecha
  • La ultraderechista SD podría convertirse en la tercera fuerza

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Los líderes de los principales partidos suecos, durante un debate celebrado el viernes.

La izquierda sueca afronta como gran favorita el triunfo de las elecciones legislativas de este domingo, en las que podría recuperar el poder tras ocho años, aunque las dudas sobre la correlación de fuerzas y el ascenso de la ultraderecha plantean un panorama de incertidumbre.

Los colegios electorales han abierto sus puertas a las 8.00 de la mañana, y más de siete millones de suecos llamados a las urnas podrán votar hasta las 20.00 horas (18.00 GMT) para elegir a los 349 integrantes del Riksdagen, el Parlamento unicameral.

Los sondeos difundidos coinciden en señalar una clara ventaja a favor del bloque opositor frente a la gubernamental Alianza de centroderecha, de entre 6 y 7 puntos porcentuales, pero insuficiente para lograr mayoría absoluta.

Las encuestas apuntan a un triunfo socialdemócrata, aunque con un resultado similar o peor al catastrófico de 2010; un desplome del Partido Moderado (conservador) del primer ministro, Fredrik Reinfeldt; y el ascenso del ultranacionalista Demócratas de Suecia, que podría convertirse en tercera fuerza en el Parlamento.

La situación podría verse alterada de forma positiva para el bloque opositor si Iniciativa Feminista, una formación de izquierdas que obtuvo un escaño en las elecciones europeas, supera la barrera mínima del 4 %, como apuntan algunos sondeos.

Ambigüedad de los socialdemócratas

Durante toda la campaña, el candidato socialdemócrata, Stefan Löfven, se ha movido en la ambigüedad, con promesas vagas de colaborar con todos los partidos, aunque apuntando a los ecologistas como su "aliado natural", y manteniendo una distancia calculada con el Partido de la Izquierda para ofrecer una imagen de moderación.

La propuesta de este grupo de prohibir las ganancias privadas en la gestión de servicios de bienestar es una de las diferencias claras con los socialdemócratas, que saben sin embargo que necesitarán sus votos para gobernar si se cumplen los pronósticos.

La Alianza que integran desde hace una década conservadores, liberales, cristianodemócratas y centristas ha insistido en acentuar la imagen de una oposición dividida, que a diferencia de 2010 no acude unida en coalición y mantiene diferencias importantes en asuntos como defensa y energía nuclear.

"Los mensajes que la Alianza envía son conjuntos y están listos para ser la política del gobierno. Lo que los 'rojiverdes' dicen hace referencia a lo que piensa cada partido y no será la política del gobierno", dijo el viernes Reinfeldt en el último debate televisado entre todos los líderes.

Esa fue una de las bazas esgrimidas por la Alianza, que apeló también a las cifras macroeconómicas y a la creación de empleo, a pesar de que el paro ha aumentado dos puntos hasta el8 % debido a que ha disminuido el número de personas que reciben ayudas sociales y ahora se han apuntado a las listas de desempleo.

Los socialdemócratas, que aspiran a que Suecia tenga el índice de paro más bajo de la Unión Europea (UE) en 2020, le reprochan al gobierno las bajadas millonarias de impuestos y los recortes, que han hecho crecer la desigualdad, aunque no defienden más que pequeñas modificaciones de esta política y no piensan revertir las medidas criticadas.

Avance de los ultranacionalistas

La educación, la sanidad y el cuidado de los ancianos también han sido asuntos relevantes en una campaña en la que ha ganado protagonismo la inmigración, la cuestión favorita de Demócratas de Suecia (SD), la formación ultra que entró en el Parlamento en 2010 y a la que el resto de partidos le hace el vacío.

Para mantener esa marginación -relativa, ya que sobre todo la Alianza se sirvió en más de una ocasión de los votos de SD en la pasada legislatura en la que gobernó en minoría-, Reinfeldt ha prometido que dejará gobernar a la izquierda si es la más votada y que no usará a la ultraderecha para seguir en el poder.

Demócratas de Suecia, envuelta en un proceso de moderación para enterrar los vínculos neonazis que tenía en su origen hace más de dos décadas, ha protagonizado varios escándalos en los últimos días, que han provocado la expulsión de media docena de candidatos tras revelar un diario comentarios racistas en las redes sociales.

También su líder, Jimmie Åkesson, ha salido malparado tras difundir ayer la emisora pública 'Radio de Suecia' que sólo en el último año gastó medio millón de coronas suecas (casi 54.200 euros) en jugar al póquer por internet, una cantidad superior a lo que cobra como diputado.

Pero los escándalos que han acompañado las últimas semanas y casi toda la legislatura pasada a Demócratas de Suecia no parecen haber frenado el ascenso de una formación que aspira a acentuar su papel de "bisagra" y romper el aislamiento parlamentario.