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Un millón de niños sirios no tienen acceso a la ayuda humanitaria

  • Unicef denuncia que hay 5,5 millones de niños afectados por la guerra en Siria
  • Casi tres millones no pueden ir a la escuela y 1,2 millones están refugiados
  • Son forzados a trabajar, mendigar y a matrimonios de conveniencia

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Dos niños del campamento de refugiados de Alzaatri, en Jordania, transportando cubos de agua
Dos niños del campamento de refugiados de Alzaatri, en Jordania, transportando cubos de agua

Más de 5,5 millones niños, el doble que hace un año, están afectados por la guerra en Siria y un millón no recibe ayuda humanitaria por encontrarse en zonas bajo asedio o de muy difícil acceso, según Unicef.

Los niños fuera de la cobertura de las organizaciones humanitarias necesitan vacunas contra la polio -enfermedad que ha reaparecido en Siria-, tabletas para purificar el agua, artículos de higiene y servicios médicos y educativos.

Al cumplirse este mes tres años del inicio del conflicto en Siria, Unicef ha declarado que ese país "es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser un niño", donde han muerto ya más de 10.000 menores.

La guerra civil afecta a 5,5 millones de menores, el doble que hace un año, de los que 1,2 millones viven en campamentos de refugiados en los países vecinos y el resto permanece en Siria, ha precisado el organismo. Según un informe de la ONU del pasado noviembre los niños refugiados corren el riesgo de convertirse en una generación perdida. 

“Privados de ayuda, muchos viven entre los escombros y luchan por encontrar comida. Muchos niños se han quedado sin ningún tipo de protección, asistencia médica o psicológica y tienen poco o ningún acceso a la educación”, estipula el informe, según Afp. “En los peores casos, mujeres embarazadas y niños han sido deliberadamente heridos o muertos por disparos de francotiradores", añade.

Casi tres millones de niños no van a la escuela

Cerca de la mitad de la población en edad escolar,  2,8 millones de niños, han abandonado la escuela, una situación que de prolongarse tendrá un grave impacto en el futuro del país y en sus posibilidades de reconstrucción, dijo la representante adjunta de Unicef en Siria, Hamida Lasseko.

El organismo especializado en la protección de la infancia calcula que más del 20 % de las escuelas en Siria han quedado inhabilitadas para la enseñanza y que al menos una proporción similar de profesores ha abandonado el sistema escolar.

Esta cifra podría ser mucho mayor si no fuera porque Unicef ha conseguido, a través de sus programas, "que 1,4 millones de niños vuelvan a recibir alguna forma de enseñanza", lo que incluye la que imparte entre los refugiados en el Líbano, Jordania, Turquía e Irak.

Escuelas en toda Siria han sido blanco de ataques y han quedado destruidas o son utilizadas como refugios para la población desplazada.

En otros casos, los centros educativos han sido convertidos tanto por las fuerzas gubernamentales como por los grupos rebeldes en bases militares, ha señalado en una rueda de prensa el jefe de Comunicaciones para Oriente Medio de Unicef, Simon Ingram.

"Heridas escondidas"

Los niveles de violencia y devastación que experimenta la población en Siria son tan elevados que el organismo calcula que, de los niños afectados, dos millones necesitan tratamiento o seguimiento psicológico.

Forzados a trabajar, mendigar o matrimonios de conveniencia

Decenas de miles de niños tienen que realizar todo tipo de trabajos y mendigar, mientras que muchas niñas son empujadas a matrimonios forzados, todo ello "como medios para ayudar a sus familias", ha comentado Ingram.

Según los datos de Unicef, entre los niños que viven en campamentos de refugiados, uno de cada diez tiene que trabajar.

Aunque es difícil de estimar, el organismo ha constatado que en el caso de las niñas sirias refugiadas en el Líbano, una de cada cinco es forzada a un matrimonio precoz.

A estas situaciones se suman "las heridas escondidas" causadas por la violencia, que se reflejan en los cambios de comportamiento y provocan que los menores "dejen de comportarse como lo hacen normalmente los niños", ha señalado Ingram.