Enlaces accesibilidad

Portugal celebra el 40 aniversario del día en que los claveles cambiaron el país

Por
Una chica pone un clavel en el fusil de un militar durante la Revolución de los Claveles.
Una chica pone un clavel en el fusil de un militar durante la Revolución de los Claveles.

Portugal celebra este viernes cuarenta años de democracia. El golpe militar que acabó con la dictadura salazarista, conocido como Revolución de los Claveles, llega a una fecha redonda empañado por la crisis.

En 40 años de democracia, el país ha experimentado un cambio radical, ha pasado de ser un país sin libertades y aislado económicamente a convertirse en un Estado moderno e integrado en la UE, pero brutalmente azotado por la crisis.

El 25 de abril de 1974, cuando se inició el proceso de transición democrática tras casi 50 años de dictadura, una cuarta parte de la población portuguesa era analfabeta y el país tenía una de las mayores tasas de mortalidad infantil de Occidente (60 óbitos por cada 1.000). El país estaba además inmerso en guerras coloniales en África.

Por ello, la actualidad lusa está marcada desde hace semanas por esta fecha, la Revolución de los Claveles monopoliza la actualidad, ya que se ha aprovechado la efemérides para hacer balance del camino recorrido en democracia por el país. En los últimos días se han publicado decenas de libros sobre lo ocurrido entonces y se han celebrado múltiples conferencias y exposiciones. 

Entre las personalidades que han recordado el acontecimiento se ecuentra el presidente de la CE, el portugués José Manuel Durao Barroso, quien ha afirmado que el legado de la Revolución es innegable: "Ayudó a Portugal a salir de una situación de subdesarrollo".

Barroso, que también fue primer ministro de Portugal entre el 2202 y el 2004 ha reconocido que el país "progresó mucho. Es cierto que hoy en día tenemos muchos problemas todavía, el mayor es el paro, pero también es verdad que el país, hoy, es mucho más moderno, mucho más fuerte, mucho más próspero".

Avances ensombrecidos por la crisis

Cuarenta años y dieciocho gobiernos constitucionales después, el salto fue "extraordinario e inimaginable en tan poco tiempo", ha indicado Artur Santos Silva, el secretario de Estado del Tesoro en uno de los gabinetes provisionales pos revolución (1975-1976) y vicegobernador del Banco de Portugal (1977-1978).

Según Santos Silva tanto la sanidad como la educación públicas fueron los grandes logros tras el 25 de abril: la tasa de mortalidad de bebés de menos de 1 año es de 3,4 cada 1.000, mejor que la media de la OCDE, y la de analfabetismo ronda el 5 %, según los últimos datos.

Sin embargo, el último lustro de recortes ha ensombrecido los avances sanitarios y educativos por los aumentos del copago en las consultas o las urgencias -se duplicó en ambos casos-, por la subida en las matrículas universitarias o la disminución de becas.

En paralelo al desempleo, que rozó el pasado año el 18 %, el riesgo de pobreza se ha situado en el 18,7 % de la población: unos dos millones de portugueses viven con 4.904 euros anuales, es decir, poco más de 400 euros al mes.

Otro de los triunfos tras el 25 de abril fue el sistema de pensiones, que ha estado cuestionado por los sucesivos recortes aplicados por el Gobierno para reducir el gasto público y cumplir con las metas exigidas por la llamada troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).

Los recortes continuarán

Esos recortes tendrán que seguir porque "tenemos un sistema que no es sustentable", justifica Pedro Passos Coelho, primer ministro luso desde junio de 2011, un mes después de que el país firmase su rescate tras la dimisión del Gabinete del socialista José Sócrates.

Una de las consecuencias más nocivas actualmente es el alto desempleo, pero también la emigración.

Según cálculos del Gobierno luso, tanto en 2013 como en 2012 abandonaron el país entre 100.000 y 120.000 portugueses (en torno al 0,1 % de una población total de 10,5 millones).

Muchos fueron universitarios de instituciones públicas, altamente formados, de los que el país no se aprovecha pese a que el Estado luso gasta en cada alumno unos 8.000 euros anuales, según la OCDE.

Sentimientos encontrados

Aunque la recesión haya ensombrecido algunos progresos, muchos reivindican lo logrado durante los cuarenta años de democracia que siguieron a la larga dictadura iniciada por António de Oliveira Salazar en 1926 y proseguida por Marcello Caetano (1968-1974).

