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¿Por qué encogen los jerseys de lana?

  • Las fibras de lana se enganchan entre ellas, rizan el tejido y lo encogen
  • Todas las fibras naturales, como el lino, la seda y el algodón, menguan

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¿Por qué encogen los jerseys de lana?
Cuando sometemos las cifras a calor, recuperan su longitud natural.

Metes en la secadora tu jersey favorito de lana suave y esponjosa recién lavado. Cuando lo sacas, su tamaño se ha reducido a casi la mitad y la tela está compactada. ¿Qué ha pasado? ¿Qué extraño proceso tiene lugar dentro del aparato?

La lana es pelo de animal y como tal, la parte externa está cubierta de escamas microscópicas. Si lavamos un jersey hecho con esta fibra en la lavadora, los constantes giros harán que las fibras se enreden unas con otras, se enganchen y superpongan entre ellas, forman hilos cada vez más gruesos, rizados y cortos.

Si además, la temperatura es alta, las fibras se reblandecen, se vuelven más moldeables y se rizan y enredan más. El resultado es una prenda de tela compactada, encogida y ligeramente deformada.

La ropa, en general, está compuesta por tela compuesta por fibras domadas. “Para fabricar la ropa y que esta adquiera la forma que se desea, las fibras se tensionan y se estiran”, explica a RTVE.es Pablo Monllor, ingeniero textil del campus de Alcoy de la Universidad Politécnica de Valencia.

La lana no es el único tejido que encoge. Lo hacen casi todas las fibras naturales, como la seda, el algodón o el lino cuando se someten a una temperatura de entre 30 y 40ºC bien por lavado o por el calentamiento del secado. “Cuando lavamos el tejido y le aplicamos calor se producen una serie de cambios que relajan las fibras, que se destensan, recuperan su longitud natural, que es más corta, es decir, encoge”, ilustra este experto.

Para mantener la ropa en buen estado lo ideal es lavarla a mano con un detergente suave, con agua fría y secarla al aire. Si es lana, es conveniente no colgarla, sino dejarla secar colocada sobre una superficie, para que no se deforme.

Lana de oveja merina, la más usada

La inmensa mayoría de la lana que usamos es de oveja merina (Ovis aries). Hoy en día hay unos mil millones de cabezas en el mundo. Cada una produce unos 18 kilogramos de lana al año.

Se esquilan una vez al año, el material en bruto se limpia, se carda y se hila, en fibras cuyo diámetro varía entre las 16 micras (lana superfina, similar a la cachemira) a las más de 40 micras (lanas de pelos bastos).

La producción anual de lana es de alrededor de 2.1 millones de toneladas, según la FAO. Australia produce una quinta parte, mientras China, Nueva Zelanda, Irán, Argentina y el Reino Unido producen cada uno más de 50.000 toneladas. La mitad de esa lana, tanto cruda como parcialmente procesada, es exportada a los centros textiles de otros países para ser hilada y tejida. China es el mayor importador de lana cruda seguida por Italia.

Dos tercios de la lana se usan para hacer prendas, como suéteres, vestidos, lencería, abrigos y trajes. Un poco menos de un tercio va a la manufactura de sábanas y alfombras. El resto va para usos industriales, tales como el aislamiento térmico y acústico en la construcción de casas.