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Un libro reivindica los tebeos infantiles españoles

  • 'Tebeos, las revistas infantiles' es obra de la Asociación Cultural Tebeosfera
  • El primero de una colección que reivindica el cómic y los autores españoles

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Fragmento de la portada de 'Tebeos, las revistas infantiles', de Paco Roca
Fragmento de la portada de 'Tebeos, las revistas infantiles', de Paco Roca

El cómic español lleva varios años en crisis, pero no podemos olvidar que los autores españoles siempre han estado entre los mejores del mundo. Y que hubo unos años en que aquí había una industria potente, que producía decenas de tebeos al mes que vendían millones de ejemplares. Por eso nace la colección Memoria de la historieta, de la Asociación Cultural Tebeosfera, que pretende reivindicar ese patrimonio del cómic español con una colección que comienza con el libro Tebeos. Las revistas infantiles (ACT ediciones).

"Es una colección de libros elegantes y serios sobre cómic español. Así de simple. Y así de complejo -asegura Manuel Barrero, director de Tebeosfera y coordinador del libro-. En nuestra asociación, creada para sostener el alojamiento y mantenimiento de la base de datos de la historieta en Tebeosfera.com, nos propusimos lanzar ediciones impresas porque considerábamos que había cosas que era necesario imprimir. Por ejemplo, un nuevo catálogo de los tebeos en España, que lanzamos el año pasado. Pese al muy encomiable trabajo desarrollado por otros estudiosos de los cómics de aquí, pensamos que hacían falta más libros sobre tebeos patrios, porque muchos no se habían estudiado lo suficiente (a nuestro juicio) y de ahí que surgió la idea de esta colección, consistente en libros colectivos con artículos rigurosos sobre tebeos que permiten conocer esa parte de la historia de nuestra prensa".

"Decía también “elegantes” porque desde un principio quisimos que los libros tuviesen un aspecto sólido y atractivo, porque entendemos que los cómics deben recibir las mismas atenciones que otros medios y otras artes, y este aspecto que tiene el libro (con su buen diseño, sus resúmenes finales, su cartoné, sus sobrecubiertas, su portadaza de Paco Roca) está en consonancia con la calidad de los textos y el medio que se estudia".

Los mejores estudiosos y expertos sobre los cómics

Según Barrero, en esta colección participarán "Los mejores. No es arrogancia, es esperanza, aclaro. El planteamiento de partida es “haz un buen libro”. Los coordinadores elegimos el tema o eje sobre el que versará cada tomo y luego comenzamos a reflexionar sobre las personas más adecuadas para trabajar sobre esos temas, títulos o autores escogidos. Es decir, no reunimos textos y los juntamos en un libro, no. No vamos reclutando autores hasta tener siete, o los que sean, para hacer un libro, no. Pensamos el tema a desarrollar, en su conjunto, y luego buscamos al mejor autor para cada capítulo".

"De hecho, hay libros que estamos queriendo hacer y cuesta trabajo decidir si podemos o no porque no acabamos de encontrar al equipo de escritores adecuado para llevarlo a feliz término. En este primer libro de la colección, Tebeos. Las revistas infantiles, han participado firmas solventes: Manzanares, Capdevila, Conget, Canyissà, Guiral, Moliné y Martínez-Pinna, todos ellos autores de buenos libros o investigaciones sobre historieta. Ah, también estoy yo, pero yo no cuento; es que me meto en todos los saraos".

Las revistas infantiles españolas

"Este primer libro de la colección va dedicado a las revistas infantiles -nos comenta Barrero-. Tebeos son todos, o al menos así lo venimos entendiendo una mayoría de opinantes en España: desde los pliegos con viñetas de siglos pasados hasta los novelones gráficos de hoy. Pero en este libro queríamos trabajar sobre la revista infantil como invención, como producto innovador en un mercado en el que había surgido un nuevo cliente: el niño (aunque después supimos que también los padres leían los tebeos dirigidos a los niños)".

