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Stanley Kubrick, el fotógrafo precoz

  • Una exposición en Viena recoge la faceta de fotógrafo del cineasta
  • Publicó su primera foto en la revista Look con tan solo 16 años
  • Entre 1945 y 1951 hizo 27.000 fotografías de las que Look publicó mil

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Stanley Kubrick: 'Showgirl: Kubrick fotografiando a Rosemary Williams', 1949.
Stanley Kubrick: 'Showgirl: Kubrick fotografiando a Rosemary Williams', 1949.

Con solo 16 años vendió su primera foto al prestigioso semanario estadounidense Look, la de un quiosquero abatido y rodeado de diarios con la noticia en portada de la muerte del presidente Franklin Delano Roosevelt en 1945, que representaba el sentir del pueblo estadounidense por el fallecimiento. Stanley Kubrick (1928-1999) la tomó cuando iba camino de la escuela y fue la primera de las alrededor de mil fotografías que publicó la revista del entonces joven fotógrafo entre 1945 y 1951. En esos seis años hizo más de 27.000 fotos para Look.

A este faceta poco conocida de Stanley Kubrick, la de fotógrafo de prensa, está dedicada la exposición "Eyes Wide Open. Stanley Kubrick como fotógrafo", inaugurada este miércoles en Viena, que se puede visitar en la galería Bank Austria Kunstforum hasta el próximo 13 de julio.

El portentoso trabajo como fotógrafo de uno de los mejores directores de la historia del cine sólo fue redescubierto después de su muerte en 1999, una afición que le permitió aprender el sutil arte de contar historias con imágenes antes de convertirse en el gran cineasta que fue, a la par que introvertido, excéntrico y meticuloso hasta el delirio.

Saber de fotografía para hacer cine

"La etapa de fotógrafo de Stanley fue muy importante para él.  Siempre quiso ser cineasta y, de hecho, pasó más tiempo en su juventud en las salas de cine que en las aulas", ha explicado a Efe la viuda del realizador, Christiane Kubrick.

Con sus fotografías, el joven Kubrick se ganó la admiración de la redacción por su afán de lograr siempre la perfección. Esas fotos, sin embargo,  no eran del todo espontáneas, porque Kubrick solicitaba en muchos casos a los protagonistas de sus trabajos que posaran para lograr la imagen que él tenía en la cabeza, y es por eso que estas series se denominan "foto-ensayos" y no "foto-reportajes", según precisa la comisaria de la muestra, Lisa Ortner-Kreil.

"Para él, la diferencia entre cine y fotografía nunca existió.  Hay una frase suya que dice que para hacer cine no hay que saber de cine, sino de composición fotográfica", agregó Ortner-Kreil.

Historias humanas fuera de lo común

La muestra recoge alrededor de un centenar de fotografías divididas en 12 foto-ensayos y algunas imágenes sueltas que son fieles a una de sus citas, recordadas en la muestra: "Lo real está bien, pero atraer el interés es mejor".

Kubrick, como en sus películas, opta por historias humanas fuera de lo común que a menudo narran un destino solitario: sigue a un limpiabotas en su jornada de trabajo por Nueva York o relata el día a día de un circo, con sus acróbatas y payasos, o la vida de una aspirante a actriz. Las composiciones perfectas, la querencia por los espacios y las figuras solitarias, así como la voluntad de hacer un retrato psicológico de los personajes, son aspectos comunes de las instantáneas.

En estas fotos, que suponen también un retrato colectivo del Nueva York de la posguerra mundial, se desvela el lado social de Kubrick y algunas de sus pasiones, como una serie de fotografías dedicadas al jazz que le llevaron a Nueva Orleans para inmortalizar al conocido clarinetista George Lewis.

Otra de sus pasiones fue el boxeo, por su carga dramática y por el destino a veces trágico de sus figuras, y ese deporte se deja ver en su serie dedicada al púgil Rocky Graziano, en la que le retrata durante una jornada antes de un combate -su primera incursión en el mundo del celuloide en 1951 estuvo dedicada a este deporte, un documental de 16 minutos sobre el campeón Walter Cartier, titulado Day of the Fight-.

La exposición también recoge trabajos que Kubrick realizó fuera de EE.UU., como una serie en Portugal en 1948 y en la que retrata de forma espontánea, sin posados, la vida de los pescadores de la localidad de Nazaré, y sus fotografías de estrellas de la época, como Montgomery Clift y Rosemary Williams.