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Las dosis pequeñas invaden el 'súper' por el aumento de hogares unipersonales y la crisis

  • Las personas que viven solas buscan productos de formato pequeño
  • La caída de la renta de las familias por la crisis es otra de las causas

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Carro de la compra en un supermercado
Carro de la compra en un supermercado.

Una paella individual preparada, un paquete de jamón york de 200 gramos pero dividido en dos partes, una bolsa con tres patatas o una cebolla son solo el ejemplo de que desde hace unos años es posible hacer la compra en pequeñas dosis o raciones individuales en el ‘súper’ y no solo en grandes cantidades como sucedía antes.

Pero, ¿qué ha llevado a las empresas a reducir los tamaños de sus productos o incluso a vender más a granel? Dos son las causas que las consultoras de estudios de mercado señalan: por un lado, el aumento de los hogares formados por una o dos personas, y por otro, la crisis económica que ha obligado a ajustar la cesta de la compra.

Hogares pequeños

Frente a la familia compuesta por los padres y varios hijos -un modelo que cada vez es menos habitual en España-, ha aumentado el número de personas que viven solas o en pareja. Según datos de la última Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 24,2% de los hogares está formados por una persona y el 30,5%, por dos. En total, estos dos tipos de familias ya suponen el 55% de los hogares españoles.

Ante esta nueva realidad demográfica, las empresas se han ido adaptando. Según estudios de la consultora Kantar Worldpanel, los cambios en la composición del hogar han ido fomentando una reducción del tamaño de los paquetes y la tendencia es ir cada vez más hacia raciones más pequeñas e individuales. “Los productos monodosis, divididos en porciones o con menor gramaje funcionan muy bien sobre todo en los perecederos”, explica a RTVE.es Joan Riera, director de Food Sector de Kantar.

Con estas dosis pequeñas se evita un problema al que tenían que hacer frente los que vivían solos: los alimentos ya no se caducan o estropean antes de poder consumirlos. “De este modo, no tienen que tirar o desperdiciar tanto alimento. Por ejemplo, hace unos años salió un brick de leche de medio litro para dar respuesta a estas personas porque el tamaño tradicional de un litro se les estropeaba en el frigorífico antes de poder terminarlo”, advierte Ángeles Zabaleta, Shopper Lead de la consultora Nielsen.

La crisis económica hace menguar la cesta de la compra

Junto con este cambio demográfico, la caída de la renta disponible de las familias por la crisis ha obligado también a modificar la cesta de la compra para ajustar el gasto lo más posible. Según el estudio de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), un 61% de los españoles se han visto obligados a cambiar sus pautas de compra para racionalizar o reducir el consumo y el gasto en alimentos.

“Los tamaños y formatos de los productos tienden a reducirse, y no solo es debido al menor número de miembros en el hogar, sino también al ‘efecto crisis’, que ha impulsado la tendencia al formato unitario, al consumo responsable y al correspondiente ahorro que ello implica”, asegura Víctor Mirabet, consejero delegado de la consultora Coleman CBX.

Según la Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados (ACES), la crisis ha hecho que los compradores busquen productos más baratos, que prime el factor precio y las promociones, y que la venta a granel, que permite comprar la cantidad precisa que se necesite, esté en auge.

“Los nuevos formatos individuales y más pequeños responden a una necesidad: es una cuestión de ahorro y de aprovechar más las cosas. Con la crisis, la gente trata de aprovechar más y reducir lo que se tira, reducir el desperdicio alimentario”, dice Aurelio del Pino, portavoz de ACES.

Según el INE, el gasto en consumo final de los hogares ha sufrido una reducción en los últimos años. Aunque en el último trimestre de 2013 se incrementó ligeramente un 0,7%, en el primer trimestre del pasado año bajó un 4,2%; en el segundo, un 3%, y en el tercero, un 1,8%.

En definitiva, hay una mayor sensibilidad por no tirar comida a la basura “porque es como tirar el dinero”, destaca Joan Riera, de Kantar Worldpanel. Por eso, funcionan bien las dosis pequeñas en estos momentos.

Los precios redondos

Precisamente para dar respuesta a la búsqueda del menor precio, en los comercios ha aparecido en los últimos tiempos un tipo de productos denominados de “precio redondo” y que resultan también atractivos por su tamaño más reducido. “Son productos de uno o dos euros que aparecen por la crisis, que ofrecen menor cantidad a un menor precio”, señalan en Nielsen.

Estos productos de “precio redondo” han resultado ser excelentes aliados no sólo de los que tienen poco presupuesto, sino también de los hogares formados por una o dos personas. “Cuando se empezaron a vender productos a un euro, que en principio estaban pensados para personas que buscaban reducir el precio del ticket de la compra, se vio que eso encajaba también con otro tipo de comprador: los llamados singles –personas jóvenes, solteras e independientes- o personas mayores que viven solas”, resalta Federico Martínez, de la consultora GFK.

Por otro lado, las consultoras de estudios de mercado apuntan otra consecuencia de los nuevos modelos de hogares y de la situación económica de los mismos: el auge de los pequeños supermercados y los mercados tradicionales: “Son un valor en alza frente a las grandes superficies porque son espacios donde se puede singularizar la cantidad de producto a comprar y donde tienen mejor cabida los formatos pequeños”.