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Ascienden a 31 los muertos y a 285 los heridos en Trípoli en una protesta contra las milicias

  • Los milicianos han disparado contra un grupo de manifestantes
  • La manifestación se inició tras la oración del mediodía

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Al menos trece muertos y 130 heridos en Trípoli en una protesta contra la presencia de milicias

Al menos 31 personas han muerto y más de 230 han resultado heridas, según ha asegurado el primer ministro libio, Ali Zeidan, por disparos efectuados por milicianos contra más de un millar de personas que se manifestaba para protestar por la presencia de milicias en el casco urbano de Trípoli.

El Gobierno ha llamado a un cese del fuego entre los grupos armados creados durante la revolución contra Mouammar.

"El balance es actualmente de 31 muertos y 285 heridos", ha indicado el ministro libio de Sanidad, Noureddine Daghmane, sin hacer distinción entre los manifestantes asesinados por la milicia y los fallecidos en el ataque llevado a cabo como represalia.

La protesta contra la presencia de grupos de milicianos en la capital ha comenzado tras la oración del mediodía en el barrio de Gargur, cerca del aeropuerto internacional de Trípoli. Los congregados marchaban de manera pacífica en dirección a esta zona de la capital que está controlada por milicias de la localidad de Misrata, localidad situada a 200 kilómetros, cuando varios milicianos comenzaron a disparar al aire y contra los manifestantes que pedían su salida de la ciudad.

Tras el comienzo de los disparos, el caos se ha extendido entre los manifestantes y tras varios momentos de confusión en los que los disparos, los gritos de protesta y las sirenas de las ambulancias se superponían, la mayoría de los participantes en la protesta han abandonado el lugar.

Una manifestación programada

Sin embargo, un grupo de personas se quedó en la zona y coreó gritos pidiendo la intervención de la milicias de la capital. Los hechos han vuelto a avivar la polémica sobre la presencia de estos grupos armados en la capital libia. Poco después del tiroteo, el primer ministro, Ali Zeidan, ha vuelto a resaltar la importancia de que abandonen la ciudad.

"La existencia de armas fuera de control del Ejército o la policía es peligrosa”, ha dicho Zeidan. “Todas las milicias armadas deben abandonar Tripoli, sin excepción”, ha añadido, según Reuters.

El presidente del Consejo Local de Trípoli, Al Sadat Al Badri, adelantó este jueves la celebración de esta marcha en favor de la aplicación del decreto 27 del Congreso Nacional (Parlamento) que determina la salida de las milicias de la capital. "Queremos un Trípoli sin armas", dijo Al Badri en una rueda de prensa en la que insistió en que la protesta sería pacífica.  Al Badri subrayó que "los habitantes de Trípoli han perdido la paciencia" y recordó el último enfrentamiento ocurrido en la capital entre milicias, el pasado 7 de noviembre, que se saldó con la muerte de tres personas.

"La presencia de armas de todo tipo, ligeras, medias y pesadas en los edificios de viviendas o en zonas civiles o gubernamentales no se puede tolerar bajo ningún concepto", dijo este jueves el máximo responsable político de la ciudad.

Al borde del abismo

La situación en Libia cada vez es más delicada. Junto a los graves problemas de seguridad, la situación de los derechos humanos ha sido repetidamente denunciada por varias ONG's y la propia ONU en los últimos meses.

La revuelta contra la dictadura de Gadafi fue muy diferente a las de Túnez o Egipto, produciéndose desde el primer momento una militarización que desembocó en una cruenta guerra civil.  Estas milicias, con la ayuda militar de la OTAN autorizada por la resolución 1973 de la ONU que permitía la intervención militar aérea, consiguieron destronar al dictador, aunque después se convirtieron en uno grandes obstáculos para la reconstrucción.

En el último año, los atentados y asesinatos han aumentado especialmente en Bengasi  y al menos 70 personas han muerto, muchos de ellos oficiales de cuerpos  de seguridad, según recuentos no oficiales. Uno de los ejemplos más  representativos de esa falta de seguridad en el país se vivió durante el ataque de milicias armadas libias contra la embajada de EE.UU.  en Bengasi, el 11 de septiembre del pasado 2012, en el que murió el embajador estadounidense, Christofer Stevens.