"Y queríamos trabajar sobre este tipo de publicación porque es uno de los tipos menos reconocidos de nuestra tebeografía -añade Barrero-, en la que se ha dado en poner la tilde sobre el presunto “alcance de madurez” de la historieta o sobre los guiones de cariz dramático, cuando la historieta es un medio que se dirige a todos los públicos y pretende servir relatos o provocar emociones de toda índole, no sólo un tipo de reflexión. Y nos parecía sobre todo importante porque ese tipo de tebeos fueron el primer motor de nuestra industria, luego alimentada también por la aventura juvenil, el erotismo, el cómic comprometido o el llamado cómic de autor. Todos siguen siendo tebeos y todos siguen existiendo hoy, por fortuna".

Del 'TBO' al 'Gran Pulgarcito'

Este estudio se centra en siete publicaciones míticas. "Las razones para cada caso son distintas, pero unidas por un fino hilo conductor -asegura Barrero-. Con TBO queríamos comprobar cómo surgió un modelo de publicación que en 1917, no era necesariamente revolucionario pero que se instala entre los gustos del público de un modo extraordinario, hasta el punto de generar imitadores al momento".

"Con Pocholo abordamos una de esas publicaciones competidoras en el naciente panorama industrial que propone otros contenidos, aún ligados a lo infantil pero con propuestas frescas, nuevos autores y unas miras algo más ambiciosas que las del TBO".

"Con Nicolás quisimos mostrar cómo la industria se recuperó durante la posguerra y con qué materiales y opciones, muy efervescentes en el caso de la revista de Clíper, que fue una de las competidoras de la por entonces renacida Bruguera, sello que impuso modelos pero no el único".

"Búfalo fue un título elegido porque se trataba de un tebeo utilizado con fines publicitarios y queríamos estudiar ese breve periodo en el que otras empresas consideraron que el cómic podría ser un instrumento promocional eficaz".

"Cavall Fort es una de las revistas más interesantes de nuestra tebeografía precisamente por publicarse en catalán y representar al cómic catalán desde el final del franquismo hasta hoy, y exigía un estudio pormenorizado como el que hemos hecho".

"Gaceta Junior representaba la modernización de las revistas dirigidas a los más jóvenes y por eso fue escogida, precisamente en un momento en el que los tebeos comenzaban a perder fuelle como opción para el ocio ante el embate de otros medios u opciones, entre las que destacaba la televisión".

"Finalmente, Gran Pulgarcito quisimos analizarla porque fue una apuesta fuerte por reactivar el mercado de los tebeos en un momento difícil, recurriendo a modelos y producciones de éxito en el país vecino (Francia), las cuales sirvieron de referencia para nuestro más popular creador de cómics, F. Ibáñez, por ejemplo".

"El 'TBO' no es la publicación infantil más importante"

Respecto a cúal sería la publilcación infantil más importante, Barrero asegura que no sería el TBO: "No, no es la más importante. Y creo que tampoco es la más popular. Pero desde luego es una de las cabeceras más conocidas de nuestra historieta y una de las que ha sido menos estudiada en profundidad, y por esa razón quisimos trabajar sobre ella y abre este libro".

"¿Fue el TBO una publicación tan importante como para llamar a todas las publicaciones con historietas “tebeos”? -se pregunta Barrero-. Quizá sí debido al amplio conocimiento que la población tenía del título a cierta altura, pero el modismo pudo surgir como consecuencia de un fenómeno, al igual que muchos llaman hoy “aipad” a una tableta electrónica y quien sabe si se quedará con ese nombre".

"¿A qué se debió su vigencia, dado que estuvo publicándose durante setenta años? Pues es una buena pregunta, porque por sus contenidos o su capacidad de renovación no parece que fuese, tuvo que haber otros motivos. Esa era precisamente una de las razones para estudiar la revista, que por nacer en 1917 y morir en 1987 fue testigo de varios periodos relevantes de la industria del cómic en España".

Los autores

En cuanto al nivel de los autores que participaron en esas revistas, según Barrero: "Varían. Hubo autores espantosamente malos que probaban suerte en ese mercado para ganar unas pesetillas y hubo autores cumplidores (“artesanos” les dicen) que cubrían expediente meramente. También hubo estupendos autores que daban al lector precisamente lo que esperaba o exigía, y lo hacían muy bien. Y finalmente hubo autores geniales, que hiciesen lo que hiciesen sobrepasaban todas las cotas".

