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No sería quien soy sin los libros

  • El Día del libro activa la zona más emotiva y sentimental de mi memoria
  • Me he dejado guiar por Javier Marías, Ian McEwan, Vila-Matas o Coetzee

Por
A woman lies in the grass while reading a book, at Columbia University in New York

Yo no sería quien soy sin los libros. Mi vida no hubiera sido la misma. Estoy seguro. Si mi padre no hubiera sido socio de Círculo de Lectores y hubiera visto cómo los libros llegaban todos los meses a mi casa de forma regular, si no me hubiera enamorado de la portada de Tom Sawyer detective escrito por Mark Twain que pedí que me regalaran el día que cumplí 11 años, yo no estaría escribiendo este post.

Tampoco lo estaría haciendo si mi hermano mayor no me hubiera pasado las novelas de Hermann Hesse que él leía con fruición. Recuerdo Mi credoPeter Camenzind, Bajo las ruedas, Shiddhartha y tantos otros. Pero tampoco sería el mismo sin el miedo telúrico que me provocaron los relatos de H.P. Lovecraft, la fascinación que hallé en los cuentos de Cortázar y Borges, la impresión que me causó Cien años de soledad, el disfrute de las novelas del Oeste de Zane Grey, y todos aquellos cómics de la Marvel que compartí con mi amigo Vicente.

Historias literarias que marcan

Sé que podría decir lo mismo de las miles de canciones y películas que consumí, pero hoy toca hablar de libros.

Hoy necesito reivindicar la importancia de esas historias literarias que me han marcado, recordar cómo llegó a mi vida Dino Buzzati y El desierto de los tártarosEl extranjero de Camus y hasta el arrastrado Gregor Samsa, gracias a mi profesor de literatura en BUP.

Y así fue como crecí y gestioné la aparición de nuevos mitos. Porque en mi juventud viajé con Gulliver, Julien Sorel, el payaso de Heinrich Böll, Philip Marlowe, Maqroll el Gaviero, Tom Ripley… Como más tarde llegaron otros autores que me regalaron nuevas perspectivas y dibujaron fronteras.

Yo fui más feliz porque me dejé guiar por Javier MaríasIan McEwan, Annie Proulx, Enrique Vila-Matas, Coetzee, Cristina Fernández Cubas o Paul Auster, entre muchos otros.

Yo podría pedirles que los leyeran a todos, pero sé que la lectura nunca debe ser obligatoria aunque requiere una disciplina. Que lo que yo encuentro en los libros otros lo descubren fuera, y que lo que a uno le funciona a otro puede generarle la mayor de las indiferencias.

Una lista no propuesta

Está a punto de celebrarse el Día Mundial del Libro, y muchos lectores, compulsivos y ocasionales, van a regalarlos. Yo debería hacer un listado de propuestas, lo sé. Y en ella aparecerían con toda seguridad la nueva novela de Almudena Grandes, Donna Tartt, Juan José Millás, Amy Tan, Sergi Pàmies, James Salter, Jonas Jonasson y Julia Navarro.

Pero como no tendrán problemas a la hora de encontrar el título deseado, he creído oportuno dejar esa lista para otros colegas y compartir hoy con ustedes lo que un día tan señalado como éste genera en la zona más emotiva y sentimental de mi memoria. Porque si algo tengo claro es que yo soy quien soy, porque un día llegó un libro a mis manos.