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Muñoz Molina, el puente literario entre la posguerra y la democracia

  • Su obra no ha dejado de ganar premios desde los años 80
  • Afirma que literatura e ideología “son incompatibles”
  • El jinete polaco, El invierno en Lisboa o La noche de los tiempos son clásicos contemporáneos

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Antonio Muñoz Molina, el puente literario entre la posguerra y la democracia

Combinando la intriga, la posguerra y la España democrática, Antonio Muñoz Molina es ya un clásico viviente de la literatura en español. El universo histórico conforma buena parte de los decorados de sus novelas que exploran la relación entre el pasado y el presente. Sus ensayos, libros semiautobiográficos, crónicas viajeras y vitales, redondean su obra. Títulos como Beltenebros, El jinete polaco, El invierno en Lisboa o la reciente La noche de los tiempos, figuran en la antología contemporánea.

Académico de la Lengua (ocupa le “u” minúscula) y exdirector del Instituto Cervantes en Nueva York, Muñoz Molina nació en una familia campesina de Úbeda, Jaén en 1956. Su obra, recorrida por su claridad de estilo y ambiciosas estructuras, funde las influencias de Julio Cortázar o Jorge Luis Borges con Faulkner o Flaubert, y no ha dejado ser reconocida desde mediados de los 80 hasta coronarse ahora con el Príncipe de Asturias de las Letras.

Militancia antifranquista y articulista

Vivió una primera época de militancia antifranquista que, sin embargo, extirpó pronto de su obra para desligar la ideología de la literatura. Abandonó los estudios de periodismo en Madrid para licenciarse en Historia del Arte por la Universidad de Granada. Reconcido admirador de Rulfo, García Márquez y otros integrantes del boom latinoamericano, sus eclécticas influencias tambian abarcan la novela francesa e inglesas decimonónica, y las innovaciones estrucuturales del estadounidense William Faulkner. El cine, el jazz y la precisión del buen lenguaje periodístico son las otros influjos apreciables en sus prosa.

Su carrera comienza como articulista (recogidos en las recopilaciones El Robinsón urbano y Diario de Nautilus) hasta que el poeta catalán Pere Gimferrer le anima a crear su primera novela, Beatus Ille, por la que obtuvo en 1986 el Premio Icaro de Literatura de Diario 16.

Reconocimiento e ingreso en la Academia

Después aparecieron El invierno en Lisboa (1987), con la que al año siguiente recibió los Premios Nacional de Narrativa y la Crítica; el volumen de relatos Las otras vidas (1989); y Beltenebros (1989).

Su producción literaria de los años 90 abarca Córdoba de los omeyas (1991), a medio camino de la literatura y la guía de viajes; El jinete polaco (Premios Planeta y Nacional de Narrativa en 1991 y 1992, respectivamente); el relato que empezó  publicando el periódico El País por entregas Los misterios de Madrid (1992); Sostener la mirada (1993), sobre imágenes de Las Alpujarras granadinas, fruto de sus colaboraciones con el fotógrafo Ricardo Martín; l dueño del secreto (1994); su obra con toques autobiográficos Ardor guerrero (1995); y las recopilaciones de artículos Las apariencias (1995) y La Huerta del edén (1996), ésta de tema andaluz. También Plenilunio (1997), que obtuvo en 1998 los Premios Fémina a la mejor novela extranjera y de los lectores de Crisol.

En 1996 ingresa en la Real Académico de la Lengua para ocupar la vacante de su admirado Max Aub, al que dedicó su discurso. Cinéfino empedernido, sus novelas han conocido distintas adaptaciones. La jazzística El invierno en Lisboa fue filamda por José A. Zorrilla en 1991 con un reparto internacional en el que aparecía el mismísimo Dizzy Gillespie. Pilar Miró dirigió en mimso año la oscura Beltenebros,  con Terence Stamp, José Luis Gómez y la cantante 

 Patsy Kensit en el reparto. En 2000, Imanol Uribe llevo a las pantallas Plenilunio,  la historia de un asesino que encarnaba Juan Diego Botto. 

Residente en Nueva York

Entre 2004 y 2006 dirigió el Instituto Cervantes en Nueva York, ciudad que le  inspiró sus Ventanas de Manhattan (2004), con trasfondo de los atentados  islamistas del 11-S y que le valió el I Premio Quijote de Literatura en 2005. Hijo predilecto de Úbeda (1996), fue distinguido en 2002 con los Premios de  Periodismo González-Ruano y Mariano de Cavia por sus artículos Los  herederos (El País Semanal) y Lecciones de septiembre (suplemento cultural ABC), respectivamente, a lo que se añaden el Premio Protagonistas de la emisora  Onda Cero en el apartado de Literatura (2003), el Premio Gregorio Ordóñez'04 de  la homónima Fundación por su "apoyo a las víctimas" del terrorismo, el doctorado "honoris causa" de la Universidad de Jaén (2007), Premio Luis de Góngora y Argote de la Junta andaluza (2011, que el escritor donó los 30.000 euros al Club de  Lectura de Úbeda) y el Premio Mediterráneo 2012 a la mejor novela extranjera por La noche de los tiempos.

Recientemente ha publicado recientemente el ensayo Todo lo que era sólidouna reflexión sobre la crisis actual. Está casado en segundas nupcias con la también escritora y articulista Elvira Lindo.