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Serbia y Kosovo siguen sin cerrar un acuerdo para normalizar sus relaciones

  • La Unión Europea les da de plazo hasta el lunes para lograr un pacto
  • "Las diferencias son estrechas y poco profundas", asegura Catherine Ashton

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CATHERINE ASHTON VISITA MACEDONIA
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton

La Unión Europea ha dado un último plazo a Serbia y Kosovo para que cierren un acuerdo de normalización de sus relaciones antes del lunes si quieren avanzar en su camino hacia una futura adhesión al bloque.

La novena, y a priori última, ronda de negociaciones entre Belgrado y Pristina se ha cerrado en Bruselas sin un acuerdo, pero con unas diferencias "estrechas y muy poco profundas", según ha asegurado la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que ejerce de mediadora.

Tras horas de negociación, las delegaciones encabezadas por el primer ministro serbio, Ivica Dacic, y su homólogo kosovar, Hashim Thaçi, fueron incapaces de lograr un compromiso por el que Pristina daría autonomía a la mayoría serbia del norte de Kosovo. En contrapartida, el acuerdo supondría que Belgrado aceptaría finalmente la autoridad del Gobierno kosovar en esa zona que aún se mantiene bajo su influencia.

Para la UE, el acuerdo es clave para la normalización de las relaciones entre los dos países, un concepto al que ha condicionado todo progreso en las aspiraciones de los dos Estados de ingresar algún día en el club comunitario.

Serbia está actualmente a la espera de que la UE decida abrir negociaciones para su adhesión, mientras que Kosovo está pendiente de la posibilidad de comenzar a discutir un acuerdo de estabilización y asociación, lo que se considera un paso previo al posible inicio de un diálogo para la adhesión.

El lunes, último día para alcanzar un acuerdo

Ashton, según ha confirmado,  presentará el próximo lunes un informe a los Gobiernos europeos, para que en base a él decidan los pasos a dar en ambos casos. La diplomática británica ha confiado en que en ese plazo Serbia y Kosovo sean capaces de cerrar finalmente el acuerdo.

"Mientras nos preparamos para el Consejo de Asuntos Generales del lunes donde presentaré mi informe, tenemos algunas horas", ha señalado la alta representante de la UE, que ha llamado a las dos partes a utilizar ese plazo para "reflexionar sobre si pueden dar los últimos pasos necesarios para finalizar este acuerdo".

Tras la anterior ronda de negociación, que a priori estaba llamada a ser la última, las dos partes han regresado ya a sus países para estudiar el acuerdo propuesto entonces, que finalmente fue rechazado por Belgrado.

El Ejecutivo serbio ha asegurado que la propuesta resultaba inaceptable, principalmente porque no daba competencias a la comunidad serbia de Kosovo en materia de Policía y Justicia, y ha pedido una nueva reunión.

En esta ocasión, resulta menos probable que Bruselas vuelva a dar un nuevo plazo, pues ya tuvo que retrasar esta semana la aprobación de los informes sobre Serbia y Kosovo, prevista para el martes.

El acuerdo se resiste

Ashton ha presidido desde octubre de 2012 encuentros regulares entre Dacic y Thaci para que resolviesen sus principales puntos de discordia y los Veintisiete quieren ver ya un resultado final.

Aunque Serbia y Kosovo han logrado cerrar en el proceso asuntos importantes como una gestión común de los pasos fronterizos o la participación de Kosovo en foros regionales, el acuerdo sobre el estatus del norte kosovar sigue resistiéndose.

De lograrse finalmente, el acuerdo supondría un paso histórico en las relaciones entre las dos partes desde que en 2008 Kosovo proclamase unilateralmente su independencia.

El movimiento nunca ha sido reconocido por Belgrado, como tampoco lo han hecho potencias como China y Brasil y hasta cinco países de la Unión Europea, entre ellos España.

El pacto ofrecería a los dos países, especialmente a Serbia, una clara perspectiva de progreso hacia la Unión Europea, una vía que ambos países ven fundamental desde el punto de vista político y económico.

Además, debería calmar la situación en el norte de Kosovo, poblado en su mayoría por serbios que no reconocen la autoridad de Pristina, y en los últimos años ha sido en numerosas ocasiones escenario de enfrentamientos violentos entre ellos y grupos de albanokosovares.