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Entrevista a la jueza que condenó a Ríos Montt por genocidio

Yassmín Barrios: "Ejercer como juez es jugarte la vida en Guatemala"

  • La condena sentó un precedente en el historial de impunidad de América Latina
  • El Constitucional la anuló y el juicio se tendrá que volver a repetir
  • "La verdad del genocidio salió a relucir y eso nadie lo podrá callar", dice Barrios
  • La jueza recogerá en Madrid el premio de DD.HH de la Abogacía Española

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Yassmín Barrios: "La sentencia a Ríos Montt deja muchas lecciones"

Pocos saben que Yassmín Barrios quería ser ingeniera. Pero la necesidad la obligó a cambiar su destino. Para sustentarse la carrera tenía que trabajar, y durante los dos primeros años la exigente licenciatura de ingeniería no se lo permitía. Optó por el Derecho. "Daba clases por la mañana a niños de primaria y por las tardes iba a la facultad", cuenta en una entrevista con RTVE.es. Le bastaron dos semanas para reconocer su verdadera vocación.

"Me enamoré de la justicia", dice y se le iluminan los ojos. Muchos guatemaltecos agradecen hoy ese flechazo.

Barrios es la jueza que dictó la sentencia histórica contra el expresidente guatemalteco Efraín Ríos Mont.  "Condenado por genocidio".  Tres palabras que cambiaron la historia de impunidad del país centroamericano. Por primera vez un tribunal nacional reconoció el genocidio en América Latina y el exdictador se convirtió en uno de los pocos líderes del mundo condenados por esta causa.

Ríos Montt, de 86 años, fue sentenciado a 80 años de prisión por la muerte de 1.771 indígenas ixiles en el departamento noroccidental de Quiché entre 1982 y 1983, cuando gobernó de facto Guatemala tras encabezar un golpe de Estado militar. La condena fue el reconocimiento de la barbarie que destrozó el país durante casi 40 años de conflicto que dejó, en total, más de 200.000 víctimas mortales, 40.000 desaparecidos y un millón y medio de desplazados, según cifras de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH).

Ríos Montt solo estuvo en prisión un fin de semana. Una jueza de turno permitió su ingreso en un centro hospitalario y días después la Corte de Constitucionalidad de Guatemala anuló la sentencia por "irregularidades" en el proceso. El juicio volverá a repetirse, con otros magistrados, en abril de 2014. Mientras tanto, el dictador permanece bajo arresto domiciliario.

"Las leyes no son objetivas; las pruebas sí"

"Las leyes no son tan objetivas como las matemáticas. Se pueden interpretar. En ingenería no habría duda: 2+2 es igual a 4", lamenta Barrios. Sin embargo, la jueza defiende que "las pruebas te dan la objetividad del caso".

"Si hay pruebas, condenas, si no absuelves. Si se vuelve a repetir el juicio y se presentan las mismas pruebas el resultado debería ser el mismo", asegura, consciente de que es necesario que se cumplan esos dos condicionantes.

El primero es que los tribunales no amnistíen a Ríos Montt, algo que está por dilucidar. Y el segundo es que se acepten las mismas pruebas. "No pueden ser más contudentes", subraya. Y empieza a enumerar: "Contamos con los peritos más cualificados, con especialistas en derecho internacional,  a nivel testimonial hubo más de cien testigos, con informes que demuestran que estaba todo organizado... No hay dudas", añade.

Tan contundentes que la propia defensa en ningún momento declaró durante el juicio que Ríos Montt fuera inocente. "Se dedicaron a entorpecer el proceso porque no tenían pruebas para rebatirlo", señala. Y una de las estrategias que utilizaron fue desacreditar al tribunal, algo para lo que contaron con los medios de comunicación afines al exdictador y con el sistema financiero.

