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Accidente de tren en Santiago

Familias rotas y vidas destrozadas tras el accidente de tren que tiñe de luto Santiago

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Muchos de los supervivientes, familias y solidarios narran lo que han vivido en el accidente de tren de Santiago

A Francisco Javier todos le llamaban 'Curro' en Segovia. Tenía 27 años y amaba a los animales, por lo que decidió hacerse veterinario. Unos amigos le invitaron a pasar unos días en Santiago de Compostela pero nunca llegó.

Tampoco llegó a su destino Manuel, de 57 años. Viajaba habitualmente a Madrid por trabajo y siempre lo hacía en coche pero,  por primera vez, decidió ir en tren,  y le dijo a su mujer: "Ya no cojo más el coche, en tren voy muy cómodo y duermo tranquilo". Tomó el tren de regreso a Santiago este fatídico miércoles.

Como ellos, 78 personas no llegaron. Viajaban en el tren que cubría la línea Madrid-Ferrol y que a su paso por Santiago de Compostela hizo descarrilar la vida de todos ellos.  Son trágicos protagonistas del primer accidente mortal en una vía de alta velocidad en España, que ha dejado también más de 140 heridos.

El matrimonio formado por José Ramón y Alicia compartía asiento en el tren mortal. La casualidad, la suerte o el destino hizo que ella se levantara al baño un minuto antes del accidente. Alicia no tiene un solo rasguño en el cuerpo pero por dentro está destrozada. José Ramón, vigilante de seguridad de 34 años, perdió la vida en el siniestro.  Su mujer no sabe como contárselo a sus tres hijos, según ha relatado a RTVE.es su primo hermano, que ha tenido que reconocer el cadáver.

Una familia rota en mil pedazos, como el tren. También la de Sara, de 15 años, que volvía feliz de unas vacaciones con su madre y su hermano en Madrid. Su padre esperaba a los tres en la estación de Ferrol.  Solo se ha salvado la joven, que está "conmocionada", cuenta a RTVE.es una amiga de la familia.

El dolor irreparable instalado en el tanatorio

Son todas ellas historias de parejas partidas por la mitad, familias rotas,  sueños quebrados y vidas que ya no volverán a ser iguales.

Los familiares y amigos han esperado durante este jueves a que llegaran sus cuerpos al tanatorio improvisado instalado en pabellón multiusos Fontes do Sar.

Las palabras se han repetido a las puertas de la morgue: rabia, dolor, incredulidad, tragedia, horror. Eso, los que podían hablar. La mayoría era incapaz de articular palabra. "Estas cosas uno las ve en la televisión y no se las cree", ha señalado a RTVE.es el tío de una las víctimas mortales.

Su sobrino, el joven veterinario de 27 años, tenía toda la vida por delante.  "Su madre no reacciona, no habla", ha lamentado, tras relatar cómo prácticamente no han podido reconocer el cuerpo debido al estado en el que se encontraba tras el brutal golpe en el accidente.

Dentro del tanatorio,  silencio y dolor contenido, sin creer aún nada de lo ocurrido, han contado a RTVE.es algunos de los que han tenido que vivir este trágico momento, sin la presencia de las cámaras y la prensa, que no podía acceder al interior del recinto.

El silencio de este tanatorio contrasta con el movimiento incesante muy cerca de allí, en el Centro de Atención a las Víctimas instalado en CERSIA.  Los familiares han esperado durante todo el día a que les informaran del estado de los suyos. Los que desde allí han ido a los hospitales lo hacían angustiados pero aliviados. Otros, con menos suerte, han ido a reconocer los cadáveres.

A última hora de este jueves todavía decenas de personas esperaban que alguien dijera: "Familiares de ..." El funcionamiento de este centro es similar al de una sala de espera de urgencias de un hospital pero en este caso muchos de los mensajes llevan a lo peor.

"La espera solo añade angustia y ansiedad"

Psicólogos, médicos, trabajadores sociales y sacerdotes han tratado sin descaso de aliviar la angustia y la ansiedad. "La espera solo añade ansiedad y en la mayoría de los casos ya saben que su familiar ha muerto", ha explicado a RTVE.es  la directora nacional de Salud de Cruz Roja, Carmen Martín.

Ha habido mareos, lipotimias y ataques de ansiedad en un día que se ha hecho largo, muy largo.  Aún hay más de una decena de cuerpos sin identificar y los familiares esperan con el cansancio marcado ya en los ojos.

Manuel busca a su sobrina. No sabe si está entre esos cadáveres aún sin nombre. "No puedo más. Necesito saber algo", ha contado a RTVE.es en la puerta de este centro donde a pesar del calor muchos tapaban con mantas su escalofrío.

"Saber que tu padre, madre, hijo, hermano está muerto y solo esperar a que te avisen para ir a reconocerlo es muy duro. Nadie está preparada para eso", ha asegurado una amiga de otro fallecido.

Las malas o buenas noticias se dan en el salón de actos. Por el resto del recinto deambulan y se miran unos a otros los que quieren saber más o, por lo menos, algo. Además de atención psicológica, se ayuda a los afectados a buscar alojamiento en Santiago de Compostela.

"Venía a hacer el camino y el apóstol Santiago me ha salvado"

En los hospitales, a pesar de la gravedad de 33 de los heridos, el ambiente, comparándolo con los otros dos focos de la tragedia ha sido casi animado.

Lola ha salido por la tarde del Hospital Clínico con un brazo en cabestrillo y dolor de espalda pero con una gran sonrisa en la cara. "Ha sido milagroso. Iba con tres amigas a hacer el Camino de Santiago y al descarrilar me he agarrado a mi concha de peregrina. El apóstol Santiago me ha salvado", ha afirmado a RTVE.es.

Se le borra la sonrisa al contar la angustia vivida en el momento del accidente cuando tuvo que ayudar a su amiga a salir de debajo de un asiento, mientras se aproximaba el fuego a su vagón.

Elena viajaba en el tren con amigas. Charlaban sobre la boda a la que iban de invitadas cuando ocurrió el accidente. Todas se han salvado. "He vuelto a nacer pero siento una gran impotencia porque vi el horror alrededor y no pude hacer nada".

Un día de Santiago truncado por el accidente

Desde hace días Santiago se engalana para celebrar la festividad de su patrón, el Apóstol Santiago. Es el día grande pero todos los actos festivos han quedado suspendidos.

En las calles, en los bares, no se habla de otra cosa y no se despega la mirada de la televisión, que muestra el horror vivido a muy pocos kilómetros de sus casas.

"Esto es muy duro cualquier día, pero hoy es nuestro día.  ¿Por qué hoy? Es algo macabro", ha señalado a RTVE.es un taxista.

"¿Quién nos iba a decir que en este día de fiesta iban a venir los Reyes, el presidente Rajoy, Rubalcaba. Miro la tele y me creo que no es aquí donde está pasando", asegura, incrédula, una gallega.

Este jueves todos los gallegos, todos en general, hubiesen querido que la 'quemá' de la Catedral de Santiago con los fuegos artificiales de la Plaza de Obradoiro fuese la noticia.