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Houellebecq, un "secuestrado" muy sincero

  • El equívoco de la desaparición del escritor en 2011 motiva una película
  • El secuestro de Michel Houellebecq se estrena en España el 29 de agosto
  • Este año ha participado en la Berlinale y ha sido premiada en Tribeca

Por
El novelista Michel Houellebecq presenta un documental en el que es el protagonista

FICHA TÉCNICA

Título original: L'enlèvement de Michel Houellebecq

Año: 2013

Duración: 92 min.

País: Francia

Director: Guillaume Nicloux

Guión: Guillaume Nicloux

Montaje: Guy Lecorne

Fotografía: Christophe Offenstein

Reparto: Michel Houellebecq, Luc Schwarz, Mathieu Nicourt, Maxime Lefrançois, Françoise Lebrun

Michel Houellebecq atiende a los medios de comunicación haciendo de si mismo y de su personaje cinematográfico, que son la misma cosa.

La nicotina oscurece la uña del dedo anular de su mano derecha porque fuma sujetando el cigarro con ese dedo, y cuando habla farfulla palabras razonables.

Sin duda, es exactamente el mismo tipo que protagoniza El secuestro de Michel Houellebecq (2013), película que se estrena en España el 29 de agosto y que ha venido a presentar esta semana en Madrid junto a su director, Guillaume Nicloux (El elegido, 2006, Holiday 2010, La religiosa, 2013).

16 de septiembre 2011. En Francia, los telediarios, los periódicos, los blogs, Internet, la radio hablan sólo de una cosa: el supuesto secuestro del conocido escritor francés Michel Houellebecq, ganador del prestigioso Premio Goncourt en 2010. En algunos medios se llega a especular con la idea de que Al-Qaeda está implicada en los hechos.

Los titulares son auténticos, y la duda sobre lo que ocurrió es la excusa para ejecutar lo que Nicloux explica a RTVE.es como "un retrato de Michel a través del filtro de la ficción. Para intentar llegar a algo que no se ve en los documentales sobre gente famosa. Una manera novelada de presentar una realidad sensorial de las personas como Michel, como vive, como respira, como se comporta en su día a día, como reacciona, y evitar esas tonterías que a veces se dicen en los medios de comunicación".

En el film, una peculiar banda de secuestradores retiene al conocido escritor con la esperanza de obtener un sustancioso rescate. Un gitano y dos musculosos hermanos ingenian un cautiverio que acaba convirtiéndose en un bodegón de confesiones con el paso del tiempo. En una suerte de síndrome de estocolmo bidireccional, la espontaneidad naïf de los personajes desnuda la verdad sencilla de cada uno de ellos.

"La gente me cuenta su vida con una facilidad pasmosa, por eso he llegado a escribir libros. Creo que no hubiera tenido problemas para ser psiquiatra", nos dice entrecortadamente Houellebecq despertando las risas de los presentes, cómodamente instalado entre la broma y la seriedad.

Y realmente resulta entrañable, porque su propio retrato cinematográfico llega a través de las entrañables confesiones de sus captores, uno luchador, otro culturista, de las horas compartidas comiendo, bebiendo y fumando, no sólo tabaco. También en el momento del sexo, que está presente entre los muros que le retienen con la facilidad de una función fisiológica.

Risas y una ficción muy "verdadera"

Ambos entrevistados reconocen que la sinceridad del escritor ha producido un actor divertido, y que se lo han pasado en grande rodando esta película. "Quiero decir que la ausencia de dificultad para interpretar las escenas sexuales me ha preocupado verdaderamente", comenta Michel con sus característicos resoplidos desatando las carcajadas de los presentes y la apostilla de su compañero "¡la versión porno saldrá dentro de un año!".

Los detalles de cualquier realidad pueden resultar tristes, pero también cómicos a poco que uno se relaje y disfrute. Dejarlos aflorar puede resultar tan lento como la duración de un secuestro, sin embargo Nicloux mueve la cámara en código de falso documental y doma el ritmo pegándolo a la expectación de lo "casi" verídico. Cuando es necesario recorta el tiempo subjetivo desmontando la continuidad sin complejos.

La cinta ha cosechado este año el premio al mejor guión y el premio especial del jurado en el Festival de cine de Tribeca. También ha participado en la 64 edición de la Berlinale en la sección Forum.

El reparto ayuda al planteamiento de la historia. Luc Schwartz (Le mac, 2010, La llave, 2007) interpreta al gitano Luc, un personaje que, al igual que ocurre con sus compañeros, comparte su propio nombre. Así, el luchador Mathieu es Mathieu Nicourt (La llave, 2007, Colt 45, 2014), y Maxime Lefrançois (Low Cost, 2011, Holyday, 2010) es Max, el culturista. Y la experimentada Françoise Lebrun (La mamá y la puta, 1973, La mujer del Ganges, 1974, Un posible amor, 2000, La niña y el río, 2014), da vida a Françoise, una pianista amiga de Michel que hace una fugaz aparición.

La vida pública y la identidad

En aquellos días Michel pasaba el tiempo plácidamente en su casa de Almería y el escritor alega que su aparente "desaparición" se debió a una avería en la conexión a internet. La ausencia de su identidad cibernauta se convirtió para los periodistas en una desaparición física. El resto fue una ensalada de titulares desenfocados entre lo verosímil y lo verídico.

La imagen que los medios de comunicación fabrican de los personajes públicos depende de muchas circunstancias. Despertar interés redunda en beneficios para el medio y para el personaje, pero puede ocurrir que la distancia entre la realidad y la conveniencia crezca sin control. De hecho, suele ocurrir con frecuencia.

La suposición de un secuestro auténtico y la algarabía posterior en la prensa entregaron al cineasta Nicloux una página en blanco del mundo real, una oportunidad para que, según los propósitos del film, el escritor protagonista se retrate con sinceridad y sutileza.

La tentación de hablar sobre el Houellebcq que este viernes tenemos enfrente es grande, puesto que el individuo es peculiar. Qué ha hecho en Madrid, qué le gusta, cómo aparece vestido con los sobacos al aire y cómo nos responde educada y razonablemente bajo su pelambrera discontínua y algo caótica.

Pero ese es un esfuerzo que Nicloux y el propio Michel ya hicieron delante de las cámaras con un resultado bastante fidedigno, según ellos mismos. Un film en el que además se desvela el motivo por el que Houellebecq fuma sujetando el cigarrillo entre los dedos corazón y anular. Otro aliciente para verlo.