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La RAE, tres siglos sin secretos

  • Se publica una vida e historia de la Academia
  • Incluye documentos inéditos de su archivo
  • Coincide con el tercer centenario de la institución

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La historia de la Real Academia Española de la mano de su director honorario

La lengua es el principio de todo, está en la base de todo. Es lo que hace que un conglomerado de personas formen una polis organizada”. Esta es la idea fundacional básica de la Real Academia de la Lengua, y así lo ha formulado este jueves Víctor García de la Concha, autor del libro La Real Academia Española Vida e Historia, en la presentación de la obra.

Pero tres siglos de existencia dan para muchas anécdotas y curiosidades, y el atractivo de su relato puede resultar más eficaz de cara al lector que la contundencia de las declaraciones fundacionales.

Los documentos originales que muestran las peripecias que atravesaron escritores tan sólidos como Azorín o Galdós para ser admitidos, el rechazo de Ortega y Gasset a ocupar un puesto, o la tradicional negativa de los académicos a tolerar a mujeres entre sus filas, convierten el texto en un “relato muy ágil dirigido al gran público y a todos los que tengan curiosidad por la historia de esta casa”, asegura Ana Rosa Semprún, directora de Espasa, responsable de la edición.

Cartas inéditas

Hasta que la primera mujer, Carmen Conde, consiguiera acceder en 1979, los intentos de figuras consagradas como Gertrudis Gómez de Avellaneda y Emilia Pardo Bazán se han convertido en interesantes episodios que García de la Concha cuenta con pelos y señales apoyado en la correspondencia que se conserva en los archivos.

Cuando llegó el día de la votación para admitir a Gómez de Avellaneda, "seis académicos dijeron sí y catorce dijeron no". La RAE se lo comunicó en un "escrito señorial" en el que le decían que "si no hubiera sido por el obstáculo que suponía ser mujer, ella habría entrado por unanimidad", resume García de la Concha. Y como “novedad absoluta” desvela la respuesta de la autora, una carta en la que "muestra en carne viva el lógico despecho y la amargura, pero también su señorío".

Y rescata las palabras con las que Zorrilla la describe como “un error de la naturaleza (…) un alma de hombre en aquella envoltura de carne femenina”.

Orígenes tertulianos de una larga historia

“El proyecto inicial era de unas 250 páginas, pero la historia me atrapó”, confiesa el autor, que ha relatado cómo sus visitas al fondo documental comenzaron a multiplicarse a medida que profundizaba, quedando una suma final cercana a las 500 páginas.

Y detalla que su interés “comenzó por el principio, por los fundadores, los primeros ocho tertulianos y los tres añadidos después cuando deciden fundar la academia”, expresando su fascinación al descubrir las tertulias de Villena y Montellano en aquel ambiente de “novatores”, un momento excepcional en el desarrollo histórico de la cultura española.

Tres siglos de castellano en dos continentes

El libro “es una intrahistoria de la Academia, construida con datos documentados desde 1713”, recuerda Darío Villanueva, secretario de la RAE, y añade que “con esto, la Academia se está sacando una espina pues ni el primer centenario ni el segundo pudieron ser celebrados, el primero por razones históricas –en 1813 muchos académicos asistieron a las Cortes de Cádiz- y el segundo por razones dramáticas –coincidencia con la I Guerra Mundial-”.

El origen y la relación con las academias latinoamericanas también tienen protagonismo en esta vida e historia de la RAE. En 1870, José María Vergara, un intelectual colombiano, traslada la voluntad de “un grupo notable de escritores colombianos que quieren pedirle a la academia española que abra sucursales”, relata García de la Concha, añadiendo que la respuesta fue proponer la fundación de las verdaderas academias que actualmente cimentan el panhispanismo lingüistico.

El autor ha reconocido el trabajo realizado por el último cronista de la institución, Alonso Zamora Vicente, que considera prolonga “añadiendo a las biografías y la historia de la sede el recorrido de las obras académicas, lo que evolucionó o quedó en el olvido”.

García de la Concha, que ha dirigido la RAE durante doce años, ha resumido su objetivo como un intento de ofrecer “un relato secuencial que, al discurrir del tiempo y en estrecha relación con el acontecer político, social y cultural, muestre qué hacía la Academia en cada momento, cómo ha reaccionado a las demandas de cada época”.