"En TBO -continúa Barrero- menudearon los autores mediocres (allí cabía de todo), que apretaban sus viñetas junto a la obra de genios del absurdo como Coll o del gag cotidiano como Benejam. Pero fíjate que ahí estaban Urda o Niel, historietistas que un lector de hoy calificaría como “artesanos” pero que merecerían sendos monumentos por su calidad constante a lo largo de décadas".

"En Pocholo hubo maestros como Arnal, Moreno o Tomás, increíblemente buenos, que renovaron los modelos narrativos de su tiempo. En Búfalo o Nicolás destacaron Figueras y Schmidt. En Cavall Fort las grandes firmas catalanas, como Picanyol o Madorell, entre otros, de los que nunca se ha hablado lo suficiente. Y en Gaceta Junior o Gran Pulgarcito se dieron cita autorazos como Giménez, Raf, o el citado F. Ibáñez, entre muchos otros".

La desaparición de las revistas infantiles

En cuanto a la desaparición de estas revistas, Barrero nos cometna que: "Su desaparición ha sido paulatina pero no completa, porque aún se publican, desde luego no con los mismos formatos ni con la misma filosofía que tuvieron durante nuestra edad de oro. Pero es verdad que por un tiempo se mantuvieron como ejemplo “solvente” de toda una industria, una especie de sinécdoque de la historieta en general, de todos los tebeos".

"Pero no evolucionaron adecuadamente -asegura Barrero-, deberían haber renovado sus planteamientos de base para hacer, primero, mejores tebeos para niños y, segundo, nuevos y mejores tebeos para jóvenes y adultos, pero las condiciones del país (políticas, económicas, culturales) no lo ponían fácil y los editores no supieron arriesgarse lo suficiente. Luego está la cuestión de la consideración del medio por la sociedad, que ejerce una doble presión. Si tradicionalmente los educadores, los moralistas y los religiosos han calificado los tebeos como un producto culturalmente indigno, las nuevas generaciones de lectores han insistido en ver “lo infantil” como etapas pasadas, insustanciales y dignas de olvido, cuando precisamente la mayor parte de los lectores que se incorporan a la historieta lo hacen cuando son niños".

"Tan difícil es hacer una historieta para que un adulto se sienta confortado intelectualmente como hacer un cómic que no aburra a un niño; lo malo es que las propuestas en este sentido han recibido menos apoyo, menor arropo social y, finalmente, se han anquilosado en el quiosco. Pero, ojo, no debemos mirarnos tanto el ombligo: existen buenos tebeos infantiles, algunos hechos por españoles, que son los que siguen estando en los quioscos codeándose con los superhéroes, me refiero a las publicaciones que combinan historietas con otras secciones y pasatiempos y que tan bien está explotando la división Panini Revistas del más poderoso editor actual. Otros editores deberían aplicarse el cuento".

La situación actual del cómic infantil en España

En cuanto a la situción actual de los tebeos infantiles, Barrero asegura que "No es fácil hablar de “la situación actual de” porque ya sabes que no manejamos cifras de ventas. Es decir, desconocemos la situación actual. Algunas de tiradas sí. Por ejemplo, algunas de las revistas infantiles que circulan por los quioscos hoy llevan un registro de la OJD que oscila entre los 40 y los 50.000 ejemplares mensuales. Los libros infantiles con cómics que producen varios sellos especializados en literatura infantil y juvenil están vendiendo bien y no dejan de lanzar novedades. Y ciertos fenómenos como Hora de aventuras (Norma) han funcionado fantásticamente (el número 1 ya va por la cuarta edición)".

"Pero claro, estos casos no representan “la situación actual”, porque el primero se refiere a productos que circulan todavía por los quioscos, el segundo caso se refiere a libros que están en librerías generales y cuentan con planes de suscripción de bibliotecas, y el tercero responde a un fenómeno imprevisible e incontrolable. Pero “la situación actual” a la que solemos referirnos es a la de los cómics del circuito habitual, que se encuentran en librerías especializadas en su mayor parte, y sujetos a una distribución monopolista y destinados a un público objetivo concreto".

