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Robots que se pliegan como el origami en cuestión de minutos

  • Estos robots se montan a sí mismos cuando se les añade un motor
  • El diseño y el cartón en que se fabrican incluye todos los circuitos
  • Actualmente se autoensamblan como los "transformers", en unos pocos minutos

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Fruto de la colaboración entre científicos de Harvard y del Instituto de Tecnología de Massachusetts llega un trabajo acerca de robots que pueden plegarse a sí mismos. Esta característica es visualmente impactante, pues recuerda a los espectaculares robots de sagas cinematográficas como Transformers… al menos si las películas se pasan a "cámara rápida", eso sí. Pero además tiene importantes implicaciones sobre cómo puede usarse esta tecnología.

En los vídeos que se han dado a conocer se ve tanto el autoensamblado de uno de estos robots en unos pocos minutos –a cámara rápida– como el proceso de fabricación y montaje, no menos interesante.

En la fabricación se utiliza un diseño muy específico creado por los investigadores, liderados por Robert Wood; entre ellos está Eric Demaine, un niño prodigio ahora profesor en el M.I.T. que lleva toda su vida trabajando con puzzles y geometrías avanzadas, entre ellas las de los origamis japoneses y sus intrincados dobleces, con capacidad para imitar prácticamente cualquier forma imaginable, y en cuyas bases se inspira este diseño.

Este "diseño de origami" se puede doblar poco a poco hasta formar el robot completo. El material elegido es una especie de cartón compuesto de varias capas, incluyendo algunas de mayor gramaje para darle solidez y otras que se utilizan como conductores eléctricos o aislantes. Su diseño es totalmente plano y puede recortarse como un troquel según sale de la impresora.

Los materiales de que está compuesto el papel consiguen realizar el proceso de plegado contrayendo algunas de las articulaciones del robot; otras zonas se detienen al entrar en contacto gracias a una señal eléctrica o de calor (que es también como se activan algunas de las "bisagras" de las pequeñas criaturas).

El resultado es que tras aplicar durante unos minutos un voltaje reducido (2,5 voltios) el robot queda perfectamente plegado; las zonas resistentes encajan tal, dejando un lado cóncavo y otro convexo. Debido a cómo están diseñadas en las zonas de las bisagras deben facilitarse huecos para que se muevan las "patas", pero esto también ha sido tenido en cuenta. La estadística sobre plegados automáticos es de un 97 por ciento, lo que indica que en las pruebas prácticamente todos los robots que se montaron a sí mismo tuvieron éxito.

Lo que de momento debe mantenerse en su formato convencional 3D son los componentes eléctricos y electromecánicos: el controlador, algunos condensadores, resistencias y otros pequeños semiconductores. Pero aparte de eso los de mayor peso y volumen son los dos micromotores (de 3,9 gramos cada uno) y las baterías de 180 mAh que proporcionan la energía. Esto resta algunos puntos en cuanto a la planitud del diseño. Pero por el lado bueno, todos estos componentes son fáciles de conseguir y muy baratos.

De cara al futuro, el desarrollo de esta tecnología depende en gran parte de los materiales: con los modelos actuales se pueden crear prototipos como el que se muestra en este trabajo, pero habrá que esperar a que haya papel o cartón más resistente y flexible con las mismas propiedades. Con las actuales impresoras se pueden crear piezas con 1 mm de resolución, lo que resulta un poco tosco; pero por otro lado por menos de 100 dólares se puede tener un trasto que se monta y sale corriendo "por patas" en pocos minutos. El objetivo es crear robots mucho más complejos que puedan empaquetarse fácilmente y llevarse a cualquier lugar para desplegarlos y poder contar con ellos cuando sean necesarios.