Barrios no quiere señalar a nadie, pero recuerda que después de tres días de reuniones de la patronal guatemalteca, conocida como CACIF, la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia. Los empresarios del país temían que la condena a Ríos Montt les salpicara. El poder  económico no estuvo ausente del genocidio. El área ixil es una  importante región minera y tras la masacre se construyó la mayor hidroeléctrica que abastece hoy a Centroamérica.

"Salió a relucir la verdad y nadie la podrá callar"

Aunque el resultado del juicio no sea el mismo, la jueza asegura que el proceso ha dejado dos importantes lecciones. Una personal. "Tengo la conciencia tranquila porque hice lo que debía". Y la otra es "salió a relucir la verdad del genocidio en Guatemala y eso está ahí para siempre, nadie la podrá callar”.

Las víctimas tuvieron oportunidad de dar a conocer lo que sentían, fue un proceso de catarsis para ellas, y además en su lengua. A nivel histórico, las mujeres indígenas plasmaron un año de conflicto armado en Guatemala y las masacres que destruyeron el tejido social de nuestro país”, añade.

De Yassmín Barrios han dicho de todo, casi siempre en tono sexista. Han hablado mal hasta de su peinado. Y de su historial académico. Pero su expediente no tiene manchas: abogada, notaria, licenciada en Ciencias Jurídicas, con maestría en Derecho Penal, maestría en Derecho Constitucional y Doctorado en derecho. "Me saqué mi plaza en una oposición. No tuve padrinos", subraya orgullosa.

Tengo la conciencia tranquila porque hice lo que debía

La jueza guatemalteca está en Madrid para recoger el premio Derechos Humanos que concede el Consejo General de la  Abogacía Española, algo así como el Oscar de la Justicia.

“El premio no me va a cambiar”, bromea. “Al contrario, un reconocimiento  así te obliga a hacer las cosas mejor. A dar lo mejor de ti. Te motiva a  seguir adelante. Es un reto más”, asegura.

Rigoberta Menchú destacó de ella en una entrevista con RTVE.es su "valentía" por atreverse a impartir justicia en Guatemala, aunque ella le quita importancia. "No hay que ser valiente, hay que ser coherente. Hay que dar a cada quién lo que le corresponde", asegura. Aunque a medida que avanza la entrevista, reflexiona y reconoce que "ejercer como juez es arriesgar tu vida".

Los retos de Guatemala

En el proceso para juzgar de nuevo a Ríos Montt hasta 59 nueves jueces se han inhibido. Ella recuerda que cuando cayó el caso en sus manos lo aceptó con "naturalidad y compromiso". Ya sabía lo que era sufrir presiones, sentir miedo. En marzo de 2001, días antes de condenar a 20 años de prisión a los  exmilitares que participaron en el asesinato del obispo Juan Gerardi, dos granadas estallaron en el patio de su casa.

"Gracias a Dios estoy viva", dice. "Desde entonces tengo protección. Me cuidan agentes de policía nacional y personas de seguridad del organismo judicial".

A Gerardi no le perdonaron que describiera las atrocidades cometidas durante la guerra en su informe de la Recuperación de la Memoria Histórica Nunca más. Todavía hoy ni el Estado ni los responsables del genocidio han pedido perdón a las víctimas.

"Nosotros dejamos conceptualizado en la sentencia cómo debía ser esa reparación. Pero como se anuló la sentencia, la recuperación de la memoria es algo que queda pendiente", recuerda.

Un reto más en un país donde el 70% de los casos judiciales no se resuelven, y donde la violencia y la extrema pobreza son problemas estructurales por atajar.

Con 17 muertes violentas al día, solo en la capital, Guatemala sufre una de las tasas de criminalidad más altas de América Latina. Más del 40 % de la población malvive con menos de un dólar al día. Y esa tasa se eleva al 70 % en las zonas rurales, pobladas mayoritariamente por indígenas, los más castigados.

Tras recoger el premio el próximo 12 de diciembre, Barrios participará en varias conferencias en Barcelona y luego regresará a Guatemala. Allí la esperan. Lo dicen sus allegados. Yassmin no solo se enamoró de la Justicia, "se casó con ella".