"Por lo tanto, es antes una cuestión de promoción, distribución y ámbitos de venta, que de situación global. Por lo pronto, las revistas infantiles han seguido funcionando en mercados cerrados o con cualidades de financiación específicas, como puede ser el caso de Cavall Fort / El Tatano o las otras revistas similares que resisten en el litoral mediterráneo o en el cantábrico. En Galicia lo intentaron, aunque sobre otros modelos de financiación, con títulos como Golfiño, Fiz u Oink!, revista que acaba de cerrar. Y todos recordamos la intentona de El Jueves con Mister K".

"Es obvio que al niño de hoy no le apetece hojear una revista parecida a la que se publicaba hace cincuenta años, quiere más, quiere historias pero también juegos, interactuar, aprender y divertirse con obras de calidad que entronquen con la actualidad. Quizá por eso subsiste Dibus! (Norma). En cualquier caso el planteamiento de “voy a hacer un nuevo DDT para el niño de hoy” no va a funcionar si lo colocamos en el circuito comercial del cómic español que actualmente tenemos".

"Hemos maltratado nuestro patrimonio historietístico"

esta colección también tiene como objetivo reivindicar a algunos autores y personajes injustamente olvidados. "No puedo elegir uno, ni autor ni personaje -comenta Barrero-. En todo caso varios, y un  buen montón. Considero que lo injusto no es el “olvido que ha tenido lugar”, por las razones que fuesen (la brecha de la Guerra Civil, el “cainismo” típico español derivado y las políticas timoratas han tenido gran parte de la culpa), lo injusto es el “olvido que se desea mantener” sobre unos tebeos que apenas se conocen".

"Desde la ACyT precisamente luchamos contra esta segunda postura, que no es que abunde pero nos sorprende encontrar hoy porque precisamente revela porqué hemos maltratado tanto nuestro patrimonio historietístico. Si eso hubieran hecho los americanos con Batman, un personaje ridículo de 1938, pues mira. O imagina que eso hubieran pensado los belgas de un reportero que nunca hacía reportajes (Tintín) y se dedicaba a merodear con su perro por ahí. Nosotros tenemos una historieta que ha sido injustamente soslayada en su conjunto. Grandes autores como los citados Niel, C. Arnal, Jaime Tomás, Arturo Moreno, u otros como Alfonso Figueras, García Lorente, Martz-Schmidt, Raf, Usero, Picanyol, Segura, etc., y tantos más, creo que siguen exigiendo más estudios sobre su obra y las publicaciones en las que participaron".

En cuanto a los planes para futuros volúmenes de la colección, Barrero confiesa que: "A día de hoy, no lo sé con total seguridad, porque tenemos varias opciones sobre la mesa pero actualmente estamos ocupados con otros asuntos, también relativos a la Tebeosfera pero no referidos exclusivamente a las ediciones impresas. Barajamos varias ideas, porque temas hay muchos. Obviamente debe haber otro libro sobre revistas infantiles, porque nos hemos dejado algunos títulos importantes en el tintero (un estudio sobre Jaimito también hace falta, por ejemplo). Y uno sobre revistas “juveniles” también vendría bien".

"Y nos gustaría hablar de los tebeos dirigidos a las chicas, en los que se ha profundizado poco. Pero es que temas hay a patadas: tebeos de género negro españoles, la ciencia ficción a través de nuestros autores, historietas de guerra, tebeos y política, fanzinismo y tebeo marginal, tebeos promocionales e institucionales, el tebeo pornográfico, la autobiografía en la historieta española, el tebeo didáctico… o, mira, podríamos aprovechar el tirón y sacar uno sobre “viñetas y Monarquía”. No, hablando en serio: Todavía no puedo decir nada, pero sí os adelanto que el libro que saquemos será un buen libro por dentro y un bonito libro por fuera. Eso está garantizado".