Y los logros no solo se reflejan en indicadores como la salud, la educación, las infraestructuras o las telecomunicaciones, debido a que, según Santos Silva, "el gran éxito estructural es la gran abertura a los otros y la gran cohesión social".

Libertad, oportunidad perdida o proceso fallido son algunos de los términos usados por los portugueses para definir la Revolución de los Claveles,  que 40 años después sigue sin dejar indiferente a nadie. Aquel 25 de abril de 1974 un grupo de militares se rebeló contra el régimen, un hito incontestable que, suscita opiniones y sentimientos encontrados entre la ciudadanía lusa.

"El golpe de Estado tenía como objetivo acabar con la Guerra colonial en África y no fue para traer la democracia como piensan muchos", ha declarado a EFE el politólogo y escritor luso Sant'Ana De Castro, que firma bajo seudónimo.

De Castro, de 77 años y profesor universitario durante más de cuatro décadas, considera aquel movimiento como una revolución "fallida" porque no fue seguida de una revolución cultural que permitiese aflorar el "libre pensamiento".

Participación de la sociedad en la política

Para otros portugueses, ese día de hace 40 años es motivo de orgullo porque marcó el comienzo de la participación de la sociedad civil en la política, se ganó en libertades y mejoró las condiciones de vida en Portugal.

"Los militares lo hicieron muy bien porque acabaron con la dictadura, pero no me gustó lo que ocurrió durante los dos años siguientes", comenta Francisco Manuel, taxista en Lisboa que cree que "las cosas podía haberse hecho mejor porque hay muchas personas que en pocos días lo perdieron todo a manos de los comunistas.

Francisco Manuel, de 56 años, se refiere a dos de los eventos más controvertidos en la historia reciente del país: la descolonización de los territorios de ultramar (principalmente Angola y Mozambique) y la invasión de campos y de fábricas por simpatizantes del Partido Comunista entre los años 1974 y 1975.

Aunque son los jóvenes los que ven con más recelo la Revolución de los Claveles al considerarla "la causa" de todos los males que sufren hoy en día.  "La mayoría de los jóvenes no compartimos la versión oficial de que los coroneles nos regalaron la democracia, no nos lo creemos", asegura Tiago, un joven de 24 años que estudió Historia del Arte y que desde hace dos años vive en Suiza.

"Causa" del los males actuales

Cuando habla del 25 de abril, siente una mezcla de sensaciones. Por un lado, siente orgullo de que se acabara con la dictadura y comenzaran los movimientos de participación popular y, por otro, desencanto porque, según Tiago, el Portugal de hoy es consecuencia de lo que ocurrió en 1974.

Con una elevada tasa de desempleo entre los jóvenes y bajos salarios, muchos portugueses menores de 30 años ven en la popular Revolución de los Claveles "la causa" de todos los males que sufren hoy en día.

"Fue una oportunidad de cambiar las cosas y la gente de mi generación cree menos en la democracia representativa que la generación de mis padres. Consecuencia de la crisis económica, supongo", sentencia.

Polémica en actos de conmemoración

Estos días han jugado un papel especial los protagonistas de entonces, entre ellos el coronel Vasco Lourenco o el histórico dirigente socialista Mário Soares, quienes han participado en numerosas charlas, debates y foros en los que se ha analizado el impacto de lo sucedido hace cuatro décadas.

Precisamente Vasco Lourenco también ha sido protagonista debido a su condición de presidente de la Asociación 25 de Abril, entidad de la que forman parte varios de los militares que participaron en el golpe de Estado y que se ha visto envuelta en una agria polémica por su decisión de no tomar parte en los actos oficiales que se celebran este viernes, en el Parlamento.

También se celebrarán en las próximas horas marchas y concentraciones en diferentes puntos del país.

En la capital lusa también se repetirá la tradicional "Carrera de la Libertad", que celebra su 37 edición con el objetivo de reunir a miles de corredores para conmemorar tan señalada fecha haciendo deportes.

La abundancia de títulos sobre el 25 de Abril es reflejo de que el interés entre los portugueses por lo que ocurrió entonces sigue vivo 40 años después, y de que el debate entre quienes defienden cómo se llevó a cabo el proceso democratizador y quienes lamentan la actual situación que vive Portugal, hoy continúa más vigente que nunca.