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El exdirector general de Caixa Catalunya defiende su gestión al frente de la entidad

  • Josep Maria Loza dirigió la caja desde finales de 1998 hasta principios de 2008
  • Elude cualquier tipo de responsabilidad en su quiebra y nacionalización
  • Loza se embolsó más de 10 millones de euros como indemnización

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El exdirector general de Caixa Catalunya Josep Maria Loza, en su comparecencia en la comisión de investigación de la banca
El exdirector general de Caixa Catalunya Josep Maria Loza, en su comparecencia en la comisión de investigación de la banca.

El exdirector general Josep Maria Loza ha defendido su gestión al frente de esta antigua caja de ahorros y ha eludido asumir cualquier tipo de responsabilidad en la crisis que llevó a la quiebra y nacionalización de la entidad.

Durante su comparecencia en la comisión del Parlamento catalán de investigación de la banca, Loza, que dirigió Caixa Catalunya desde finales de 1998 hasta principios de 2008, ha asegurado que su actuación siempre estuvo supervisada y que contó con el conocimiento y beneplácito del consejo de la caja y de su presidente.

La comparecencia de Loza era una de las más esperadas en esta comisión, después de que en sesiones anteriores los expresidentes de CatalunyaCaixa Adolf Todó y Narcís Serra le responsabilizaran de buena parte de la situación actual de la entidad.

Loza, sin embargo, no ha querido entrar "en discusiones personales con nadie" y ha remarcado que el director general "no era el amo de la entidad", sino un cargo que ejecutaba las decisiones que previamente habían autorizado el consejo y el presidente.

Ha recordado, además, que la caja estaba sometida a la supervisión "amplia y continuada" del Banco de España y de la consejería de Economía y que tenía también órganos de supervisión interna.

Sobre su polémica indemnización tras dejar la dirección general, Josep Maria Loza ha precisado que se limitó a ejecutar el contrato de alta dirección que tenía firmado, aunque pidió que le anticiparan la parte correspondiente a la póliza de directivos que debía cobrar a la jubilación. En total se embolsó más de 10 millones de euros.

A preguntas de uno de los diputados, Loza ha admitido que se plantea como "una posibilidad" devolver parte de la millonaria indemnización que recibió tras dimitir.

El expresidente dice que su cargo tenía un mero perfil supervisor

Por su parte, Antoni Serra Ramoneda, presidente de Caixa Catalunya entre los años 1984 y 2005, ha recordado que la función ejecutiva de esta antigua caja de ahorros la ostentaba el director general, mientras que su cargo, no remunerado, tenía un mero perfil supervisor.

Ha reconocido, no obstante, que bajo su presidencia se cometieron algunas "equivocaciones", como por ejemplo dirigir en exceso el negocio al sector inmobiliario. "Tendría que haber sido más vehemente en reducir la inversión inmobiliaria", ha señalado.

La caja llevaba una dinámica que hizo que en lugar de levantar el pie del acelerador, éste continuara apretado

En las dos décadas de presidencia de Ramoneda, Caixa Catalunya llevó a cabo su política de expansión de oficinas por toda España, aunque el economista ha subrayado que este proceso de crecimiento continuó en el período 2004-2008 y de forma mucho más intensa, aumentando de forma sustancial el número de sucursales, créditos y personal.

"La caja llevaba una dinámica que hizo que en lugar de levantar el pie del acelerador, éste continuara apretado, lo que condujo a que en 2008 aparecieran problemas", ha explicado.

Durante su intervención, el expresidente de Caixa Catalunya ha criticado también duramente el proceso de fusiones que comportó el fin del sistema de cajas catalán y se ha mostrado convencido de que algunas de estas entidades hubieran podido sobrevivir con ayudas puntuales.

La viabilidad de CatalunyaCaixa pasa por "venderla al mejor postor"

El primero en comparecer ha sido el expresidente de CatalunyaCaixa Fernando Casado, quien dimitió tan sólo tres meses después de su nombramiento al comprobar que "todo el peso" de la gestión recaía en el entonces director general, Adolf Todó, y que no podría llevar a cabo un cambio de gobernanza que otorgara más poder al consejo.

"Quería que el gobierno pasara por el consejo de administración y su presidente, porque entonces había una cultura en la que giraba todo alrededor de las decisiones del director general. Esa era mi aportación, que hubiera un equilibrio de poder", ha afirmado Casado.

Sin embargo, el entonces presidente de CatalunyaCaixa se encontró con la oposición de Adolf Todó y con que las "prioridades" de la entidad, ya entonces supervisada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), eran otras, más centradas en cuestiones económicas que en la reforma de su modelo de gestión.

Sobre la situación actual de CatalunyaCaixa, entidad que ahora está en manos del FROB y que ha recibido más de 12.000 millones de euros en ayudas públicas, Fernando Casado ha sido contundente y ha asegurado que su viabilidad pasa por "venderla al mejor postor".