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¿Por qué hay gente que tolera mejor el calor?

  • Los genes, la edad y el sexo determinan nuestra sensibilidad al calor
  • Nuestra temperatura corporal idónea es de 35’5-37ºC
  • El calor nos produce fatiga y somnolencia 

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Mujer bebiendo agua frente a la catedral de Toledo.
Mujer bebiendo agua frente a la catedral de Toledo.

Estos días el calor ha apretado muy fuerte. No todas las personas han sufrido de igual manera los rigores de las altas temperaturas, que ya empiezan a remitir. Unos se han sentido muy agobiados y sofocados y otros lo han tolerado sin dramas. ¿Cuál es el secreto de estos últimos?

Cada persona percibe el calor de modo distinto. La edad, el sexo y los genes son factores que determinan la mayor o menor eficacia a la hora de mantener la temperatura corporal óptima

Para que nuestro cuerpo funcione bien debe mantener sus órganos internos en un rango de temperatura entre los 35’5-37ºC. Para lograrlo, generamos calor con el metabolismo y también aprovechamos el calor ambiental.

Contamos con sensores que recogen información del exterior y del interior de nuestro cuerpo fundamentales para regular la temperatura. "La piel, los vasos sanguíneos y algunas zonas del cerebro son nuestros sensores para determinar si nuestra temperatura es la adecuada. Cada uno de nosotros tenemos estos sensores personalizados según los genes", explica a RTVE.es el endocrinólogo Alejandro Domingo del Hospital Quirón San Camilo (Madrid).

Las hormonas también contribuyen a aumentar o disminuir nuestro calor corporal y su nivel de producción también está determinado en parte por factores genéticos. "Los mecanismos de producción de calor de una célula dependen de algunas hormonas, entre ellas las tiroideas”, explica. “Las personas que producen más hormonas tiroideas pasan más calor”, puntualiza.

Otro factor relevante a la hora de afrontar mejor o peor el calor es el psicológico. Una mala actitud contribuye a que el cerebro interprete que hay exceso de calor. “Es una falsa información que el cerebro tiene en cuenta”, explica el especialista.

Las personas mayores tienen deteriorados los sensores por eso no sienten el calor o la sed con el mismo vigor que los adultos jóvenes. Es importante para ellos beber y refrescarse aunque no sientan especial calor.

Las mujeres en pleno proceso de menopausia tienen reajustes hormonales que hasta que no se estabilicen provocarán fluctuaciones en su percepción del calor y descontrol en los mecanismos para disminuir la temperatura, que desembocan en los clásicos sofocos.

Fatiga y somnolencia

El calor hace que el impulso nervioso se propague más lentamente, por eso nos sentimos cansados y fatigados. “Se ha demostrado que el calor de más de 30 grados es una de las principales causas de somnolencia al volante, y por lo tanto de accidentes de tráfico”, comenta el Dr. Carlos Tejero de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

El calor también puede producir dolor de cabeza. “Sobre todo entre aquellas personas propensas a desarrollarlas, como las migrañosas”, asegura el Dr. David Ezpeleta de la SEN. Entre los desencadenantes figuran los cambios de temperatura generados por el aire acondicionado, la ingesta de alimentos especialmente fríos como los helados y dormir poco.

Sudor y sangre

El hipotálamo es la zona de nuestro cerebro que nos avisa -tras interpretar los datos captados a través de los sensores antes mencionados- de que hace demasiado calor y debemos poner en marcha mecanismos para refrescarnos.

“Cuando este detecta un aumento de temperatura, produce una redistribución del flujo sanguíneo: constriñe los vasos sanguíneos de los órganos internos y dilata los de las extremidades”, explican desde la sociedad. Así pasa más sangre por las zonas expuestas al exterior y disipa parte de su calor. Otro mecanismo que se pone en marcha es la sudoración. “La evaporación del sudor produzca intercambio de energía con el ambiente y con ello pérdida de ese calor sobrante”, apostillan.

Consejos saludables para los días de calor 

1. Beber líquidos de forma continuada a lo largo del día, sobre todo si vamos a la playa o vamos a realizar una actividad física mayor de la habitual. Evitar el consumo de alcohol.

2. Comer alimentos ricos en agua como las verduras, pescados y las frutas. Evitar las comidas copiosas.

3. Evitar permanecer al aire libre en las horas de mayor calor, entre las 13 y las 17 horas.

4. Si estamos al aire libre usar gorras, sombrillas y cremas de protección solar.

5. En la playa usar siempre sombrilla.

6. Tener nuestras casas bien ventiladas y si disponemos de aire acondicionado, mantenerlo entre 22-24ºC.

7. Dormir la siesta para compensar la fatiga.