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¿Cuándo se inventó la transfusión de sangre?

  • La primera transfusión fue a un Papa en el siglo XV
  • Una inmensa cantidad de pacientes moría por incompatibilidad
  • En el siglo XIX se descubrieron los grupos sanguíneos

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Ilustración de una transfusión de sangre con una oveja.
Ilustración de una transfusión de sangre con una oveja.

Las transfusiones de sangre salvan vidas. Bien asumido lo tenemos la mayoría de nosotros en estos tiempos modernos. En el reciente

accidente de tren de Santiago

los hospitales requirieron suministros adicionales de sangre para transfundir desbordados por el inesperado número de heridos. Tal fue la respuesta ciudadana que ofrecía su ayuda en forma de sangre que llegaron a colapsar los hospitales.

Cada 3 segundos alguien necesita sangre, según Cruz Roja. Por eso las donaciones son muy necesarias y bien recibidas. Para donar basta con ser mayor de 18 años, pesar más de 50 kilos, sentirse bien y no padecer ninguna enfermedad crónica.

En los países de ingresos altos, las transfusiones se utilizan sobre todo en cirugías complejas, como las operaciones a corazón abierto o la traumatología, y como apoyo de diversos tratamientos médicos. En los países de ingresos bajos y medios la mayoría de las transfusiones se llevan a cabo cuando hay complicaciones relacionadas con el embarazo, el paludismo infantil con anemia grave o la traumatología, explica la OMS.

La primera transfusión de sangre se hizo en 1492 al Papa Inocencio VIII. Para tratar un ictus, su médico personal le transfundió la sangre de cuatro adolescentes mediante métodos muy rudimentarios y sin conocimientos anatómicos. Las consecuencias fueron nefastas: murió y los donantes también. No fue hasta un siglo y medio más tarde, en 1628, cuando el médico inglés William Harvey describió por primera vez el sistema circulatorio.

Gracias a ello comenzaron los experimentos con animales y en 1667 se realizó la primera transfusión con conocimiento de causa a un hombre. Fue el matemático francés Jean Baptiste Denis, médico del rey Luis XIV de Francia, que inyectó sangre de oveja a un adolescente conflictivo y agresivo. Le inyectaron “sangre suave y loable de animal, menos contaminada de vicios y pasiones”, explicaba.

El paciente sobrevivió. Esta primera transfusión fue un éxito, pero por puro azar. Muchas de las siguientes transfusiones fueron un desastre. Una gran cantidad de pacientes murieron y la técnica dejó de usarse.

Los grupos sanguíneos

El impulso definitivo para la aceptación de las transfusiones llegó con el descubrimiento de los grupos sanguíneos. En 1901 el médico austríaco Karl Landsteiner sugirió que había distintos tipos de sangre y que mezclarlas provocaba el estado de shock, ictericia y la presencia de hemoglobina en la orina que seguía a algunas transfusiones.

La comunidad científica no prestó mucha atención a su afirmación hasta que en 1909 presentó las conclusiones de su investigación. Lansteiner clasificó la sangre humana en cuatro grupos bien diferenciados: 0, A, B y AB.

Los glóbulos rojos de la sangre tienen en su superficie unas proteínas llamadas antígenos. Estas moléculas varían de una persona a otra. Así, un glóbulo rojo puede tener proteína A, proteína B, tener ambas o no tener ninguna. En el plasma sanguíneo estarán nadando los anticuerpos, que sirven para proteger al organismo de agentes externos no deseados. En este caso, los agentes no deseados serán para el grupo A los glóbulos rojos que tengan proteína B, para el B los que tengan A.

Para el AB, ninguna de las dos proteínas supondrá una amenaza porque posee las dos en su estructura. Es el llamado ‘receptor universal’ porque puede recibir la sangre de todos los grupos. Sin embargo, solo puede donar a los de su grupo.En cambio, para el grupo 0, cuyos glóbulos rojos no tienen ninguna proteína todo supone una amenaza, excepto otra sangre igual que la suya. Es el llamado ‘donante universal’ porque esta sangre es bien recibida por personas tanto con el grupo A, como el B y el AB.

Más adelante, en 1940 Landsteiner descubrió el factor Rh, otro aglutinógeno de la sangre. Tomó el nombre Rh del primate con el que trabajó para su descubrimiento, el macaco rhesus. El 85% de los humanos tienen factor Rh. Por eso, los individuos Rh positivo no pueden donar sangre a los Rh negativo, es decir, a los que no tienen factor Rh en su sangre. Ellos, en cambio, pueden recibir sangre Rh positivo y negativo.

Transfusión de sangre en cifras

- Cada día en España se llevan a cabo más de 6000 donaciones de sangre

- Cada año en el mundo se recogen 107 millones de unidades de sangre

- 1 de cada 10 personas admitidas en un hospital necesita sangre

- 1 de cada 2 españoles necesitará sangre alguna vez en su vida

- Solo el 5% de los posibles donantes da sangre al año

- Todo el proceso de donación, incluido el reposo, no dura más de 30 minutos

- 450 ml de sangre puede salvar hasta 3 vidas ya que al llegar al centro de transfusión es dividida en 3 componentes: hematíes (glóbulos rojos), plasma y plaquetas que se transfundirán a cada enfermo en función de sus necesidades