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El japonés Miike modera su cine sangriento y presenta en Cannes un "thriller" muy comercial

  • Shield of straw, carne de "remake" para Hollywood, participa en la competición
  • El japonés, director de 13 asesinos, dice que hace las películas que quiere hacer
  • Un châteu en Italie, de Valeria Bruni Tedeschi, la otra cinta a concurso
  • Guillaume Canet se estrena en inglés con Blood Ties, junto a Marion Cotillard

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Turno para el cine francés en Cannes

El japonés Takashi Miike es conocido por sus filmes sangrientos, de horror y tremendamente modernos, pero su cine se ha moderado sensiblemente en Shield of straw,  un 'thriller' muy comercial, carne de "remake" para Hollywood, con el que participa en la competición de Cannes.

Entretenido, bien rodado, con escenas espectaculares y un fondo de lucha entre el dinero fácil y el concepto de obligación, muy arraigado en la sociedad japonesa, Miike ha tratado de hacer una historia simple que mostrara "todas las facetas del ser humano".

"Es una historia de policías y criminales, que al fin y al cabo son seres humanos, con su vida privada y sus familias, eso es lo que quería contar, de una manera simple", ha expllicado Miike en rueda de prensa tras la primera proyección de prensa, que dejó algunos silbidos en contra del filme.

Una historia sobre seres humanos que forman parte de un mundo jerarquizado, en el que hay amor, odio, obligación, justicia, corrupción, amistad, todos los elementos propios de las relaciones humanas.

En Shield of straw (El escudo de paja), una niña de siete años es asesinada de forma muy violenta y su abuelo ofrece una recompensa de 1.000 millones de yenes (unos 9,7 millones de dólares o 7,5 millones de euros) a quien mate al asesino, ya identificado y que se entrega a la policía.

Takao Osawa y Nanako Matsushima interpretan a la pareja de policías que dirigirán la operación de traslado del detenido desde Fukuoka a Japón para ser juzgado, un recorrido de casi 1.100 kilómetros en el que se suceden escenas vertiginosas en las que todo tipo de personas intentan matar al criminal.

Estilo más clásico

La tensión está presente desde el primer al último minuto de la narración, que Miike lleva con ritmo y con un estilo mucho más clásico del que habitualmente ofrecen sus películas, como Gozu o Thirteen assassins.

"Este filme es una adaptación de una novela y no necesitaba para nada buscar mi originalidad,  le iba mejor un estilo clásico. En realidad nunca busco poner mi impronta en las películas que realizo. Intento tratar los temas de manera muy simple", ha explicado Miike.

Y no cree que ahora se haya vuelto más clásico en su forma de rodar, de manera general. "Yo no he cambiado, pero lo que me rodea sí y mi cine también. He hecho bastantes películas y en este momento sé dónde me sitúa el cine, pero no sé hacia dónde voy a evolucionar".

"Hago las películas que quiero hacer, no pienso en un público concreto", ha agegado el director, que por ello se mostró muy sorprendido cuando su filme fue elegido para la competición oficial de Cannes. Incluso preguntó a los responsables de la selección el porqué de la elección. "Dijeron que era simplemente porque les había gustado la película", ha señalado divertido.

En su opinión, la película refleja muy bien algo que les ocurre a todos los seres humanos y es el tratar de "encontrar un buen equilibrio para poder vivir" entre la justicia, la maldad, sus actos y los de los demás.

Guillaume Canet se estrena en inglés fuera de competición

Por otra parte, el actor y director francés Guillaume Canet se ha estrenado al frente de un largometraje en inglés con Blood Ties, película en la que cuenta con Marion Cotillard, Clive Owen y Zoe Saldana, y que ha presentado en Cannes fuera de competición.

Canet, que ganó el Premio César en 2007 con su segunda película como realizador, Ne le dis à personne, apuesta por una historia que pone a prueba la relación entre dos hermanos situados cada uno en un lado opuesto de la ley.

El cineasta lleva la película de Jacques Maillot Les Liens du sang, en la que participó en 2008 como actor, al Nueva York de los años setenta, y a través de las casi dos horas y media de metraje evidencia el peso que tienen en los personajes los vínculos de sangre.

"Me interesaba esa dualidad, la confrontación frente a una relación familiar inevitable, porque un hermano sigue siendo un hermano", ha explicado en rueda de prensa Canet, que ha vuelto a contar en el reparto con la oscarizada Marion Cotillard, su pareja en la vida real.

"Me cuesta trabajar con presión y no me siento preparado para una gran infraestructura, al menos para mi primer filme en inglés, y me dije que volvería con una película que pudiera controlar más", ha añadido el realizador.

En este proyecto ha conseguido embarcar a Owen y a Billy Crudrup en el rol de los hermanos antagonistas, y a James Caan y Mila Kunis también como parte de un elenco en el que confesó haber encontrado la cercanía que necesitaba para tener confianza en sí mismo.

"Es nuestra segunda colaboración. Ya me había encantado trabajar con él, y he encontrado la misma energía, la misma fascinación al verle dirigir. Tiene una gran facilidad porque sabe lo que es y muestra mucho respeto y comprensión", ha comentado Cotillard.